Los niños de la estación de Leningradsky
Este aclamado documental, dirigido por dos realizadores
polacos, muestra la realidad de muchos niños rusos sin hogar, en particular de
un grupo que vive en la Estación de tren de Leningradsky en Moscú. De la mano de
los realizadores Hanna Pollak y Andrej Celinski, nos adentramos en sus vidas,
rutinas y sus sueños rotos. Niños que para sobrevivir tienen que mendigar,
robar y prostituirse. Aproximadamente hay 30.000 niños sin hogar en Moscú que
duermen en escaleras, cubos de basura, estaciones del metro, entre las tuberías
del suministro de agua caliente, en túneles subterráneos o en las
alcantarillas. Que tienen que buscarse la vida como pueden y sobrevivir al duro
invierno. Muchos de ellos huelen el pegamento para contener el hambre y
escaparse del violento mundo que les rodea. Con todo, consideran que la vida en
las calles es una alternativa mejor a la que ya han experimentado, incluso en
sus hogares. Cada año 100.000 menores abandonan sus hogares para vivir en las calles
de Moscú. El documental nos muestra la abrumadora crisis a la que se enfrenta
Rusia, concretamente Moscú, por medio de los relatos de estos niños que viven
en condiciones deplorables, y que a su vez en muchas ocasiones se enfrentan a
la brutalidad policial y a la muerte, que de forma directa o indirecta se cruza
en sus vidas... Nominado al Oscar a Mejor Documental en 2004. (FILMAFFINITY)
Duermen en las estaciones del metro, en los huecos de las
escaleras, entre las tuberías del suministro de agua caliente y en las
alcantarillas. Viven al margen de una sociedad que se ha precipitado sin
control hacia el capitalismo. Algunos tienen apenas cinco años. Casi ninguno
llegará a cumplir los quince. Según la Sociedad de Beneficencia de la Infancia
Rusa, cada año unos 100.000 menores escapan de unos hogares destrozados por la
pobreza, el alcohol y la violencia, para quedar abandonados a su suerte en las
calles de Moscú. Cuando se rodó este documental, según datos oficiales, vivían
en las calles y en las estaciones de Moscú cerca de 30.000 niños y niñas.
Dirigido por dos cineastas polacos, Hanna Polak y Andrej Celinski, "Los niños de la estación Leningradsky" es un documental conmovedor e inolvidable que ha merecido el Oscar al mejor documental corto. Narra el día a día en la vida de un grupo de niños que pasan sus días y sus noches en los alrededores de la estación Leningradsky, en Moscú.
Abandonados por unos padres generalmente alcohólicos, los chicos se ven obligados a mendigar o a cometer pequeños hurtos para sobrevivir, muchas veces a base de alcohol o pegamento, al crudo invierno moscovita. Algunos se prostituyen, otros caen en las redes de pederastas. Muchos prefieren una vida en la calle a una experiencia aún peor vivida en su propio hogar.
Mendigan, juegan, inhalan pegamento, rebuscan en la basura, beben vodka y echan de menos a sus madres. Uno de los protagonistas, con los ojos llenos de lágrimas, dice: "La ciudad, sin mi madre, parece vacía". Sus reflexiones sobre la vida son tan inocentes como corresponde a su edad. Sueñan con tener una educación, pero lo que les espera es el hambre, el sida, los golpes de la policía, la violación y la muerte en la calle.
La cámara sigue a los pequeños al interior de los sórdidos refugios en los que pasan la noche y asiste al acoso al que les someten algunos policías, que llegan a verter sobre el rostro de un niño el pegamento de la bolsa. También es testigo de los lazos que se establecen entre ellos, de los cuidados que se proporcionan unos a otros y de la angustia ante la enfermedad de alguno.
(http://angelmaeztu.blogspot.com/2005/05/los-nios-de-la-estacin-leningradsky.html)
Dirigido por dos cineastas polacos, Hanna Polak y Andrej Celinski, "Los niños de la estación Leningradsky" es un documental conmovedor e inolvidable que ha merecido el Oscar al mejor documental corto. Narra el día a día en la vida de un grupo de niños que pasan sus días y sus noches en los alrededores de la estación Leningradsky, en Moscú.
Abandonados por unos padres generalmente alcohólicos, los chicos se ven obligados a mendigar o a cometer pequeños hurtos para sobrevivir, muchas veces a base de alcohol o pegamento, al crudo invierno moscovita. Algunos se prostituyen, otros caen en las redes de pederastas. Muchos prefieren una vida en la calle a una experiencia aún peor vivida en su propio hogar.
Mendigan, juegan, inhalan pegamento, rebuscan en la basura, beben vodka y echan de menos a sus madres. Uno de los protagonistas, con los ojos llenos de lágrimas, dice: "La ciudad, sin mi madre, parece vacía". Sus reflexiones sobre la vida son tan inocentes como corresponde a su edad. Sueñan con tener una educación, pero lo que les espera es el hambre, el sida, los golpes de la policía, la violación y la muerte en la calle.
La cámara sigue a los pequeños al interior de los sórdidos refugios en los que pasan la noche y asiste al acoso al que les someten algunos policías, que llegan a verter sobre el rostro de un niño el pegamento de la bolsa. También es testigo de los lazos que se establecen entre ellos, de los cuidados que se proporcionan unos a otros y de la angustia ante la enfermedad de alguno.
(http://angelmaeztu.blogspot.com/2005/05/los-nios-de-la-estacin-leningradsky.html)
FA 8628
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