Charles Masson, un ejecutivo de publicidad casado, estrangula durante una sesión de sadomasoquismo a su amante, una mujer que además era la esposa de su mejor amigo, el arquitecto François Tellier. Sintiéndose pronto presa de los remordimientos, Charles, Un elegante burgués asesina por error a su amante. Aunque nadie sospeche de él, no puede ya disfrutar de la placidez de su hogar familiar, del confort anterior. Se siente culpable del delito y busca para sí mismo algún castigo que le redima, mientras las investigaciones policiales siguen su curso.Este es el esquema de este bello filme de Claude Chabrol rodado en el año 1971 y que, en cierto modo, cierra un ciclo de este autor francés, miembro destacado de la nueva ola, compuesto, entre otras películas, por La rupture, La mujer infiel, Accidente sin huella y El carnicero: se trata de una radiografía de la burguesía francesa realizada en clave de cine de suspense. Algunos de estos títulos, como es el caso de Al anochecer, fueron interpretados por Michel Bouquet, un sólido e inteligente actor, de cuya acusada personalidad quedaron profundamente marcados. Así lo escribía Jean Colas en Cinema des français: "Basta seguir a Michel Bouquet de un filme a otro, de un personaje a otro para apreciar qué era un burgués francés hacia 1970. Hay una relación entre ciertos tipos humanos y algunas épocas. Puede pensarse que Michel Bouquet, filmado por Claude Chabrol, y por algunos otros, será una imagen emblemática del burgués de la etapa de Pompidou".En este filme, Michel Bouquet interpreta al involuntario asesino. Matiza el actor con cuidado sus conflictos morales, que Chabrol contempla con cierta distancia, incluso visual, alejando del personaje la cámara en algunos de sus momentos más graves. "Chabrol actualmente no juzga, muestra", escribió Miguel Marías, "y deja al espectador en libertad de juzgar y es precisamente en esta película donde su postura ante la burguesía queda más clara; Chabrol se muestra, al mismo tiempo, más interesado, más implicado en sus personajes,y más ajeno mentalmente, más distante de su mundo". Por otra parte, el crítico Fernando Lara abundaba en este mismo tono narrativo al considerar que "como un lago alpino, bajo el que se esconden los más temibles monstruos acuáticos, el cine de Claude Chabrol presenta una apariencia tranquila y sin sobresaltos que en nada se diría corresponde a lo terrible de los hechos narrados. Por debajo de una superficie de cotidianeidad, de que nunca pasa nada, unos seres se convulsionan y agitan en un marasmo de reglas y contradicciones, de obsesiones y angustias"
FA 3571
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