Un verdadero film poético. No solo por las poesías que escuchamos en el film, sino también por el poder de la imágenes que se suceden y cuya lírica exigen una libre asociación para construir un sentido en el relato. La película trata de los recuerdos de la infancia y de como arreglar cuentas con el pasado para poder lograr algún arrepentimiento. Nuevamente aparece en Tarkovski la incógnita de los fantasma que llevamos adentro y la lucha contra ellos para encontrar un equilibrio. Una voz en off va relatando poemas y uno de ellos dice: “Me veré otra vez hecho niño/ y entonces seré feliz/ al saber que todo me espera/ que aún todo es posible”.
La Zona 168
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