martes, 2 de septiembre de 2014

Journal d'un curé de campagne (Robert Bresson, 1950)

Diario de un cura de aldea
Film inspirado en la novela homónima de Georges Bernanos. Un joven sacerdote llega a una pequeña localidad del norte de Francia, donde se hace cargo de su primera parroquia. A pesar de que desarrolla sus labores sacerdotales con diligencia y humildad, es ignorado e incluso rechazado por sus feligreses. Convencido de que ha fracasado como pastor de almas, sufre una profunda crisis de fe. En tales circunstancias, tendrá que afrontar, además, una grave enfermedad. (FILMAFFINITY)
1951: Venecia: Premio OCIC
1953: Premios BAFTA: Nominada a mejor actor extranjero (Claude Laydu)

Tercer largometraje del realizador y guionista Robert Bresson (1901-1999). Adapta la novela “Journal d’un curé de campagne” (1936), de Georges Bernanos. Se rueda en estudio y en escenarios reales de la región del Paso de Calais (Francia), entre marzo y junio de 1950. Nominado al León de oro (Venecia), gana el Premio Internacional (Venecia), el Premio OSIC y el premio del Sindicato Francés de Críticos de Cine. Producido por Léon Carré y Robert Sussfeld para Union Générale Cinematrographique, se estrena el 7-II-1951 (Francia).

La acción dramática tiene lugar en Ambricourt (Artois), pequeña población del norte de Francia, con desplazamientos a Torcy y Lille, en 1949/50. La descripción de los caracteres principales, sobre todo el del protagonista, se presenta desarrollada con profundidad y acertada complejidad. El cura de la localidad, inexperto, novato, frágil, de mala salud, aunque cargado de buenas intenciones, es rechazado por sus parroquianos a causa de la extraña enfermedad que padece y la escasa religiosidad del lugar. Es, además, hostilizado por parte de algunos de ellos.

El film constituye un gran trabajo, que explora con lucidez poco común el mundo interior del protagonista, la soledad, el aislamiento, la marginación y las consecuencias físicas y psíquicas de una extraña enfermedad no diagnosticada. Añade un análisis clarividente de la amistad, el temor a la muerte, la vida rural, las relaciones entre padres e hijos, etc. Desarrolla la aproximación a los objetos de estudio con la mirada puesta, sobre todo, en las emociones que afectan al mundo interior de los personajes. Aparecen con cierta reiteración algunas de las constantes que acompañan al autor en su filmografía, como la presencia del mal, el silencio de Dios, la necesidad e inevitabilidad del sufrimiento físico y moral, la fragilidad de los personajes, el valor de la ingenuidad, etc.



La técnica narrativa se basa en el uso de actores no profesionales, el estatismo de las figuras, los planos cortos del rostro humano, la creación de sentimientos y situaciones que muestran, al margen de las palabras, las emociones íntimas de los personajes, etc. El estilo se caracteriza por el realismo, la sobriedad y el ascetismo expositivo, que prescinde de todos los elementos no esenciales y por ello innecesarios en opinión del autor. Compone elipsis brillantes que confieren profundidad y vigor a la narración y una agilidad muy cinematográfica al discurso.

La fotografía, de Léon Henri Burel, combina la sobriedad con composiciones que crean una belleza que destila clasicismo, equilibrio y fuerza expresiva. La música, de Jean Jacques Grünenwald, de cortes escasos y breves, se hace presente siempre con oportunidad. La obra toma algunas soluciones de “Dies irae” (Dreyer, 1943) e influye en la definición de caracteres de “Taxi Driver” (Scorsese, 1976). (Miquel, FilmAffinity)

FA 1625

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