Murió con un faláfel en la mano (un falafel es
una comida árabe) es un film australiano, basado en la novela homónima de John Birmingham.
Es una de esas películas que tienen la rara habilidad de suspender la realidad
por unos instantes, permitiendo que otros agentes se inmiscuyan y la
distorsionen eternamente. No es que ocurran cosas extremadamente raras,
simplemente es que todas las pequeñas rarezas de la vida cotidiana se congregan
en el mismo punto, en el mismo momento. Y ese lugar son las casas que Danny (Noah Taylor)
comparte con otros desesperados, en una búsqueda inconstante de amor,
revelaciones y privacidad en el baño.
El desfile de personajes resulta tan hilarante como fácil de
identificar entre los conocidos. Feministas lesbianas que practican magia negra,
estrategas de salón que simpatizan con los skingheads, gays reprimidos que
salen del closet y no sorprenden a nadie… Y por supuesto, Danny, a quien
llamaríamos escritor fracasado si al menos fuese capaz de escribir algo.
Estén atentos a la magnifica banda sonora, que que confiere
de nuevos sentidos a lo que estamos viendo, e incluso se mete en el guión: ¿Por
qué todo el mundo elije las 3 de la mañana para poner Nick Cave y
suicidarse? ¿No pueden hacerlo al mediodía, cuando hay gente alrededor para
llamar a una ambulancia?
FA 4430
No hay comentarios:
Publicar un comentario