Con El Sena encuentra a París, de 1957, el lirismo de Joris Ivens se hace íntimo, y en cierta manera vuelve a sus primeros films. Se le ha llamado «un poema plástico a la gloria de un paisaje urbano». Con los versos de Prévert, como fondo, va mostrando las orillas del Sena a su paso por París, todo lo que le llama la atención, lo que le atrae; todos los habitantes pintorescos de sus puentes, sus «clochards», sus gandules, sus enamorados y también los trabajadores, los soñadores... La gracia y la delicadeza de los detalles, la poesía real de los rincones del famoso río, la sensación de ingravidez y de finitud, la eterna permanencia del agua que fluye, todo se une para crear una obra muy sugestiva.
FA 3628
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