domingo, 11 de noviembre de 2012

Alain Robbe-Grillet - Gradiva (C'est Gradiva qui vous appelle) (2006)


John Locke es un historiador del arte que se encuentra en Marruecos estudiando los trabajos de Eugene Delacroix. Mientras investiga sobre su obra en tierras africanas, se cruza por su camino varias veces una figura etérea, que le hace perderse entre las calles antes de desvanecerse. Tras una de esas apariciones Locke conoce a un anticuario y su grupo de amigas/cortesanas, con quien comienza a tener cada vez más relación pese a los consejos de su criada y amante Belkis, que le pide que se mantenga lejos de ellos.
Marruecos. Sobre el muro blanco de la mente, dibujos de Delacroix. Aquel Orfeo de rubios cabellos cree conocerlo. Nada es el fiel espejo de la incandescente realidad. En la cama, a su lado, la piel cobriza de la bella al desnudo. Un ciego, en un callejón. El narguile prendido, un opio que lo lleva dentro de un burdel dentro de un castillo de dolor. Y las pieles de las doncellas son laceradas bajo látigos de muchas borlas de acero. Suficientemente afilado para herir la sensibilidad de él, del explorador ansioso por dilucidar el misterio, porque ella está en todas partes, incluso en años pasados, en siglos paganos de Luna llena y fuegos apagados de humos blancos y brumas nocturnas. En un café, una taza hace humo, y se evapora la sustancia de la que está hecha ella. Rubios sus cabellos y viste a la moda, tanto de siglos pasados como de blue Jean y camisa de seda. Miente Delacroix, ya nadie cree en aquellas reproducciones. Solo están allí para embarrar la mente, para pintar con acuarelas el papel de la corteza cerebral de sangrantes cuerpos. El tormento parece no tener fin, y es allí cuando la fusión de los metales lleva a pensar en que los alquimistas, al igual que el rubio Orfeo, nunca pudieron crear ni oro ni realidad. Fin del carrete de diapositivas. (Andrés Besada para grupokane.com)
FA 5177

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