La familia puesta a prueba
Una familia de clase obrera, a puntito de descomponerse. Phil, el padre, es taxista, un poco harto de todo, que a veces busca un lugar solitario en medio de ninguna parte, para perderse. Penny, la madre, cajera en un supermercado, es el sostén de la familia, pero quizá va muy deprisa por la vida. Rachel, la hija, despreocupada de sí misma, trabaja como limpiadora en una residencia de ancianos. Finalmente, Rory, el hijo, está en paro, es agresivo, y siempre anda ganduleando. Una desgracia, que les pilla desprevenidos, quizá vuelva a poner en marcha unos resortes afectivos que parecían bastante oxidados.Genial película del británico Mike Leigh, que ya dio pruebas de su enorme talento en Secretos y mentiras. Aquí insiste en su característico cine social, donde el amor es clave para superar problemas tan graves como el egoísmo individualista, la falta de autoridad paterna, la violencia doméstica, el paro, las adicciones al alcohol y la droga, las relaciones sin compromiso o el aborto... Los actos están soberbios, con mención especial para Timothy Spall, a quien hemos visto en El último samurái.
Una familia de clase obrera, a puntito de descomponerse. Phil, el padre, es taxista, un poco harto de todo, que a veces busca un lugar solitario en medio de ninguna parte, para perderse. Penny, la madre, cajera en un supermercado, es el sostén de la familia, pero quizá va muy deprisa por la vida. Rachel, la hija, despreocupada de sí misma, trabaja como limpiadora en una residencia de ancianos. Finalmente, Rory, el hijo, está en paro, es agresivo, y siempre anda ganduleando. Una desgracia, que les pilla desprevenidos, quizá vuelva a poner en marcha unos resortes afectivos que parecían bastante oxidados.Genial película del británico Mike Leigh, que ya dio pruebas de su enorme talento en Secretos y mentiras. Aquí insiste en su característico cine social, donde el amor es clave para superar problemas tan graves como el egoísmo individualista, la falta de autoridad paterna, la violencia doméstica, el paro, las adicciones al alcohol y la droga, las relaciones sin compromiso o el aborto... Los actos están soberbios, con mención especial para Timothy Spall, a quien hemos visto en El último samurái.
La Zona 2871
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