domingo, 23 de octubre de 2011

Abel Gance - La Roue (1923)


"Hay un antes y un después de LA ROUE, de igual modo que en pintura hay un antes y un después de Picasso." Jean Cocteau

La película se abre con un espectacular choque de trenes montado a partir de cortes muy rápidos, tan revolucionario en su tiempo como la llegada del tren a la estación filmada por Lumière en 1895. El ferroviario Sisif salva a Norma del choque y la educa como si fuera hija suya. Pero tanto él como su hijo Elie se enamoran de ella. Entonces Sisif decide casarla con un hombre rico, pero ella está enamorada de Elie. Son claras las referencias a la tragedia griega (Sisif es Sísifo y acabará ciego a causa del deseo incestuoso). La metáfora central de la película es la rueda: la rueda del destino, la rueda del deseo y la rueda de la misma película... 

Gance fue el hijo ilegí­timo de Abel Flamant, un acaudalado médico judí­o y la obrera Franí§oise Pí¨rethon. Fue criado por sus abuelos maternos en el pueblo de Commentry hasta que, cuando tení­a ocho años, su madre contrajo matrimonio con el chofer Adolphe Gance, y Abel se trasladó a Parí­s a vivir con ellos. Aunque tomó el apellido de su padrastro, siguió recibiendo ayuda económica de su padre, lo que le permitió recibir una excelente educación.
En 1909 comenzó a trabajar como actor y guionista cinematográfico. Dos años después, en 1911, fundó, con la ayuda de algunos amigos, su propia compañí­a, y dirigió su primera pelí­cula, La digue, un drama costumbrista. Su segunda pelí­cula, Le Ní¨gre blanc (1912), aborda el tema de los prejuicios raciales, desarrollando la historia de un niño negro maltratado por los blancos. Una incipiente carrera como autor teatral fue interrumpida por el estallido de la I Guerra Mundial, durante la cual Gance volvió a dedicarse al cine, con pelí­culas como el cortometraje La folie du docteur Tube, una extrañí­sima comedia sobre un cientí­fico loco que inventa unos polvos que transforman la apariencia de las personas. Para rodarla, Gance recurrió al uso de espejos distorsionantes. En sus pelí­culas de los años siguientes introdujo las técnicas de montaje empleadas ya en Estados Unidos por David Wark Griffith, el uso de primeros planos y otros procedimientos innovadores para la época.
A partir de 1917, el interés de Gance se centra en los dramas sociales, con pelí­culas como Le droit í la vie y Mater Dolorosa, las dos de 1917. Su obra más interesante en esta etapa es La Dixií¨me symphonie (1918), en que un compositor sublima sus padecimientos personales en una trascendental obra de arte. Tras el final de la guerra, Gance estrenó ¡Yo acuso! (1919), un durí­simo alegato contra la carnicerí­a organizada que supuso la I Guerra Mundial. El filme tuvo un gran éxito, tanto en Francia como en el extranjero. Gance viajó a Estados Unidos para exhibir la pelí­cula ante un público entre el que se encontraba el propio Griffith y las hermanas Lillian y Dorothy Gish.
La siguiente obra de Gance, La rueda, fue rodada entre 1919 y 1920, pero no se estrenó hasta 1923. Se trata de una producción monumental, de 32 bobinas, que tuvo que ser estrenada en tres sesiones sucesivas, y que desarrolla la melodramática historia de un maquinista enamorado de su hija adoptiva. El interés del filme radica sobre todo en el tratamiento poético que le imprime su director, desarrollando metáforas como la de la vida como una interminable rueda. La rueda fue una pelí­cula muy admirada por grandes cineastas, como Jean Cocteau y Akira Kurosawa. (Claqueta)
En Caux (Suiza), donde Abel Gance ha acudido con su compañera Ida Danis para que la joven se recupere de la grave gripe que padece, la visión del ferrocarril inspira al realizador el que ha de ser su nuevo film. Pero poco después, Gance cambia de idea y se plantea realizar Ecce Homo, un film humanitario. Finalmente, la presión del propio Charles Pathé hace que vuelva al primerproyecto, Raíl, cuyo coste se estima en 400.000 francos.
Con un nuevo título, La Rose du Rail, se inicia un rodaje que va a estar lleno de dificultades. Sobre la marcha, se considera conveniente construir decorados en la estación de Niza, para filmar lo que, en un principio, se había proyectado realizar en escenarios naturales. Se verán obligados a utilizar grupos electrógenos propios ante la oferta insuficiente de la red eléctrica de la localidad; en medio de todo surge una huelga de ferroviarios y para el rodaje de la segunda parte de la historia, el equipo al completo debe desplazarse al Mont-Blanc. Tantos imprevistos hacen necesarios dos años de intenso trabajo antes de ver terminada la película, y su coste final va a elevarse a la astronómica cifra de 2.600.000 francos.
Con una audaz realización, dotada además de una singular riqueza técnica, Gance imprime a las imágenes una intensidad y un ritmo desconocidos hasta entonces. El director nos refiere un melodrama moderno, con tal fuerza y convicción, que logra impregnar las desatadas pasiones del film con un tono de tragedia clásica y hace que los momentos líricos resulten insuperables.
La Roue, título definitivo de la película, es presentada, dada su larga duración, en tres matinales, los días 14, 21 y 28 de diciembre de 1922 en el Gaumont-Palace. Con una partitura original de Arthur Honegger, el film conseguirá no dejar indiferente a casi nadie y, entre los críticos, las posturas se extreman, tanto a favor como en contra.
Notablemente recortada por la productora, la obra se estrena alpúblico el 17 de febrero de 1923, y su influencia sobre la vanguardia francesa va a ser enorme. Pero para Gance, esta película irá siempre ligada al emocionante recuerdo de su amada Ida, finalmente víctima de su enfermedad. (Luis Enrique Ruiz, tomado de Obras Maestras del Cine Muda)

Edición 2 Discos + extras


FA 4443


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