El jardín de los Finzi Contini (Vittorio De Sica)
[Il giardino dei Finzi Contini, 1970, Vittorio De Sica]
Es curioso como en cine hay que temas, quizás por
repetición, parecen provocar un cierto rechazo a veces casi instantáneo. Así
sucede con el nazismo y el Holocausto, seguramente el ejemplo más sangrante;
particularmente a mí me suele dar un poco de pereza ver una película dedicada a
ello si el enfoque no tiene ningún aporte de originalidad. Este es el caso de
"El jardín de los Finzi Contini", un afectado romance de trasfondo
histórico teñido de solemnidad y seriedad. A pesar de que fue galardonada con
el Oscar a mejor película extranjera y el Oso de Oro en Berlín, su perduración
en el tiempo ha sido más bien discreta. Entre otras cosas, por el hecho de que
Vittorio De Sica, eminente maestro del neorrealismo, es mucho mejor recordado
por otros filmes, y de hecho “El jardín de los Finzi Contini” tiene aspecto de
encargo (es una adaptación de un novelón de Giorgio Bassani) y fue realizado en
una época de declive para De Sica.
En la ciudad norteña de Ferrara habitan diversas familias
judías adineradas, entre ellas los Finzi Contini. La película retrata el auge
del fascismo en los albores de la guerra y cómo repercute en los derechos y
posición social de los judíos, además de personalmente en los protagonistas.
Principalmente dos: Giorgio y Micòl, la hija de los Finzi Contini. En esa
turbulenta atmósfera se desarrolla la relación entre ambos jóvenes y algún que
otro amigo más.
“El jardín de los Finzi Contini” no es mala película, pero
se queda a las puertas de ser una buena. O sea, de destacar, de sorprender, de
enganchar, de proporcionar esa originalidad que mencionaba. Su academicismo
echa mucho para atrás, todo en ella es bastante predecible y con regusto a
conocido, desde la evolución del romance entre Giorgio y Micòl hasta escenas
muy concretas, particularmente las que ofrecen esas mini-lecciones de historia
sobre el impacto del fascismo (ej: cuando a Giorgio le echan de la biblioteca o
a su familia no se le permite tener doncella por ser judíos). Toca decir
aquello de que es una película con esqueleto de telefilme, sobre el que hay que
poner mucha carne para intentar elevarla. Y hay que decir que De Sica se
esfuerza mucho y lo consigue.
Efectivamente, "El jardín de los Finzi Contini"
(que pese a todo se deja ver muy bien) cuenta con dos inestimables aportaciones.
La primera es la del director de fotografía Ennio Guarnieri, con quien De Sica
filma las imágenes envueltas en un aura un tanto irreal, casi mágica,
impregnadas de una borrosa neblina e iluminadas por una luz blanquecina y
brillante que rescata un poco de personalidad propia para la película. La de la
hermosísima Dominique Sanda que da vida a Micòl es la segunda y más importante
colaboración y el motivo por el que quería escribir esta entrada (más bien,
publicar las imágenes). Su rostro celestial es perfecto para el
"mood" triste y bello con el que De Sica rueda en las calles, los
salones y los jardines de Ferrara, y aunque quizás es un poco atrevido, un
ejemplo de cómo la presencia y los primeros planos de una actriz pueden
insuflar tanta sangre al celuloide. "El jardín de los Finzi Contini"
es una de esas películas para ver una vez, a pesar de alguna secuencia
inusitadamente brillante (las llamadas telefónicas anónimas a la casa de
Giorgio mientras la familia canta reunida a la mesa)... salvo, tal vez, por el
irresistible sol ardiente que es Dominique Sanda. A ella va dedicado el
artículo.
FA 4970
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