Meticulosos, sí. Metódicos, preparados; eran todo eso. Nada del otro mundo. Como todos, variaban. Había días de errores y desidia y luchas intestinas, y había días, buenos días, en los que nadie podría no haberlos juzgado brillantes. No se hubiera dicho que lo que hacían era complicado. Ni siquiera podría haber sido considerado nuevo, excepto quizás en un sentido geológico. Tomaron de su entorno lo que se requería e hicieron con ello algo nuevo.
Laberinto cerebral de repetidas visiones, digno de ocupar un lugar junto con rompecabezas a la vuelta del milenio tales como Mulholland Drive y Memento,Primer de Shane Carruth une física y metafísica en una ingeniosa reinvención de la ciencia ficción cinematográfica: su abordaje analógico-elucubrante debe ser la cosa más renovadora que ha visto el género desde 2001. Menos H.G. Wells que J.G. Ballard, este prodigioso debut de presupuesto ínfimo (sorpresivo ganador en Sundance) nos introduce quizás en los abismos temporales más fantásticos y plausibles con los que el cine jamás soñó.
Primer, opera prima rodada en 16mm con un presupuesto de alrededor de US$7.000, es un film ingenioso sobre los peligros de la ingenuidad(...) Tecnicamente hablando, se trata de una obra de ciencia ficción, pero de un tipo inusualmente riguroso y para nada ostentoso. Su director, un graduado en matemáticas que trabajó como ingeniero antes de enseñar precisamente realización cinematográfica, tiene una impresionante capacidad para captar los raros y silenciosos ritmos de la investigación y desarrollo en pequeña escala. Su guión describe el modo en que estos jóvenes científicos se expresan y toma nota de cómo su colaboración íntima y competitiva procede por saltos y detenciones y salidas oblicuas.
FA 4013
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