Obra
maestra del DJ y cineasta John Gianvito, parece un suplemento de las visitas
turísticas del matrimonio De Oliveira al final de Cristovao Colombo, o enigma
donde los ancianos lusos – como padres de su patria- buscaban placas con
huellas de los descubridores del continente para trazar una teoría histórica
autista y revolucionaria sobre el origen de Cristobal Colón. Por su parte
Gianvito rastrea y encuentra tumbas, estatuas, monumentos y placas memoriales
en lugares con ecos de matanzas de esclavos y trabajadores en las luchas
sindicales, trazando una intrahistoria de América (basada en el libro A
People’s History of the United States de Howard Zinn) desde el siglo XVIII
hasta Irak. La película es un compendio de espacios naturales en los que los
más abominables villanos americanos se confunden con los ecos del viento (el
verdadero protagonista del film) y las hierbas a su son. Hay planos del bosque
que recuerdan a los remansos exuberantes de vegetación de Straub y Huillet en
Une visite au Louvre, y a los versos de Longfellow y Withman. Imágenes de una
belleza que avasalla en escenarios de tragedia ¿cómo resolver esa contradicción
y esa distancia? ¿Acaso siquiera hay que resolverla? He aquí el nudo gordiano
de cierto cine contemporáneo comprometido con la Historia mediante una
formalización exhaustiva. Lo importante es que Gianvito aglutina, remonumenta y
heroiza a todos los muertos que encuentra. (extraído de GijonFilmFestival.com)
(FILMAFFINITY)
FA
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