Mi padre cumple 100 años
“My father is 100 years old” es el cortometraje que Maddin
realizará junto a Isabella Rossellini para conmemorar el centenario del
nacimiento del director italiano, padre de la actriz. El resultado final es
bastante convencional, pero no deja de ser estimulante comprobar cómo Maddin
cede terreno y parece apartarse buscando el menor protagonismo posible en la
pieza. Acto que puede responder a una actitud ética y de respeto, hasta loable,
pero que a nuestro juicio termina por afectar a un filme donde su figura, en
lugar de acomodarse a un segundo plano, casi termina por difuminarse a la
manera de la propia niebla y humo de los decorados. El protagonismo de Isabella,
legítimo y puede que hasta necesario, termina por bloquear la película. El
guión que escribe la protagonista de “The saddest music in the World” y la
multiplicación de su persona para representar todos los papeles excepto el de
su padre, simbolizado por un enorme vientre masculino sobre el que ella se
tumba recordando su niñez, no terminan de tener la profundidad necesaria, no ya
para un filme convencional sino para lo que se pretende sea un homenaje.
La envoltura visual del conjunto apenas queda marcada por un cuantos tics maddianos: niebla, siluetas, sobreimpresiones y proyecciones oníricas, degradación del material fílmico, intertítulos y créditos con reminiscencias silentes, etc. Tampoco logra imponerse lo que la misma Isabella demanda durante un momento del metraje, esto es, la sencillez plástica y narrativa tan querida por su padre, llegando a recriminar a una cámara elevada para que descienda, deje de moverse y enfoque como lo haría su padre: con el motivo centrado y a la altura de los ojos. Petición curiosa ésta, cuando uno de los mayores logros plásticos de su progenitor fue proponer en sus encuadres “una ruptura del centro de gravedad de la imagen, oponiéndose a las ideas de centralidad y reencuadre impuestas por el cine clásico, para poder devolver a la imagen su poder de representación de la gravedad” (http://www.kinodelirio.com/dossier/cineastas/guy-maddin-cortometrajes-para-un-nuevo-siglo/)
La envoltura visual del conjunto apenas queda marcada por un cuantos tics maddianos: niebla, siluetas, sobreimpresiones y proyecciones oníricas, degradación del material fílmico, intertítulos y créditos con reminiscencias silentes, etc. Tampoco logra imponerse lo que la misma Isabella demanda durante un momento del metraje, esto es, la sencillez plástica y narrativa tan querida por su padre, llegando a recriminar a una cámara elevada para que descienda, deje de moverse y enfoque como lo haría su padre: con el motivo centrado y a la altura de los ojos. Petición curiosa ésta, cuando uno de los mayores logros plásticos de su progenitor fue proponer en sus encuadres “una ruptura del centro de gravedad de la imagen, oponiéndose a las ideas de centralidad y reencuadre impuestas por el cine clásico, para poder devolver a la imagen su poder de representación de la gravedad” (http://www.kinodelirio.com/dossier/cineastas/guy-maddin-cortometrajes-para-un-nuevo-siglo/)
FA 7115
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