martes, 16 de octubre de 2012

Jean-Pierre Melville - L'aîné des Ferchaux (1963)


Un joven honorable / El guardaespaldas
Jean-Paul Belmondo, Charles Vanel, Michèle Mercier, Malvina Silberberg, Stefania Sandrelli, Barbara Sommers, E.F. Medard, Todd Martin, André Certes, Andrex, Jerry Mengo
Un banquero huye a América. Allí contrata a un ex-boxeador, que le hará la veces de chófer y guardaespaldas. Adaptación de la novela de Georges Simenon “El mayor de los Ferchaux”. (FILMAFFINITY)

FA 5117

Barbet Schroeder - La Maitresse (1975)


Int: Gérard Depardieu, Bulle Ogier, Andé Rouyer, Nathalie Kéryan, Roland Bertin, Holger Löwenadler, Tony Taffin

Sinopsis: Olivier, un ladrón novato, entra a robar en un piso de París creyendo que está vacío. Sin embargo, es sorprendido por la propietaria, Ariane, que resulta ser una prostituta especializada en sadomasoquismo, una auténtica dominatrix. Inmediatamente surge una atracción entre ambos y comienzan una relación marcada por los celos de Olivier, que pretende que Ariane cambie de vida. (FILMAFFINITY)
FA 5116

Jerzy Kawalerowicz - Faraón (1966)


El estado egipcio se encuentra en una difícil coyuntura debido a la presión exterior de los asirios y a la pobreza de la mayoría del pueblo. Proclamado faraón, el joven Ramsés XIII decidió solucionar esta situación con las riquezas que albergaba el tesoro del templo, cuyo clero controlaba también, de hecho, el poder. El lógico enfrentamiento con el grupo sacerdotal quecontrolaba este tesoro, conduciría al fracaso e inexorable muerte del faraón, siguiendo el país controlado política y religiosamente por los sacerdotes. (FILMAFFINITY)
1966: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa
1966: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)

Obra cumbre del cine polaco "Faraón" es uno de los más grandes esfuerzos llevados a cabo por la cinematografía europea para dotar al cine histórico de verosimilitud. Gracias a una puesta en escena impecable, a una estudiadísima ambientación, a unos medios amplios (hasta el ejercito ruso participó en el rodaje proporcionando miles de extras) y a un rigor apabullante esta obra es hoy en día uno de los mejores y más complejos ejemplos de cine histórico que pueden verse.

Lejos de la edulcoración o el glamour característico del cine americano,el gran Kawalerowicz, que invirtió tres años en sacar el proyecto adelante, se escuda en la historia de un faraón inexistente para recrear el esplendor egipcio y para desplegar un discurso que apenas ha perdido actualidad, el enfrentamiento entre el poder civil y el religioso, que en la película es objeto de un análisis muy profundo y que hacen que esta obra siga siendo hoy en día tan actual como lo fue en el momento de su estreno. Cosas que suelen pasar con las grandes películas.

Así las intrigas y conspiraciones que se tejen en torno al poder tiene no solo la autenticidad de una recreación totalmente congruente si no la fuerza que le proporciona el talento que las origina y que las convierte en universales. Pese a su largo metraje, y a algunos momentos algo farragosos y excesivamente dilatados, Faraón es toda una lección de cine y de historia, y supone unos de los mejores ejemplos que existen de como debe uno acercarse a la recreación del mundo antiguo sin perder de vista en momento alguno la actualidad. Han pasado 40 años desde su estreno y a día de hoy esta obra sigue siendo de visión casi obligada para todos los amantes de la historia, del cine y de la historia del cine. (kepamk, FilmAffinity)
FA 5115

Arturo Ripstein - La perdición de los hombres (2000)


Dos mujeres compartieron su vida con un hombre. Cuando éste fallece, víctima de una terrible paliza a manos de sus compañeros de equipo de béisbol, estalla el conflicto entre ellas, ya que ambas quieren enterrar al cadáver. Los equívocos y los enredos no hacen sino complicarse a medida que exponen sus particulares puntos de vista sobre el fallecimiento. Aclamada comedia de humor negro que saca el título de un famoso corrido mexicano que "la perdición de los hombres son las malditas mujeres..." (FILMAFFINITY)
2000: San Sebastián: Concha de Oro y Mejor guión

FA 5114

Lewis Milestone - The Strange Love of Martha Ivers (1946)


Tres amigos de la infancia, Martha, Walter y Sam, comparten un terrible secreto. Con el paso del tiempo, la ambiciosa Martha (Stanwyck) y el pusilánime Walter (Douglas) se han casado: ella es una brillante y fría empresaria, y él es el fiscal del distrito; una combinación perfecta para dominar a su antojo la ciudad de Iverstown. Pero el inesperado regreso de Sam (Heflin) a la ciudad, después de muchos años de ausencia, perturba profundamente la vida de la pareja.
 Existen algunas películas que son el resultado casi milagroso de la coincidencia de varios talentos únicos. El caso de El extraño de amor de Martha Ivers (The strange love of Martha Ivers; EE.UU., 1946) es uno de ellos, habida cuenta que concentra la creatividad de dos autores excepcionales, el guionista Robert Rossen (también magnífico director) y el cineasta Lewis Milestone (Moldavia, 1895-California, 1980), que ha legado una valiosísima filmografía de más de una cincuentena de obras para cine y televisión, en su mayor parte poco conocida o directamente inaccesible. Coincide, además, que ninguno de los dos figura con letras de oro en la historiografía cinematográfica; en español, por ejemplo, no se han publicado análisis en profundidad de ninguno de los dos. La última coincidencia reseñable es que ambos entendían el cine como algo más que un mecanismo estético; el componente ideológico de sus películas adquiría la misma relevancia que el armazón narrativo y escenográfico con que estaban compuestas. En el filme que nos ocupa, Milestone director y Rossen guionista nos brindan un conmovedor relato sobre la capacidad que tiene el poder para corromper a las personas hasta lo más profundo de sus almas y, formalmente, nos ofrecen la perspectiva de un cine clásico, sólido y con un interés constante por la exploración de las posibilidades del encuadre y la composición de los planos, y volcado de lleno en la creación de atmósferas turbias —física y moralmente— en las que la fotografía y la música desempeñan funciones esenciales.
La lluvia, elemento contextual protagonista de varios filmes de Milestone y que da título, incluso, a uno de ellos (Rain; EE.UU., 1932), es el centro de la puesta en escena con que comienza El extraño amor de Martha Ivers; la tormenta, incluidos los truenos que serán también narrativamente relevantes en la descripción de los personajes, da paso a uno de esos ambientes oscuros y de resonancias trágicas tan del gusto de Milestone. El contexto global lo define un breve texto: «Iverstown, 1928»; unas palabras que nos informan ya, sin necesidad de más detalles, que la Ivers del título debe ser una poderosa mujer, para dar nombre a toda una ciudad. Dos niños en un tren, que son sombras en algunos momentos de la escena, por obra y gracia de la magnífica fotografía de Victor Milner, nos muestran su complicidad: son Martha Ivers (que, ya mayor, será Barbara Stanwyck) y Sam Masterson (de mayor, Van Heflin), o sea, la rica heredera de la poderosa y tiránica Señora Ivers (Judith Anderson, en un papel del que bebió claramente Hitchcock para componer el que interpretó como ama de llaves en Rebeca) y un raterillo sin hogar ni rumbo fijo. Algo después sabremos, en muy pocos planos (la capacidad de concisión narrativa, a través del enriquecimiento de diálogos y encuadres, es una de las grandes virtudes de guionista y director), que Martha está realmente enamorada de Sam, y no de Walter (de mayor, Kirk Douglas), el hijo bien parecido de un maestro que pretende colocar a su retoño en el futuro de una familia rica y poderosa. Durante aquella aciaga noche de tormenta, el enésimo conflicto entre Martha y su odiosa tía desemboca en un azaroso episodio de violencia en el que la dueña de Iverstown cae muerta tras un golpe de su sobrina; el pequeño Walter, que presencia la escena, afirma ante su padre, dubitativo, que ha sido un accidente; Sam, que huía, no aparece; el padre les dice que sea lo que sea lo que haya ocurrido, repitan ante la policía que fue un accidente; después sabremos que hubo un juicio y que un hombre fue condenado a muerte a cuenta del fallecimiento de Mrs. Ivers.
Resulta fundamental tener claro el origen narrativo de todo el desarrollo posterior del filme. Un desarrollo que desemboca, por un lado, en un eficacísimo thriller (entonces llamado cine negro, pero que prefigura con claridad lo que hoy denominamos thriller), tras la vuelta a la ciudad de Sam, dieciocho años después, con la duda sobre si presenció o no aquel asesinato cubierto por el silencio de todos; por otra parte, desemboca en un enfrentamiento de clases (la poderosa representada por los Ivers y la modesta a la que pertenece Sam y de la que salió Walter); finalmente, se convierte en un alegato a favor de la honestidad (de Sam) aunque no vaya acompañada del virtuosismo moral tradicionalmente entendido.
Así pues, tanto en lo formal como en lo semántico, El extraño amor de Martha Ivers huye de los convencionalismos mediante el empleo eficaz del clasicismo; algo parecido a lo que solemos denominar «luchar contra el sistema desde dentro del sistema». Y es que la película se nos ofrece con un lenguaje mayoritariamente tradicional pero, por estar elaborado mediante un estilo personalísimo, alcanza un barroquismo que entronca directamente con la complejidad moral de los personajes y con la grandiosidad propia del poder omnímodo de la dinastía Ivers. Efectivamente, y más allá del riguroso y expresivo empleo de los picados y los contrapicados, nos encontramos con encuadres insólitos en el cine realizado hasta el momento, sobre todo en lo que se refiere a la situación de los personajes en la composición, tanto cuando hablan como cuando permanecen en silencio marcando con sus miradas la dirección del campo cinematográfico de interés (el plano de la niña ante el escalón, al principio del filme, podría ser un buen ejemplo). La absoluta transparencia de las transiciones entre planos, propia de la narración de Hollywood, la encontramos enriquecida con elementos visuales que introducen eficaces falsos raccords cargados de significado (como ejemplo, una transparencia realizada sobre un candelabro, en el que termina una escena y con el que comienza la siguiente, que se convierte en comentario metafórico sobre la oscuridad y la luz). Todo el entramado escenográfico resulta magnífico, ya que Milestone fue uno de esos raros cineastas capaces de dominar la atmósfera tanto en interiores (la luz, los decorados: las escaleras, centro del filme) como en exteriores (la lluvia, el viento). Todo ello contribuye a que la secuencia completa de la muerte de Mrs. Ivers resulte realmente escalofriante, y adquiera ese tono siniestro y esencial, el propio de aquellas escenas que constituyen un punto de inflexión irreversible en las vidas de los personajes y en el transcurso de la ficción.
La densidad del filme se compone de momentos significativos, nunca estériles ni inocentes ni casuales; un buen ejemplo sería el pequeño accidente que Sam Masterson sufre a la entrada de Iverstown, que parece presagiar, a modo de premonición, lo que le ocurrirá en el interior de la ciudad. La misma densidad, en forma de exuberancia, se desprende de una puesta en escena siempre con objetivos claros, nunca errática, como podemos observar durante el primer encuentro entre Martha y Sam, escena en la que Milestone escribe con la cámara el recorrido exacto de la seducción que trata de retomar Martha, tantos años después. La misma densidad se observa en los diálogos, y no sólo para expresar ideas contundentes con una claridad meridiana, como cuando Walter recuerda con amargura la injusticia que se cometió al condenar a un hombre inocente por el asesinato de Mrs. Ivers («Un hombre es un hombre y la justicia es la justicia»), sino también para describir personajes con mil matices y, por supuesto, para mantener la atención de un espectador no sólo sediento de ideas sino también de entretenimiento (...)

La acción avanza, los personajes se definen, los sobreentendidos sugieren y narran, la musicalidad de las palabras (en inglés más pronunciada, lógicamente) seduce e impregna la textura del relato. Un prodigio de técnica en la escritura que es sólo un ejemplo más de la solidez casi inexpugnable de un filme magnífico en lo formal. Incluso la banda sonora compuesta por el gran Max Steiner hace justicia a la atmósfera lóbrega y viscosa, amenazante y sólo a ratos soñadora; es quizá una de sus mejores composiciones y sólo las exigencias del Hollywood de la época, con aquel tradicional exceso en los subrayados musicales, impide que sea realmente perfecta.
En cuanto al significado de El extraño amor de Martha Ivers, no es necesario explorar en las tendencias ideológicas de sus autores para descubrir, desde el principio del filme, que se trata de una obra crítica con las clases dominantes y, en cierto modo, aleccionadora en torno al final destinado a aquellas psicologías en las que el poder aparece como el valor supremo, desposeído de cualquier motivación social. El hecho de que la ciudad tenga el nombre de la saga Ivers, la grandiosidad de la casa en la que viven, el carácter autoritario de la Sra. Ivers..., todos ellos son detalles descriptivos que caminan en la misma dirección, y que se encuentran también en las clases bajas con ínfulas de ascenso social, ejemplificadas en el padre de Walter, que destruye la vida de su hijo obligándole a mantener el secreto del asesinato de Mrs. Ivers para, así, poder casarse con su sobrina y heredar conjuntamente la fortuna de la Señora. Cuando, años después, nos encontramos con Walter, a punto de ser elegido fiscal de Iverstown, no son necesarios más detalles para saber que no asciende por méritos propios, algo que el propio Sam verbaliza con evidencia al decir que «Era el chico más miedoso de la Calle Sicamor, y ahora candidato a fiscal». La corrupción es un elemento, por tanto, inherente al ascenso interno dentro de las clases sociales bien situadas, según el guión de Rossen. La entronización de Martha Ivers como nueva dueña de la ciudad también se explicita en los diálogos, pero no como redundancia, sino para elevar un tono la magnitud del poder de los Ivers, que va más allá aún de poseer toda una ciudad; eso mismo lo confirma Martha cuando afirma literalmente «Yo soy la dueña», pero el concepto va mucho más allá cuando su propio marido, Walter, le reconoce que «Eres como un Dios»; Sam, por su lado, deja clara la postura ante los abusos de clase, cuando afirma con contundencia ante su chica, Tony (Lizabeth Scott), que «A mí no me gusta que me pisoteen. No me gusta que pisoteen a los míos. No me gusta que pisoteen a nadie». Pero quizá el momento de todo el filme en que el concepto queda más claro es, en aparente paradoja, cuando no se menciona: «Las cosas suelen ser así. Todo el mundo quiere lo mismo. Todos lo desean. Y cuánto les cuesta conseguirlo»; es una frase de consuelo de Walter hacia Martha, cuando ya el destino está escrito para ambos, y ella piensa si realmente todo ha merecido la pena; es entonces cuando Walter, procedente de un estrato inferior, deja clara no sólo su postura ante el poder y el dinero, sino también ante la validez de cualquier camino para conseguirlo. Unas palabras en las que Rossen demuestra su talento para transmitir ideas sin mencionarlas, una escena en la que Milestone demuestra cómo dirigir a dos monstruos de la escena para que dejen en nosotros las sensaciones exactas que se pretenden: Kirk Douglas, casi siempre magnífico aunque ligeramente sobreactuado, realiza aquí uno de sus mejores trabajos, bordando el perfil de un arribista patético; Stanwyck es el rostro puro de la decepción y del derrumbe psicológico, quizá uno de los que mejor se han reflejado en el rostro de una actriz a lo largo de toda la Historia del Cine.(...) (Texto de Enrique Perez Romero, tomado de Miradas de Cine)
 "Como la recuerdo en ‘El extraño amor de Martha Ivers’, donde atrapa a Kirk Douglas y sufre, como casi siempre, un castigo que es ejemplar porque ella es la pasión, el amor que mata pero dura más allá de la muerte." Guillermo Cabrera Infante

FA 5113

Ondrej Trojan - Zelary (2003)


Basada en una historia real. 1940, Segunda Guerra Mundial. Checoslovaquia ha sido ocupada por los alemanes. Eliska, una estudiante de medicina, no puede completar sus estudios porque han cerrado las universidades, y trabaja como enfermera en un hospital de la ciudad. La joven también está involucrada en el movimiento de la resistencia contra los nazis, al igual que su novio, el cirujano Richard. Una noche, un hombre de las montañas es traído al hospital con serias heridas, necesitando desesperadamente una transfusión. Eliska es la única con su mismo tipo de sangre... una sangre que le salva la vida y forjará una extraordinaria relación entre la moderna, cosmopolita y educada Eliska y el rudo y bárbaro Joza, un hombre del campo con alma de niño. Cuando la resistencia se ve acosada por la Gestapo, el novio de Eliska, Richard, se ve obligado a huir del país, y el resto del grupo se ve forzado a esconderse en un pequeño y aislado pueblo de las montañas bajo la protección Joza. Así, mientras Eliska se va adaptando a su nueva vida, y unidos por la sangre, entre ambos se comienza a formar un estrecho vínculo a pesar de sus muchas diferencias. (FILMAFFINITY)
FA 5112

Rúnar Rúnarsson - Síðasti bærinn (2004)


La última granja
Hrafn es un anciano que vive en una granja islandesa junto a su esposa. Su hija les ha buscado un asilo de ancianos ubicado en la ciudad para que pasen sus últimos días de manera más cómoda. ¿Estará dispuesto Hrafn a abandonar la única forma de vida que conoce?
2005: Oscar: Nominado a Mejor cortometraje de ficción
FA 5111

Euzhan Palcy - Rue cases-nègres (1983)


Calle de las casas negras
slas Martinica, a principios de los años treinta. El joven huérfano José, de sólo 11 años, y su abuela viven en un pequeño pueblo. Casi todo el mundo se dedica a cortar caña de azúcar, lo que apenas les alcanza para mantenerse. La menor infracción es castigada. La única manera de evolucionar es estudiar, así que José se aplica al estudio y se prepara para un examen que le permitirá estudiar en la capital de la colonia francesa. Un día José y su abuela se mudan a Fort-de-France para que los estudios de José sean más fáciles... (FILMAFFINITY)
1983: Festival de Venecia: Mejor actriz (Darling Légitimus)
FA 5110

Kihachi Okamoto - Eburi manshi no yûga-na seikatsu (1963)

La elegante vida del señor Cualquiera
Eburi, un tipo gordito y con gafas de pasta, publicista del montón, vive una vida mediocre. Casado y con un hijo, vive en casa también su padre. El hombre tiene la costumbre de beber más de la cuenta al menos una vez a la semana, a resultas de lo cual llega borracho al hogar. En una de estas "sesiones" un par de amigos del sector editorial le proponen escribir una novela, y él, bajo los efectos del alcohol, acepta. Acabará escribiendo sobre su triste, tragicómica existencia, y contra pronóstico su libro se convierte en un éxito. (FILMAFFINITY)
FA 5109

Masahiro Shinoda - Spy Sorge (2003)


Spy Sorge cuenta la vida del espía soviético Richard Sorge, cuya infiltración en la embajada alemana de Tokyo proporcionó a Stalin información sobre los planes del Eje durante la década de los 30 y los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
FA 5107

Lev Kuleshov - Velikiy uteshitel (1933)


The Great Consoler
La acción se desarrolla en América en 1899. Bill Porter está en prisión. Es un buen escritor por lo que el gobernador de la cárcel le concede privilegios que le salvan del trato inhumano que se inflige a los demás reclusos. Aunque Porter es muy consciente de esa brutalidad con los otros, rehuye escribir sobre la vida en la prisión porque pondría en cuestión su situación privilegiada. Para tranquilizar su conciencia trata de consolar a sus compañeros peor tratados y, de paso, a todos sus lectores con fantasías excesivamente románticas en las que invariablemente triunfa el bien. (FILMAFFINITY)
FA 5106

lunes, 1 de octubre de 2012

Alain Corneau - Série noire (1979)


Franck Poupart es un neurótico vendedor de poca monta, que vive en un siniestro suburbio de París. Su vida cambia cuando conoce a Mona, una adolescente cuya tía la ha obligado a prostituirse. A partir de ese momento, Franck se propone cambiar de vida, sobre todo para rescatar a Mona de la odiosa tutela de su tía. Pero parece que el asesinato es la única vía para conseguir tal objetivo. (FILMAFFINITY)
FA 5105

Kim Ki-duk - Nabbeun namja (2001)


Bad guy
Historia de un amor obsesivo por parte de un taciturno chico del arrabal hacia una bella joven de clase media, que le lleva a atraparla en su tela de araña, tendiéndole una trampa que la arruina y la hace introducirse en el mundo de la prostitución para cubrir sus deudas, con el fin de que él pueda poco a poco ir acercándose a ella, salvarla y conseguir que le ame. (FILMAFFINITY)

FA 5103

Jean Renoir - La chienne (1931)


La golfa
Narra la desdichada vida del cajero de una empresa que se enamora de de Lulú. Aunque su amor no es correspondido, él está dispuesto a hacer por ella cualquier cosa. En 1945, Fritz Lang se basó en la misma historia para hacer la película “Perversidad”. (FILMAFFINITY).

La golfa fue la primera película importante de Jean Renoir y también la primera de la serie de obras maestras que dirigió en los años 30. Basada en un novela de Georges de la Fouchardiere, la cinta sería objeto de un remake del gran Fritz Lang, titulada "Pervesidad" (1945), pero mientras el film de Lang profundiza en las tensiones psicológicas, Renoir nos hunde el barullo y vitalidad de Montmartre. El protagonista es un empleado de mediana edad menospreciado en su trabajo y oprimido por su insoportable esposa, que encuentra una válvula de escape en su afición por la pintura, se obsesiona por una prostituta, Lulú, que obligada por su chulo le saca todo lo que puede. El protagonista, Michel Simón, está espléndido en su papel, resultando a la vez ridículo y digno de lástima. En un argumento tan triste son de agradecer sus elegantes toques de humor, haciendo de este modo que una historia tan dura resulte muy amena de ver. Recomendable para todos los amantes del buen Cine con mayúscula. (TOM REGAN, FilmAffinity)

FA 5102

Volker Sclöndorff, - Der plötzliche Reichtum der armen Leute von Kombach (1971)


La repentina riqueza de los pobres de Kombach
Siglo XIX. En la comarca del Hesse, ubicada en el mismo centro de Alemania, la situación de los campesinos es de una miseria absoluta. Su desesperación llega a tal punto que planean asaltar el coche que transporta los impuestos que van dirigidos al gran duque. Después de varios intentos frustrados, el asalto resulta exitoso, pero, contrariamente a lo que habían imaginado, el dinero del botín no resolverá sus problemas debido a que la situación general es de tal miseria que cualquier gasto extraordinario señalará una fuente de ingresos ilegales y les pondrá sobre su pista. (FILMAFFINITY)
FA 5101

Sohrab Shahid Saless - Tabiate bijan (1974)


El encargado de la estación de ferrocarril de una zona remota que vive en una habitación individual junto con su esposa tejedora de alfombras es obligado a jubilarse, y cuando se entera de ello, es prácticamente su sentencia de muerte,ya que incluso empleados a tiempo completo, él y su esposa apenas pueden sobrevivir...
Tabiate bijan, "Naturaleza muerta", es una reflexión profunda y desgarrada del sentido de la vida del ser humano, y concretamente de Mohamad y su mujer. Él está encargado de una remota estación de ferrocarriles y vive con su mujer en una pequeña casa con una sola habitación. Esto ha sido así por alrededor de 33 años. La naturaleza muerta (o Bodegón) es una obra de arte que retrata objetos inanimados, sean de origen animal, vegetal, o artificiales, y he ahí la columna de la película, el director nos posiciona al matrimonio de ancianos al mismo nivel de los objetos inanimados, con lo cual claramente refiere a que ellos ya han dejado de vivir, de obrar como seres humanos y no son muy distintos a una silla, una mesa o un jarrón con agua. La construcción del escenario principal, la casa del matrimonio, está perfectamente diseñada y proporcionada como un tipico cuadro de tipo Bodegón, y sobre aquel lienzo discurre la "vida" de los personajes.


Tabiate bijan es además una película muy moderna, en aquellos años Sohrab Shahid Saless pertenecía a un grupo de vanguardia artística y aplicó varios postulados experimentales a la película. A destacar la filmación de escenas en tiempo real, como la llegada de los trenes, cuando el viejo lía cigarros o toma té, entre otras. El montaje tiene escenas que pueden llegar a parecer que existen incoherencias de guión, pero en realidad él está rompiendo un asunto de fondo, el concepto de tiempo en el filme, de ahí que una escena puede haber ocurrido otras veces en diferente sentido, incluso un diálogo repetido es acallado por el sonido de un reloj que marca el tiempo. Además la inexpresión de los personajes, la repetición de la rutina hasta el absurdo, el microcosmos asfixiante, la hacen una evidente precursora de El caballo de Turín, y con más de treinta años de antelación.


La dejo recomendada, es una película muy lenta, pero de una belleza y valor inconmensurables.


FA 5094

Don Siegel - Coogan's Bluff (1968)


Int: Clint Eastwood, Lee J. Cobb, Susan Clark, Tisha Sterling, Don Stroud, Betty Field, Tom Tully, Melodie Johnson, James Edwards, David Doyle, Seymour Cassel

Sinopsis: Hasta Nueva York llega Walt Coogan (Clint Eastwood), un sheriff de Arizona que persigue a un peligroso asesino que ha escapado de su jurisdicción. Acostumbrado a utilizar métodos más propios de un vaquero que de un policía, choca con los sistemas que utilizan los agentes de la gran ciudad. (FILMAFFINITY)
FA 5099

Steven Soderbergh - Sex, Lies and Videotape (1989)


Sexo, mentiras y video

John, un abogado yuppie, con pocos escrúpulos, está casado con Ann, una mujer seria e introvertida. Ella, aunque muestra poco interés por el sexo, se siente segura de su matrimonio. John, en cambio, es un adicto al sexo y tiene una aventura con Cinthia, la extrovertida y desenfadada hermana de Ann. La llegada del enigmático Graham, un antiguo compañero de John en la universidad, alterará la vida de Ann. (FILMAFFINITY)

1989: Festival de Cannes: Palma de Oro, mejor actor (James Spader) y premio FIPRESCI
1989: Nominada al Oscar: Mejor guión original
1989: Sundance: Premio del Público

Primer largometraje del debutante Steven Soderbergh (Atlanta/Georgia, 1963). El guión es del propio Soderbergh, quien tras dar vueltas a la historia durante un año, la escribe en 8 días. Se rueda a lo largo de 5 semanas, entre octubre y noviembre de 1988, en escenarios reales de Baton Rouge (Luisiana), con un presupuesto ajustado de 1,2 M USD. Gana la Palma de oro, el premio al mejor actor (Spader) y el premio Fipresci (Cannes). Producido por John Hardy (“Bajos fondos”, 1995) y Robert F. Newmyer (“Training Day”, 2001) para Outlaw Productions y Virgin, se proyecta por primera vez en público el 20-I-1989 (Sundance, EEUU).

La acción dramática tiene lugar en Baton Rouge (Luisiana) durante varios días del otoño de 1988. Ann (McDowell), su marido John Millaney (Gallagher), Cynthia Bishop (San Giacomo), hermana menor de Ann, y Graham Dalton (Spader), amigo de juventud de John, forman un cuarteto de treintañeros, liberales y con problemas emocionales, de relación y afectivos. Inseguridades, temores, dudas, represiones sexuales, inmadurez, indecisiones y algunos complejos, presiden sus vidas y afectan a sus relaciones interpersonales. Ann es hermosa, fría, remilgada, angelical y frágil. John, abogado prestigioso y competente, es egocéntrico, mujeriego y ambicioso. Cynthia, extrovertida e impulsiva, rebosa sensualidad, erotismo y descaro. Graham tiene una personalidad compleja y enigmática, cree que es sexualmente impotente y practica el voyeurismo.

El film suma drama, análisis social, cine independiente y película de culto. Obra de un realizador de 26 años, aborda temas de su generación, que desarrollan con admirable madurez, elegancia y delicadeza. La narración se apoya en el uso de sutilezas, sugerencias y detalles de escaso relieve aparente, que comunican al espectador muchos extremos relevantes. El color de la camisa de Graham, la variación de vestidos de Ann, la pajarita de John, la lluvia, etc., son elementos que definen matices que enriquecen el relato, descubren aspectos ocultos de la personalidad, los deseos y las intenciones de los protagonistas y revelan características especiales de la acción y el argumento. De la misma manera que la comunicación requiere la presencia de alguien dispuesto a escuchar, la reflexión se ve estimulada y potenciada por el uso de cintas de vídeo que enfrentan a los actores con ellos mismos.

El principal tema objeto de análisis y reflexión viene dado por las relaciones interpersonales de los cuatro protagonistas entre ellos. El enfoque del tema se concreta en un conjunto de afirmaciones correctas, oportunas y lúcidas. Además de relaciones sexuales, el ser humano relaciones de afecto, amor y comunicación. El recurso a la mentira y al engaño como medio de autoprotección en las relaciones con otras personas no sólo no resuelve los problemas, sino que los prolonga y agrava. El film explora los conceptos de sexo y no sexo, soledad y compañía, amor y desamor, compatibilidad e incompatibilidad, funcionalidad y disfuncionalidad y otros que plantean las relaciones humanas. Los problemas que analiza, se formulan en términos de gran sobriedad. Se presentan animados por pulsaciones contenidas y controladas, lo que permite su análisis reposado y tranquilo, exento de sobresaltos y de estados emocionales alterados. Centrado en el análisis de personas jóvenes, el film respira optimismo, fuerza vital, flexibilidad y vigor. Aborda temas humanos que siguen siendo de actualidad y mantienen su interés.

Los diálogos son abundantes, fluidos, concisos y realistas. El ritmo del relato es pausado y equilibrado. La puesta en escena es imaginativa y funcional. El conjunto del trabajo pone de manifiesto el ingenio y el talento del realizador. El humor, presente con reiteración, se basa en la ironía y la sátira. Las interpretaciones de James Spader y Andie McDowell (en uno de sus primeros papeles protagonistas) son acertadas y convincentes.

La banda sonora, de Cliff Martínez (“Traffic”, 2000), ofrece una partitura original breve, de 8 cortes, para flauta y otros instrumentos de viento (de madera o caña). Añade como música adaptada la canción “Garbage”, de Mark Mangini (autor e intérprete). Las composiciones son tenues, suaves y emotivas. Acompañan momentos culminantes, como la secuencia inicial o la conversación de Anna y Graham. La fotografía, de Walt Lloyd (“Vidas cruzadas”, Altman, 1993), en color, crea planos largos, limpios, sencillos y de gran belleza visual. La sobriedad de los decorados y el número escaso de protagonistas contribuyen a dotar de ligereza y equilibrio a la visualidad y al relato.


Referencias

- Joanna BERRY, “Sexo, mentiras y cintas de video”, ‘1.001 películas que hay que ver antes de morir’, pág. 780, Grijalbo ed., Barcelona 2010 (10ª edición, actualizada).
- Augusto M. TORRES, “Sexo, mentiras y cintas de vídeo”, ‘Cine mundial’, pág. 821, Espasa ed., Madrid 2006.
- Oti RODRÍGUEZ MARCHANTE, “Sexo, mentiras y cintas de vídeo”, ‘Antología crítica’, TyB ed., Madrid 2002.

Miquel (FilmAffinity)



FA 5097

Shôhei Imamura - Kanzo sensei (1998)


Doctor Akagi
1945, vísperas de la rendición japonesa. En medio de una tensa atmósfera de guerra, el Doctor Akagi, médico de un pueblo pesquero en una de las islas japonesas, está consternado por la cantidad de personas que caen afectadas de hepatitis, primera causa de muerte en el desnutrido país. Ante esta grave situación decide implicarse para salvar su integridad profesional. Se alía con sus viejos colegas; un monje que ha colgado los hábitos, un cirujano nihilista adicto a la morfina y una mujer, formando así un grupo al margen de la sociedad militar japonesa (FILMAFFINITY)

FA 5095

Kim Ki-duk - Paran daemun (1998)


The Birdcage Inn
Una prostituta llega a un motel, situado en una playa, que ha sido clausurada por su alto nivel de contaminación. La hija del propietario del motel desprecia a la prostituta, a pesar de que los ingresos que genera ayudan al mantenimiento de toda la familia. Poco a poco la muchacha se da cuenta de que, en el fondo, ambas son muy parecidas. (FILMAFFINITY)

FA 5093

Masahiro Shinoda - Shinjû Ten no amijima (1969)


Doble suicidio
Esta interesante película de Shinoda es una adaptación más o menos fiel de la obra de Chikamatsu (anteriormente llevada a la pantalla por Kenji Mizoguchi), preservando todas las convenciones del teatro kabuki y elevando el nivel de artificio con nuevos añadidos: encuadres excéntricos, composiciones hiperestilizadas y un gran uso del blanco y negro. (FILMAFFINITY)
FA 5100

Toshio Masuda - Sabita naifu (1958)


Tachibana y Terada son dos jóvenes exyakuzas que intentan llevar una nueva vida. Sin embargo, su pasado criminal les perseguirá cuando el jefe de policía de la ciudad de Ukada les insista para que testifiquen contra Katsutara, un peligroso jefe mafioso. Debut en la dirección de Toshio Masuda. (FILMAFFINITY)
FA 5098

Shohei Imamura - Kuroi ame (1989)


La lluvia negra la constituyen las particulas radiactivas procedentes de la explosión de las bombas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki. Basada en una famosa novela de Masuji Ibuse sobre la devastación causada por la bomba atómica, "Lluvia negra" relata las consecuencias de la explosión atómica en Hiroshima. La película se centra en la historia de una joven, Yasuko, que se vio sorprendida por esta lluvia radioactiva que cayó en los alrededores de la tristemente célebre ciudad. Las posibles consecuencias de su contacto con la radiación han dado lugar a un sinfín de habladurías entre los pretendientes de la joven: ¿estará enferma?, ¿podrá tener hijos? Su familia rememora aquellos días aciagos, tratando de conjurar el peligro que la acecha. (FILMAFFINITY)
1989: Festival de Cannes: Premio Técnico. Nominada a la Palma de Oro

Podríamos dedicar un buen párrafo a comentar la estupenda fotografía en blanco y negro, llena de matices y aciertos. Podríamos glosar la sobrecogedora recreación de una Hiroshima devastada, que es brillantemente mostrada por medio de dramas particulares e imágenes concretas (el "encuentro" entre hermanos, las ruinas, los calcinados cadáveres, los "muertos vivientes" que se arrastran por las calles...). Deberíamos admirar el sabio uso del tempo narrativo que demuestra el director, la habilidad con que intercala los flashbacks, y ese prodigio de prólogo, en el que la vida cotidiana se disloca para siempre. De todo ello podría escribirse mucho, al igual que del magnífico guión y las estupendas interpretaciones, pero todo es secundario ante la fuerza de lo narrado.

Imamura construye una película que navega entre los traumas y estigmas de la guerra y el bombardeo atómico, sirviéndose de personajes corrientes, hombres y mujeres cuyas vidas quedan alteradas para siempre. Al realizador le es innecesario recurrir a efectismos; la verdad, contada tal cual fue, resulta de por sí bastante terrible como para añadir más dramatismo del estrictamente preciso. Sobre los supervivientes, traumatizados por las escenas de muerte y desolación presenciadas, pesa además el estigma de una muerte anunciada, víctimas de la silenciosa pero implacable radiación. En efecto, la lluvia negra que cae sobre Yasuko constituye una mancha imborrable que la perseguirá siempre, pues es el símbolo de un futuro truncado, terrible verdad que se anuncia en el rechazo de sus posibles pretendientes, y sobre todo, en ese plano sobrecogedor en el que descubre que se le cae el cabello. Todos los personajes que componen el filme sobreviven acosados por similares angustias, sabiendo, tras cada funeral, que muy pronto pueden ser ellos los que mueran, y vivir con esa certeza constituye una tortura imposible de soportar. No sólo los cuerpos se resienten, sino también las mentes, incapaces de asimilar el horror vivido y el que queda por vivir, más aún cuando siguen sin poder explicarse el por qué de su sufrimiento, el por qué de la bomba; tan sólo les resta -a algunos- la esperanza de una milagrosa curación, o el amor que sienten por los que aún siguen vivos.


Película imprescindible por su ejemplar disección del dolor humano ante la sinrazón de la guerra y sus secuelas, resulta de visión obligada para cualquier persona. (Quatermain80, FilmAffinity)
FA 5096

Luc Besson - Le dernier combat (1993)


Violenta y apocalíptica historia ambientada en un futuro posnuclear en el que una atmósfera contaminada impide a la población hablar. La supervivencia del día a día es la única regla a seguir, pero un hombre intentará construir un avión con el que partir a la búsqueda del amor. Una extraña y atípica historia sin diálogos y en blanco y negro con la que Luc Besson se estrena como director a los 23 años de edad. (FILMAFFINITY)
FA 5092

Pen-Ek Ratanaruang - Ploy (2007)


Ploy es un drama psicológico de alto contenido erótico en el que tres extraños se encierran en una habitación de hotel. Comienza con una sutil sospecha convertida en celos con la aparición de una joven mujer que provoca devastadoras consecuencias en el matrimonio. Seleccionada en la Quincena de Realizadores de Cannes. (FILMAFFINITY)
Pen-ek Ratanaruang construye un film que es en sí mismo un amanecer o despertar emocional, tanto es así que la "acción" (realmente queda raro decirlo así) de la película transcurre en apenas unas horas, las que transcurren desde las 4 o 5 de la mañana hasta las 10.30 horas del día. En un hotel de Bangkok se encuentran un matrimonio en crisis, una joven (la Ploy del título) que asiste a ese resquebrajamiento y en otra habitación, ajenos a todo, en otro mundo pero cerca, una mujer de la limpieza y un barman se dedican al amor. Todo sospechoso de ser volatil, inexistente, producto de la imaginación del autor o de sus personajes. Y en cambio es un llamamiento al conocimiento sentimental de los personajes, de sus dudas y soledades. Todo ello sumergido en ese ritmo pausado acompañado además del hecho de que los escasos personajes intentan todo el tiempo dormir un poco hacen que "Ploy" sea un film no apto para ver en horas susceptibles de dar una cabezadita. Se desmorona un tanto hacia el final con algún giro decepcionante pero en tanto y cuanto a producción introspectiva y original es un acierto. Si además le ponemos esa música de fondo de Hualampong Riddim y Koichi Shimizu que recuerda al Badalamenti más minimalista y denso, nos hallamos con una película hipnotica, diferente, interesante. (Vargtimmen, FilmAffinity)


A lo largo de su vida, el director tailandés Pen-ek Ratanaruang (Last life in the universe, Invisible Waves) pasó mucho tiempo en países extranjeros, y los viajes y el contacto con otras culturas fueron constantes desde su juventud. En sus películas los personajes normalmente se encuentran de paso, lejos de su tierra, suspendidos temporalmente en espacios transitorios (apartamentos alquilados, barcos, bares, habitaciones de hotel), como si atravesasen etéreos limbos. La pareja protagonista de Ploy viaja desde Estados Unidos a Tailandia, debido a la muerte de un familiar. Al comienzo de la película se los muestra en un tedioso viaje en avión y en seguida en su arribo a un hotel de Bangkok. Hay muchos detalles llamativos en estas primeras escenas: en primer lugar, la pareja aparece en una toma, él despierto y ella dormida; luego al revés. La idea de incomunicación, de cierta desconexión entre los miembros de la pareja se planta desde un comienzo. Luego, el sonido. A lo largo de toda la película existe un murmullo de fondo que propicia un estupor permanente. Primero los apagados sonidos de las turbinas del avión, luego, sofocados ruidos provenientes de la calle, más adelante la banda sonora, tenues y sostenidas notas de órgano que refuerzan el embotamiento y un constante estado de somnolencia.
La primera vez que Ploy entra en pantalla, surge como una aparición, como un sueño. La toma es breve y sutil, pero absolutamente atípica. La chica pide fuego al protagonista, entra y sale fugazmente del cuadro. Al irse, la cámara queda quieta, fuera de foco durante unos segundos, apuntando hacia la nada. Queda instalada la idea de que pasó algo asombroso, una ilusión, un espectro capaz de cortar el aliento y la reflexión. No pasaron ocho minutos de película y Ratanaruang ya demostró que es un director sumamente inquieto e innovador, y un detallista puntilloso a nivel plástico. Su cámara filma a los personajes en encuadres atípicos, por lo general situada por debajo de su cintura, y con lentos y cadenciosos movimientos.
La pareja se encuentra visiblemente aturdida por el desfasaje horario, y, pronto se descubrirá, atravesando una determinante crisis conyugal. En este panorama aparece Ploy, quien despierta celos en la mujer y vaya uno a saber qué sentimientos en el protagonista, que por la edad podría ser su padre. El conflictivo triángulo instala cierta tensión en el cuadro, y llega a desencadenar inesperados y crudos estallidos de violencia. Paralelamente, en otra habitación del mismo hotel, una mujer de la limpieza y un barman tienen sexo en largas y distendidas escenas de alto voltaje erótico.

En la película comienzan a sucederse situaciones que, se descubrirá luego, son sólo ensoñaciones de los protagonistas. En este sentido, el filme está lleno de escenas tramposas, que muestran cosas sin que sucedan realmente; en algunos casos sólo representan deseos inconscientes, en otros, situaciones que podrían haber sucedido, rumbos que la película podría haber tomado pero que sólo quedan sugeridos.
Ploy (la imponente Apinya Sakuljaroensuk) es uno de los principales enigmas del filme; la singular belleza de esta lolita tailandesa es de lo más inquietante: su enigmático rostro revela a una niña y una mujer madura al mismo tiempo, su mirada, un pasado denso y mil turbulencias. Demasiado joven y desgarbada para los 19 años que dice tener, viste una remera semiandrajosa -¿se habrá rasgado o será una moda?- y lleva un ojo levemente amoratado. El contenido de su cartera también amplía el misterio: maquillaje abundante, una yilé junto a un vidrio espejado. Ratanaruang es maestro en el arte de insinuar, dejando asomar todo el tiempo zonas de sombra que el espectador debe llenar con su propia intuición. La película se inscribe en esa clase de filmes ingrávidos y atmosféricos que parecen sueños, y que detrás de ellos esconden a auténticos autores, maestros del artificio y el lenguaje cinematográfico. A medio camino entre el cine de Wong Kar-wai y el de David Lynch, sin los desbordes característicos de uno y otro, Ploy sobresale como el mejor filme que Ratanaruang ha pergeñado hasta la fecha, y uno de los más importantes del cine tailandés actual.
FA 5091

Luciano Emmer - Il momento più bello (1957)



El doctor Pietro Valeri, un prestigioso ginecólogo de la universidad de Roma, decide trasladarse una temporada a París para estudiar un novedoso método que garantiza el parto indoloro. Durante su estancia se enamora de Luisa, una enfermera a la que deja embarazada. (FILMAFFINITY)
FA 5090

Peter Yates - Bullitt (1968)


Int: Steve McQueen, Jacqueline Bisset, Robert Vaughn, Don Gordon, Robert Duvall, Simon Oakland, Carl Reindel, Norman Fell, Suzanne Sommers
Sinopsis: Frank Bullit es Teniente de la policía de San Francisco. Un ambicioso político le encarga que proteja a un testigo protegido al que persigue el Sindicato del Crimen de Chicago. A pesar de que Bullit toma todas las precauciones posibles, no puede evitar que sea asesinado. A partir de ese momento, se empeñará en investigar minuciosamente el caso, que es bastante más complejo de lo que parecía a primera vista. (FILMAFFINITY)
FA 5089

Joseph L. Mankiewicz - Cleopatra (1963)


El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto y, tras el nacimiento de su hijo Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
1963: 4 Oscars: fotografía, direcc. art., vestuario, efectos visuales. 9 nominaciones

"Cleopatra" fue en su día la película con el rodaje más costoso y complicado de toda la Historia del Cine. Tras dos años de auténtico infarto (en los que el director original renunció, se desechó por completo el reparto original, aumentaban los dólares, Elizabeth caía enferma de neumonía, el traslado de Londres a Roma...), Joseph L. Mankiewicz (el autor de la excelente "Eva al desnudo") veía ¡por fin! terminada la que sería una magistral obra maestra que tradó, sin embargo, varias décadas en ser reconocida como tal.
Fue estrenada en 1963 con críticas bastante desfavorables. El peplum había alcanzado su plena madurez con cintas como "Quo Vadis?" o "Los diez mandamientos", consagrándose definitivamente con la inolvidable "Ben-Hur" de William Wyler. No obstante, "Cleopatra" fue acogida con frialdad. Elizabeth Taylor y Mankiewicz sufrieron el desprecio de la crítica; Rex Harrison fue el único en recibir elogios. El público, por su parte, apoyó la larga película, y acudieron entusiasmados a ver "Cleopatra". Acabó como la campeona de taquilla de 1963, por encima de "Tom Jones" o "Los pájaros". Recibió 9 nominaciones a los Óscar (incluyendo Mejor Película) yganó 4 estatuillas. Pero, con el tiempo, "Cleopatra" ganó popularidad y acabó colocándose como uno de los mejores ejemplos de lo que puede llegar a hacer Hollywood. Fue reconocida como una de las 100 mejores cintas de la Historia, y causó furor durante varios años.

"Cleopatra" es una biografía de la Reina de Egipto, su ambición, su amor y su reinado. Del trío protagonista, destaco por supuesto a una apasionada Elizabeth Taylor en el que ha sido (sin duda alguna) su papel más popular y logrado. Merecen también un reconocimiento Rex Harrison (en un gran papel de J. César) y Richard Burton como un erótico y noble Marco Antonio. La dirección de Mankiewicz es ejemplar, y gracias a él se elaboraron ese espléndido guión que contiene magistrales diálogos en una balanza entre el intimismo y la espectacularidad (la segunda obra maestra en este hecho fue "Espartaco"). El vestuario, la fotografía, la música y la dirección artística son colosales y fueron realmente complicados y costosos. Todo está perfecto; todo hizo que "Cleopatra" fuese una genial película.

El único punto que jugó en su contra fue el polémico y mediocre montaje. Poco a poco, los editores fueron desechando escenas y escenas (supongo que magistrales) del libreto original de Mankiewicz (que quería hacer dos partes de 3 horas cada una). Finalmente, resultó una cinta de 240 minutos rica en detalles y matices pero que deja una frustración por saber "¿y qué más había en las restantes 2 horas?". Lástima de que este material sea irrecuperable.

A pesar de ello, "Cleopatra" es una cinta redonda. Elaborada de forma ejemplar, supone una de las más arriesgadas apuestas de la Fox, que no recuperó los 44 millones de dólares invertidos. (Sergio, FilmAffinity)
FA 5088