La película de Alonso es presa del usual paisajismo del cine argentino, con pretensiones de minimalismo máximo. El relato, el de un marino mercante que baja del barco en Ushuahia con el objetivo de ver si su madre "está viva", intenta hacer la architípica cópula romántica paisaje-argumento. La Tierra del Fuego en invierno, la soledad, etc.. No por esto la película deja de tener su contundencia y de ser visualmente atractiva. Quizá lo que mejor le vino fue el no abusar de los escenarios majestuosos, que pueden verse de soslayo, y mostrarnos también un poco de la vida de un pueblo fueguino (Tolhuin) que no es ni Río Grande ni Ushuahia. La interpretación de los personajes es, por otra parte, muy buena, lo que le otorga varios puntos a favor a esta historia, bien hecha, aunque siempre tendiente a una apuesta visual que considera que no hay mucho más para decir y no se da cuenta de que, en el fondo, no es mucho lo que dice.Hernán A. Manzi Leites.
La Zona 2862
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