Las mitologías y los rituales
católicos y cotidianos son el alimento, la razón de ser y el refugio de una
viuda y sus cuatro hijas en las montañas suizas, eternamente nevadas. En ese
mundo en el que la ausencia del padre lo vuelve omnipresente, donde casi no hay
diálogos y todo parece transcurrir sin demasiados sobresaltos, el silencio
anuncia tragedias, que vienen desde afuera de esa coraza endogámica. Sonja Wyss
convierte su primera película en un ensayo sobre la luz y su relación con el
espacio, sobre la tensión entre la belleza del paisaje y la desolación de
corazones solitarios; y donde la tentación explicativa del espectador debe
contenerse para no ver cada detalle –el búho, la cama, el tejido, el fuego–
como un símbolo de otra cosa y no como un universo esculpido entre la voluntad
de cambio y la fatal desaparición como signo de los tiempos.
FA 8075
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