El Castillo es una fidelísima reconstrucción de la fragmentaria novela de Kafka, no permitiéndose Haneke ninguna licencia, contrariamente a lo que hiciera Orson Welles más de treinta años atrás en su versión de El Proceso. El germano-austríaco no ejerce ningún tipo de manipulación creativa del texto; se limita a hacer una impecable traducción de Kafka en imágenes sirviendose de una muy inteligente selección de los momentos clave de la obra. Incluso se atreve a finalizar su película de una manera tan abrupta y poco convencional, como es la de insertar un cartel negro con la leyenda "aquí acaba el fragmento de Kafka".
La zona 3097
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