miércoles, 25 de mayo de 2011

John Ford - The Seachers (1956)

Fue la obra más angustiada y desesperada de los Western del director John Ford hasta ese momento. Ethan Edwards, el amargado y nihilista protagonista de esta película muestra el desprecio que siente hacia las normas y hábitos en los que apoya la sociedad, cuando interrumpe secamente el funeral de su hermano y su cuñada para iniciar su implacable persecución de Scar y Debbie. A lo largo de toda la película, el público le acompaña en su recorrido desde los límites de la civilización hasta los de la barbarie y la destrucción.
FA 4063

Isabel Coixet - Map of the Sounds of Tokyo (2009)

Mapa de los sonidos de Tokio
Narra la historia de una asesina a sueldo en Tokio (Rinko Kikuchi), que esconde su profesión bajo la apariencia de empleada de un mercado. Kikuchi (nominada al Oscar por su papel de joven sordomuda en "Babel") interpreta a la criminal, mientras que Sergi López encarna al propietario de una tienda de vinos en Tokio.
FA 4043

Julien Duvivier - Chair de poule (1963)

Carne de perdición
Dos trabajadores deciden salir de la penuria económica y hacer dinero fácil mediante un atraco. Sin embargo, el plan falla: un hombre resulta muerto y uno de ellos arrestado. Años después, consigue huir de prisión y se oculta en una estación petrolífera custodiada por un matrimonio. Pronto surgirá un triángulo amoroso con fatales consecuencias. (FILMAFFINITY)
FA 4042

Claude Chabrol - Bellamy (2009)

Si bien ni nosotros podemos hablar mal o bien de una cinta tan solo porque está protagonizada por algún actor o actriz de renombre y dirigida por un director de amplia y reconocida trayectoria, ni ustedes verla tan solo por esto que comentábamos y no reparar en aquello sobre lo que versa e ir casi con los ojos cerrados a sentarnos en la butaca, inevitablemente, esta cuestión de un cast atractivo y de un director también interesante, suelen ser cuestiones imposibles de soslayar a la hora de prestarle o no atención a tal o cual producción. Obviamente, en estos casos, siempre podrá haber un margen de error, la famosa excepción a la regla, sin embargo, las estadísticas, bah por los menos las mías, las que yo llevo al respecto, me dicen que cuando estos dos “astros”, actor y director se alinean, siempre habrá algo interesante para ver en esa película…

Y un estado de cosas como el que describíamos más arriba es el que surge con el estreno de la producción francesa titulada Bellamy y que está dirigida por uno de los directores franceses más importantes de los últimos tiempos, Claude Chabrol y protagonizada nada más y nada menos que por un señor actor, el francés Gerard Depardieu, quien no solamente ya trascendió las fronteras de su propio país, convirtiéndose en un referente de la actuación y el talento del mundo entero, sino las de su propia carrera artística que lo han tenido encarnando desde los roles más comprometidos hasta los más apocalípticos como en Disco y Asterix en los juegos Olimpicos, que desarrolló en el último tiempo.

Bueno, ya tienen la principal razón por la cual ir a ver esta cinta, aquí va otra…
Paul Bellamy (Depardieu) es un avezado y experimentado inspector que suele pasar sus vacaciones en una casa de verano que es propiedad de su esposa Françoise. Aunque ésta, muy infructuosamente, haya intentado por todos los medios persuadir a su marido para hacer otro tipo de viaje, como por ejemplo un crucero, algo que tanto le gustaría, una vez más, el destino los colocará en la casa de veraneo.

Pero las circunstancias no serán las de siempre ya que dos situaciones conflictivas contribuirán a hacerlo diferente: la aparición del medio hermano de Bellamy, un hombre con problemas de adicción al alcohol y la de un fugitivo que le pedirá al detective que por favor lo proteja. Por supuesto, estas circunstancias reavivarán la pasión de Bellamy por investigar…

Protagonizada además por Clovis Cornillac, Marie Bunel y Vahina Giocante, Bellamy, propone entonces una entretenida historia policial a la que no le falta ningún condimento y dos grandes nombres en su realización.

FA 4041

Claude Chabrol - Pollo al vinagre (1985)

Las fuerzas vivas de un pueblo representadas por el médico, el notario y el carnicero forman una inmobiliaria para hacerse con unos terrenos para especular con ellos. Madame Cuno (Stephane Audran) se niega a vender su propiedad. Ella es una viuda resentida encarcelada en su silla de ruedas que aprovechará el trabajo de su hijo, cartero, para espiar la correspondencia de sus enemigos y obtener ventaja. Se produce un accidente o asesinato y varias desapariciones apareciendo el inspector Lavardin (Jean Poiret). Con métodos muy heterodoxos el policía va obteniendo información y acorralando a los sospechosos.
FA 4040

Claude Chabrol - Masques (1987)

En Máscaras, fiel a su título, nadie es quien aparenta ser. Chabrol sí. El realizador permanece leal a sus principios y a su forma de rodar. Al final del filme se posiciona del lado que esperamos todos los que amamos su cine. De hecho, no me extrañaría nada que fuera la mano del propio Claude Chabrol la que aparece en el plano detalle que cierra la película.

Christian Legagneur (Noiret) es un presentador que regala viajes y cruceros a parejas de ancianos en un concurso de lo más hortera. Recibe la visita de Roland Wolf, un novelista que le propone escribir su biografía. La vanidad del primero y el interés oculto por su hermana desaparecida, del segundo, inicia una trama que se adentra en el suspense y en el drama, pero que se convierte en una sátira.

Tras los dos personajes principales, Chabrol completa el triángulo con la bella Catherine (Anne Brochet), una especie de ninfómana enfermiza sometida por Noiret en contra de su voluntad, extraída directamente de Encadenados (Notorious de Alfred Hitchcock, 1946). Chabrol no duda en incluir escenas idénticas a la cinta de referencia (la criada ofreciendo una taza de té envenenada, con plano detalle incluido) y completa su homenaje con la música de la famosa serie “Alfred Hitchcok Presenta...” que sirve de sintonía al concurso de televisión.
FA 4039

Abbas Kiarostami - Copie Conforme (2010)

El film comienza articulándose sobre un tema de rabiosa actualidad: la obra original y la copia. En los tiempos cinematográficos que corren, el debate en torno a los remakes está a la orden del día, como hemos podido observar con el estreno de ‘Déjame entrar’, versión americana del soberbio film sueco original. Kiarostami entra en la discusión mediante la figura de un experto en arte que ha escrito una obra en la que reflexiona sobre la validez de la copia frente al original, como objeto con entidad y valores propios. Ahora, este es el punto de partida, pero la película trascenderá esta idea y se convertirá en algo mucho más interesante.

‘Copia certificada’ (‘Copie Conforme’, Abbas Kiarostami) es la flamante ganadora de la Espiga de Oro del Festival de Cine de Valladolid, ex-aequo con ‘Sin retorno’, del argentino Miguel Cohan. La película del iraní Abbas Kiarostami no es exactamente un remake de ‘Te querré siempre’ (‘Viaggio In Italia’, Roberto Rossellini, 1954), pero sin la existencia de ésta, la película no tendría razón de ser. O sí. Éste es el primer film de ficción rodado fuera de Irán por Kiarostami, y nace del deseo expresado hace años por Juliette Binoche de trabajar con el realizador de ‘A través de los olivos’ (‘Zire darakhatan zeyton’, 1994), una situación que guarda no pocas similitudes con el inicio de la relación de Roberto Rossellini e Ingrid Bergman de la que hablé hace unos días. Tenemos, así, la película de un iraní rodada en Italia y protagonizada por una francesa y un inglés. Si esto no es cine global, que baje dios y lo vea.

Fa 4037

John Cassavettes - Husbands (1970)

Maridos
Gus, dentista, Harry, publicista, y Archie, periodista, son tres amigos casados y vecinos de Long Island, que asisten al entierro de un cuarto amigo, muerto a consecuencia de un ataque cardiaco. Tras el entierro, se largan corriendo a Manhattan a jugar al baloncesto y a nadar en un club. A continuación deciden emborracharse, acabando en una tasca de barrio llevando a cabo un absurdo concurso de canto en el cual, los clientes deben demostrar, cantando, que el auténtico sentimiento y el auténtico amor no han muerto. A la vez, se preguntan sobre sus vidas, amores y relaciones, cuestiones de las que habían estado relativamente inconscientes hasta ese momento, enfrentándose a la juventud que, de pronto, sienten que se les ha ido de las manos. Como resultado de sus cavilaciones deciden pasar un fin de semana por todo lo alto, viajando en avión a Londres y gastando el dinero como unos turistas ricos. Ligan con unas chicas en un casino miserable, consiguiendo un poco de sexo y excitación fuera de lo normal en sus vidas e intentan romper el ciclo vital en el que están atrapados. Al final, Gus y Harry vuelven a casa mientras que Archie decide quedarse en la ciudad.
Película con la que John Cassavetes accedió por primera vez a un presupuesto en condiciones, que aquí fue de un millón de dólares. La película es consecuencia del éxito de "Faces", la inmediatamente anterior, que propició que el director fuera contratado por Columbia, lo que aprovecha para abrir un nuevo capítulo en su filmografía. La película parte de un mínimo armazón argumental para crear una estructura abierta apoyada en los largos monólogos de sus tres protagonistas a base de frases insignificantes. Cassavetes escoge a tres cuarentones, genuinos representantes del americano medio, para diseccionar el comportamiento masculino a esa edad y por extensión, mostrar sus modelos de conducta dentro de la familia y la sociedad.
FA 4036

John Cassavettes - Gloria (1980)

GLORIA (1980) es una de las últimas películas de Cassavetes, rodada en un periodo en el que su figura parecía parte del pasado y aún no había logrado la rehabilitación de su obra prácticamente tras su muerte en 1989. Quizá por ello en el momento de su estreno sufrió una relativa incomprensión al ser considerada por los admiradores del realizador como un “film comercial” y por los seguidores del “thriller” como una rareza digna de no demasiada consideración. En cualquier caso el paso del tiempo ha proporcionado a la película una especial consideración, que creo están centrados en dos factores que logran dotarla de personalidad, interés y fuerza. Estos no son otros que el extraordinario protagonismo que tiene esa mirada que el director ofrece a la parte menos glamourosa de la ciudad de Nueva York y, por supuesto, la personalidad que el personaje de Gloria (Gena Rowlands) impregna todos los fotogramas del film. Gloria es la antigua amante de un mafioso que ha conseguido con el paso del tiempo hacerse con algunos ahorros y una relativa estabilidad en su vida de cara a asumir con dignidad su cercana vejez. Ella es vecina de Jack Dawn (Buck Henry), un contable de la mafia que ha “cantado” ante el FBI. Por ello unos matones se disponen a eliminarlo junto a su familia, y este, ante la cercanía de este final, decide entregar a su hijo más pequeño –Phil (John Adames)- a Gloria, entregándole el libro de contabilidad que detecta las mencionadas irregularidades y que puede, en un determinado momento, salvar de la muerte al niño.
FA 4035

viernes, 13 de mayo de 2011

Marcel Carné - Les enfants du paradis (1945)

Los niños del paraíso
En su momento, Los niños del paraíso fue elegida como la mejor película sonora francesa, estando considerada por los galos como su particular Lo que el viento se llevó. Es también una de las obras más significativas dentro del "realismo poético" que impregnó el cine francés desde finales de los treinta hasta la eclosión de la "nouvelle vague", movimiento cultivado por directores como Julien Duvivier, Marcel Carné o Jean Vigo, con la presencia de actores característicos como Jean Gabin, Michèle Morgan o Danielle Darrieux, y compuesto por una serie de películas teñidas de lirismo y fatalidad, de una peculiar atmósfera brumosa, de amores imposibles, felicidades efímeras y anhelos de huída.

Realizada a trompicones durante la Ocupación nazi por Marcel Carné (1909- 1996), el cineasta más famoso del país ya que Jean Renoir y René Clair se hallaban exiliados en EE.UU., Los niños del paraíso se estrenó en 1945 tras la liberación y estuvo en cartel a lo largo de 54 semanas. Gran fresco histórico del París de mediados del s. XIX, el del teatro popular y la literatura folletinesca, de calles bulliciosas y gentes que malviven, transcurre principalmente en el "boulevard du crime", así llamado irónicamente por la cantidad de obras de asunto criminal y desenlace fatídico que se representaban en sus teatros. Su hilo conductor es Garance, una hermosa mujer en busca de fortuna en cuya vida se cruzan cuatro hombres. En su segunda mitad (los nazis no dejaban hacer filmes de más de noventa minutos y Carné eludió la prohibición diviendo las tres horas de la historia en dos partes), Garance regresa a París y los hombres que habían influido en su vida aparecen de nuevo en escena.

Impregnada de un sentimiento melancólico, con momentos llenos de magia, la película se erige en un homenaje al teatro y a sus gentes, ofreciendo como no podía ser menos unas excelentes interpretaciones a cargo de Arletty (famosa actriz gala a menudo comparada con Marlene Dietrich), Jean- Louis Barrault, Pierre Brasseur o la española María Casares. Cuenta también con unos portentosos decorados de Alexandre Trauner, la presencia de dos mil figurantes, y sobre todo con los bellos parlamentos de Jacques Prévert.(UPNA)

El rip está dividido en dos partes. La primera es rip mío, la segunda de charulata de KG. Los datos técnicos corresponden a mi rip. El de charulata tiene la misma relación de aspecto, con un bitrate ligeramente inferior.
FA 4099 (2 Discos)

domingo, 8 de mayo de 2011

Luis Buñuel - The Young One (1960)

La joven
En una isla de la costa sur de los Estados Unidos, una joven queda al cuidado de un hombre mayor al morir su abuelo. Al poco tiempo, la joven se convierte en amante de su cuidador. La llegada de un hombre que huye de un inminente linchamiento interrumpe la soledad de la pareja y los enfrenta a convivir con un extraño.

Considerada como una película menor en la filmografía de Buñuel, La joven es, probablemente, una de las obras más personales del director aragonés.

"Es un filme muy mío" señaló Buñuel. "Hay muchos detalles: los pies del cadáver, las arañas, las gallinas, la imparcialidad: el filme no es ni pro-negro ni pro-blanco. Incluso deja justificarse al blanco racista cuando habla con el negro. No hay malos ni buenos absolutos. El racista da al negro un cigarrillo, agua para beber, pero no puede verlo como un semejante. Esto no se debe a la maldad, sino a ciertas influencias sociales."
FA 4072

Josef von Sternberg - Anatahan (1953)

Unos náufragos militares japoneses llegan a una isla que parece desierta, pero allí viven una bella mujer y su marido. Cuando la mujer suscita el deseo erótico de los hombres, éstos empiezan a competir para poseerla. Reciben un comunicado que les informa de que la guerra ha terminado y Japón ha sido derrotado, pero prefieren creer que es una treta del enemigo y prosiguen su obsesiva disputa por Keiko. La cámara y la voz de Sternberg acompasan este mítico filme sobre la fascinación por la mujer.

“Anatahan” es una película sorprendente, única en toda la historia del cine. Aunque Sternberg, en realidad y pese a su excepcional uso del sonido, siempre siguió haciendo cine mudo en el estadio más puro, su film postrero subraya el hecho del modo más contundente. No sólo por ese aire irreal que destila, pues, salvo algunos planos de exteriores sin personajes, todo el film se rodó en estudio; también por la insistencia en el puro gesto y en el inserto elocuente. Pero, por otro lado, y aquí viene la mayor extrañeza, “Anatahan” resulta especialmente avanzada para su tiempo y, aún hoy, decididamente moderna, ya que opera un marcado distanciamiento sobre su material de base, al que no es ajena su manifiesta teatralidad en el sentido más noble: la artificiosa reconstrucción de los decorados, la frontalidad de numerosos encuadres, las miradas a cámara en el desfile final (que van muchísimo más allá del guiño fordiano que cierra “El hombre tranquilo”).
Contrarios inusitados, cine y teatro, antigüedad y modernidad, se aúnan armoniosamente en “Anatahan”. La mirada al pasado es el trampolín para el futuro. Así lo atestigua la asombrosa elección de Sternberg, tan deudora del uso de intertítulos en el cine silente como novedosa en ése y en cualquier momento, de superponer a la versión original japonesa su propia voz en inglés, para traducir algún diálogo, anticipar acontecimientos o comentar la acción con máximas filosóficas, pese a que la película, tal es su sabiduría, se entienda perfectamente sin la voz en off. En efecto, esta voz reflexiva, que pone en primer término ese yo de la enunciación que tanto gustan de alabar los semiólogos al hablar de Welles, por ejemplo, enlaza ejemplarmente el último film del vienés con el primero, donde los rótulos parecían empeñados en comunicar el pensamiento de su autor; sólo que en “Anatahan” los comentarios son más escuetos, menos rimbombantes y mucho más sabios, por lo que aquello que en “The salvation hunters” era más bien defecto (perdonable, eso sí), ahora muda en virtud. Lo mismo cabe decir de otra inusitada rima con su primera filmografía: las serpentinas que en “La ley del hampa” le daban al cabaret ese aire tan barroco e irreal, ahora se transforman en las maromas del buque, las lianas de la jungla, las hojas de la vegetación, las redes o el entramado de los muebles, superando la intención decorativa para ilustrar una verdad esencial. Nunca personajes de un film han sido más prisioneros del entorno, físico y moral, que en la estación japonesa del cineasta; y nunca han estado más enjaulados, en otro rasgo de precursora modernidad, por la propia puesta en escena. Igual que esos peces de acuario que pululan por los títulos de crédito.
Barrotes como en un zoo, voz en off explicativa como en un documental: se diría que Sternberg contempla a sus criaturas con curiosidad antropológica…, o simplemente etológica. Pues, en efecto, si al norteamericano le atrajo el caso real de los soldados japoneses naufragados siete años en una isla desierta, fue, sin duda, para entregarse con ahínco a la puesta en evidencia del primitivismo subyacente en la sociedad (de cualquier país), para mostrar cómo, bajo circunstancias adversas, la civilización sucumbe ante la barbarie (inmersión sugerida por esos bellísimos travellings que nos introducen en la espesa selva, parientes de los ejecutados sobre los hombres entregados a la molicie o deslumbrados por la presencia de Keiko); en resumidas cuentas, para despojar de su máscara, esa meta crucial de su obra entera, a toda una sociedad. (...) No es de extrañar que “Anatahan”, final pieza maestra de un gran director, recibiera en Japón una acogida tan hostil, y en el resto del mundo, tan despreciativa, que incluso hoy en día sigue siendo una de sus películas menos difundidas; y aún peor, que en su momento supusiera el punto y final de tan brillante carrera. No hay clemencia para el que dice las verdades. Al menos, es un consuelo, la última secuencia de Sternberg es una de las más emocionantes, densas y admirables de toda la historia del cine. (Texto de Fernando Usón, tomado de El pollo urbano)
FA 4075

Anthony Mann - The Tin Star (1957)

Un cazador de recompensas llega a un pueblo lleno de tensiones donde no es bien recibido. Allí conoce y ayuda al joven e indeciso sheriff a resolver algunos problemas.

La Paramount Pictures a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado luchaba por arrebatar audiencia al creciente influjo de la televisión y como las demás compañías productoras de Hollywood se decantó por la espectacularidad del formato VistaVisión que permitía rodajes con unas características formales muy atractivas.Los productores William Perlberg y George Seaton tenían un guión escrito por el gran Dudley Nichols y una vez leído y releído con calma entendieron que sería conveniente la contratación del director "libre" Anthony Mann que había demostrado una enorme versatilidad al dirigir una serie de películas del oeste basadas en historias nada típicas ni tópicas, la mayoría protagonizadas por James Stewart.Quizá porque estaba más libre o quizá porque Mann intuyó con buen ojo que sería más apropiado, el caso es que decidieron contratar a Henry Fonda para protagonizar un western que titularían The Tin Star (1957) cuyo título resultó desastrosamente adaptado y traicionado más que traducido como Cazador de forajidos, lo que explica que haya resultado poco atractivo a simple vistazo para muchos.Tratar de reducir a una sinopsis el excelente guión pergeñado por Dudley Nichols vendría a ser emular la puñalada trasera asestada por ese lamentable título castellano minorativo de la complejidad de un personaje mucho más rico de significados que los que habitualmente pueblan las tramas del lejano oeste, ese tiempo inventado en el que las pistolas casi suplían las carencias de una administración de justicia.El título original hace referencia a la insignia que adorna el pecho de esos representantes de la ley que hemos visto en cientos de westerns remarcando su debilidad y escaso valor material: una estrella de latón es un objeto liviano que, bruñida, acaso servirá para que un malhechor tome puntería sobre el corazón que late debajo de ella, quizá más asustado de lo que debería. (...)Anthony Mann rueda en esplendoroso blanco y negro aprovechando el concurso del camarógrafo de la casa Loyal Griggs y la ventaja de poder rodar exteriores en los propios estudios de la Paramount, donde se construyó enteramente el pueblo. Ello permite a Mann no tan sólo dominar absolutamente las condiciones de rodaje de las escenas de exteriores sino, mejor aún, poder trabajar con la misma iluminación natural en los interiores ya que los diseñadores y constructores del set de rodaje, Hal Pereira, Sam Comer y Frank McKelvy realizan un notable trabajo de recreación del pueblo permitiendo a Mann moverse libremente con su cámara escribiendo la trama mediante toda clase de grúas y travellings que en otras circunstancias hubieran representado una dificultad añadida creando una tensión innecesaria.Mann, que con Stewart deja escritas bellas páginas de los grandes paisajes del oeste, en su única colaboración con Henry Fonda realiza un ejercicio de introspección y desgrana poco a poco la historia de ese hombre de triste pasado que contempla el presente con mirada serena y se detiene precisamente en dos jóvenes aprendices:Uno será el ya citado Ben, empeñado en ocupar la plaza de sheriff; el otro será el pequeño Kip (Michel Ray) hijo de Nona Mayfield (Betsy Palmer) y de un nativo indio americano fallecido: un mestizo al que los pueblerinos aprecian tan poco como a su madre, que vive en las afueras.A pesar de girar la trama en torno a la figura de ese Morg Hickman presente en la mayoría de las escenas, casi nunca se le otorga por Mann la habitual preponderancia del protagonista: utiliza la amplitud de cuadro y la casi ilimitada profundidad de campo de los objetivos fotográficos que domina Griggs para disponer unas composiciones dinámicas, robustas e inteligibles en las que se mueve con soltura y mucha parsimonia Henry Fonda, mientras nos cuenta en un blanco y negro que le da sensación de abstracto irreal la trama ideada por Nichols más allá de los sobrios diálogos que, reducidos a la mínima expresión, aclaran los conceptos que mueven a cada personaje.Ese Morg, mucho más allá que mero cazador de forajidos se nos presenta como hombre afable y pacífico: su determinación y firmeza son la cara egoísta que presenta ante la sociedad en general, pero en el trato directo y particular su bondad es evidente: esa ambivalencia está servida perfectamente por un Henry Fonda que sostiene la mirada como pocos y personifica con sus movimientos lentos la fuerza del que no necesita correr porque sabe perfectamente cual es el camino más rápido para alcanzar su objetivo y deja que los demás, atolondrados y confusos, se precipiten en una carrera descabezada: un hombre que recuerda y no olvida y sin erigirse en perdonavidas al uso, se mantiene tan al margen como puede de esa sociedad que intuye hipócrita y cobarde mientras se encariña con el mestizo desvalido. (...)No resulta nada sorprendente que el guión de Nichols optara al Oscar porque condensa en breve espacio diferentes temáticas que van mucho más allá que la mera película de acción bien resuelta y ejecutada: sin desdeñar los elementos melodramáticos que intensifican la atención del espectador pendiente de la resolución de los problemas que se les presentan a los protagonistas, persiste la formulación de la parábola social condensada en acciones motivadas por una toma de decisiones distintas: reflexiones encajadas con firmeza en la trama llaman al debate relativo al racismo contra el americano nativo así como la respuesta social responsable ante la exigibilidad y cumplimiento de la ley, amén de las relaciones entre experto y novicio con la proyección del conocimiento y la sabiduría obtenida por el uso y el tiempo en beneficio del aprendiz, sea de sheriff, sea de la propia vida, aunque ésta vaya a tomar otros aires mediante un traslado.Hay que imputar a la pericia de Anthony Mann las virtudes de esta película que en apenas hora y media cuenta tantas cosas y lo hace con un ritmo que nunca es presuroso ni agitado: la mano del maestro se percibe rigurosa en la letra proveyendo al conjunto de una caligrafía precisa y muy efectiva, escueta hasta parecer aséptica pero enérgica en los primeros planos cuando éstos son necesarios, al más puro estilo de los grandes clásicos; brilla asimismo en la dirección de los actores, que están todos muy bien, especialmente Fonda como hombre tranquilo y sensato que prefiere la mente a la pistola y Perkins sabe ofrecer la contra réplica del joven ansioso por cumplir y por aprender un nuevo oficio; los secundarios, encabezados por una sugerente Betsy Palmer, realizan como era costumbre de la época un buen trabajo "soportando" correctamente sus personajes sin los que la trama no sería posible.En definitiva, una película a disfrutar por el cinéfilo que, avisado, sabrá escapar de la pobre sensación que se obtiene al considerar el mal título que le han dado, ya que, lejos de ser una más del montón, estamos ante una pieza imperdible no tan sólo del western en particular sino del cine en general. (El Blog de Josep)
FA 4074

Bostjan Hladnik - Ples v dezju (1961)

Bailando bajo la lluvia
Una historia de amor entre Maruša, una actriz, y Peter, un pintor. Él vive en una pequeña y obscura habitación alquilada, ella en un pequeño departamento. Ellos pasan la mayor parte de su tiempo reunidos en un bar. Su relación está llena de incertidumbres y contrastes....
Con motivo de la celebración del centenario del cine Esloveno el año 2005, críticos de variadas generaciones escogieron Ples v dezju, como la mejor película eslovena de todos los tiempos.
El Fondo del Cine de la República de Eslovenia, por lo tanto, financió su lanzamiento en dvd con motivo de este aniversario.
FA 4071

Fritz Lang - Der Müde Tod (1921)

Las Tres Luces

Una joven pareja de enamorados viaja en una diligencia. El vehículo realiza una parada en una posada, donde un misterioso desconocido, que se ha unido poco antes a los viajeros, desaparece con el joven. La muchacha busca desesperadamente a su novio y, al descubrir que es la Muerte quien se lo ha llevado, implora a ésta para que se lo devuelva. La Muerte le muestra tres velas (vidas) a punto de extinguirse y le explica que sólo si logra salvar alguna de ellas, podrá recuperarlo...

Es muy probable que "Las tres luces" sea una de las películas más brillantemente concebidas y realizadas y, sin embargo, menos conocida de la filmografía del realizador alemán. Las tres luces es su octava película en Alemania, Lang la definió en alguna ocasión como un cuento de hadas. Fue escrita por Lang en colaboración con su, por entonces, mujer, Thea von Harbou, guionista de la mayor parte de sus películas en Alemania, desde los años 10 hasta los años 30. La película consta de tres historias, cada historia transcurre en un país y en un momento histórico diferente pero con el amor, el destino y la muerte como temas comunes. Los efectos visuales causaron tanta impresión en su época que Douglas Fairbanks, famoso actor, compró los derechos para su distribución en Estados Unidos. Más tarde, inspirándose en la estética y en los valores visuales de "Las tres luces", produce "El ladrón de Bagdad" (The Thief of Bagdad, Raoul Walsh, 1924). Para Fritz Lang, "Las tres luces" significó el primer gran éxito de la que sería una larga y excepcional carrera. Esta película es a veces tenebrosa y oscura, otras sin embargo, esperanzadora y mágica.

"Algo que había en aquella película me conmovió profundamente, iluminando mi vida."
Luis Buñuel
"Creo que el tema central de mi obra es la lucha que sostiene el individuo contra lo que los griegos y romanos llaman el Destino, y que toma aquì la forma de un poder real, llàmese dictadura, ley o sindicato del crimen. Se trata de la voluntad de salvaguardar la individualidad y es importante luchar para conseguir el triunfo."
Fritz Lang

FA 4069


Sang-soo Hong - Jal aljido mothamyeonseo (2009)

Como si lo supieras todo
Ku Kyung-nam (Kim Tae-woo) nunca ha dirigido una película de éxito comercial, pero es un favorito de los críticos - conocido en el extranjero y respetado en Corea. Invitado a participar en el jurado de un festival de cine, Ku pronto se da cuenta que el evento tiene poco que ver con el amor por el cine. Chicas guapas de la organización del festival le presentan críticos superficiales de cine y otros profesionales de la industria, que lo llevan a proyecciones en donde casi todos los miembros del jurado roncan ruidosamente delante de la pantalla mientras se recuperan de largas noches llenas de alcohol. De hecho, charlar en las fiestas y beber soju parecen ser las principales actividades del festival. Vagando borracho y sin rumbo por la ciudad, Ku se encuentra con un viejo amigo que insiste en invitarlo a cenar. Este inesperado encuentro lleva a un epílogo aún menos predecible con torpes acontecimientos cómicos como telón de fondo. Días más tarde, en un balneario en otra parte del país, nuestro antihéroe se reunirá con otro viejo amigo - su mentor, quien se ha casado con su antigua amante de la universidad.
FA 4062

Samuel Fuller - White Dog (1982)

Perro blanco
En White Dog una joven adopta a un perro, un pastor de piel blanca, que se muestra muy cariñoso con ella pero que de vez en cuando tiene impulsos violentos; progresiva y trágicamente, la chica descubre que el cánido ha sido entrenado para atacar a la gente de tez negra… Fuller dirigió la película en las postrimerías de su carrera cinematográfica, y aunque en una primera apariencia nos pueda afrentar su textura telefílmica y su tan poco velada filiación ochentera, a poco que escarbemos nos daremos cuenta de la altura cinematográfica de esta película de tan difícil filiación genérica.
Escarbando en el texto, no tardamos en descubrir la piel del lobo, del viejo Fuller, quien viste con su proverbial economía descriptiva esta parábola de tintes sociológicos, esta meditación sobre la genealogía de la lacra social llamada segregación racial, y que va delineando una radiografía hiperbólica cuya única forma es la violencia y único fondo el pesimismo. Atiéndase a la compresión narrativa, a la absoluta ausencia de espacios muertos en el frenético devenir de la historia, magníficamente secuenciada en dos tiempos, el primero de exposición de la materia, y el segundo –el más brillante cinematográficamente hablando-, en el que se plantea la tesis que al final se revelará irresoluble. En su apasionada crítica publicada en la edición de octubre de 2005 de la revista digital “Miradas de Cine”, Emilio Martínez-Borso decía que White Dog es “la película anti-racista más efectiva jamás realizada”
FA 4061

Phillip Noyce - Rabbit-Proof Fence (2002)

Generación robada
Trata la historia verídica de Molly Craig, una niña aborigen que se lleva consigo a su hermana menor y a su prima en su huida de una institución gubernamental establecida como parte de una política orientada a instruir a los niños aborígenes para devenir trabajadores domésticos, introduciéndoles así en la sociedad blanca. Armada de valor y determinación, Molly guía a las niñas en un viaje verdaderamente épico y siempre un paso por delante de las autoridades, a lo largo de más de 2.400 kilómetros del campo australiano, a la búsqueda del cercado de alambre a prueba de conejos que divide en dos la isla y que puede retornarlas a casa.
FA 4060

Joseph Losey - La truite (1982)

La trucha
Frédérique es una adolescente que trabaja en la granja de truchas de sus padres en Francia, mientras contempla su vida futura. Ella decide que recibirá todo lo que pueda de los hombres, sin dar nada a cambio. Se casa con un hombre gay, Galuchat, y persigue una carrera en la que atrae a los hombres y toma lo que puede de ellos. En un club de bowling, se encuentra con un grupo de ejecutivos de alto vuelo, que resultan ser una conquista fácil...
FA 4059

Joseph L. Mankiewicz - The Honey Pot (1967)

Mujeres en Venecia
El señor Cedil Fox (Rex Harrison) un millonario excéntrico, maquinador y aburrido, decide trasladar a su propia vida la farsa que propone la obra teatral "Il Volpone", escrita por Ben Jonson, autor del siglo XVII. Fox fingirá que está a punto de morir, y por lo tanto, de legar su fortuna, noticia que atraerá hasta su palacio de Venecia a tres mujeres que fueron importantes en su pasado.

Las moscas acuden al tarro de miel en cuanto se levanta la tapa. El juego comienza bajo las premisas del Volpone, de Ben Johnson, excusa perfecta para que ese extraordinario director que era Joseph L. Mankiewicz construya una trama que incluye la ambición, el engaño, la apariencia, la arrebatadora ironía, el crimen, la muerte, el tiempo tomado como enemigo a vencer en la espera de los sueños escapados y, por supuesto, el arribismo, uno de los temas que el director convirtió en insignia de sus innumerables obras maestras. Así pues estamos en un palco del gran teatro de la vida y, sobre las tablas, una impresión de nostalgia reflejada en el dinero se nos construye en la elegancia propia de una ciudad de amor y agua. Allí donde el oro es tiempo y el tiempo es polvo, una ingeniosa puesta en escena se yergue sobre la mentira y la mentira, como todo el mundo sabe, es continua en un mundo que utiliza el dinero como arma arrojadiza y como elemento de superioridad. Y en medio del nudo, comenzamos a creer que la verdad es pura apariencia y que la mentira es una impostora pero que, eso sí, el humor repleto de ironía nos da una oportunidad para la supervivencia. En los entresijos estarán los trabajos de un reparto de reverencia y adoración compuesto por Rex Harrison, Cliff Robertson, Maggie Smith, Susan Hayward, Capucine, Edie Adams y el pintoresco Adolfo Celi, moscas con nombre y apellido rondando siempre un escalón más alto al de su posición, manecillas de relojes que esperan su hora para dar la campanada en un soberbio retrato de la lujuria por el dinero. Aún así, esta película fue un fracaso en su estreno. Joe Mankiewicz estaba condenado de antemano al ser el máximo responsable, cuatro años antes, del fiasco de Cleopatra (una película que le costó un infarto y de la que siempre se negó a hablar) y no dudó en reflejar a algún productor de la época al que le encantaba marcarse algunos pasos de ballet en maravilloso dueto con su ruina moral. Pero para quien esto escribe, la película es inteligente, de larga cambiada, para paladares exquisitos que no se arrugan ante desafíos a la comprensión, de sonrisa socarrona y de atrezzo de lo evidente. Más vale preparar la mirada y seguir con atención las evoluciones de un zorro, de una mosca, de una ciudad que te besa en las mejillas para que acabes amando y de un desenlace para el que no se necesita apuntador. Así que, con un punto, enmudezco e inicio un discreto mutis por el fondo de la Piazza de San Marcos. (Texto de César Bardés, tomado de Los ojos del lobo)
FA 4058

Goran Paskaljevic - Varljivo leto '68 (1984)

El engañoso verano del 68
Esta hermosa y graciosa película se centra en el hijo mayor, Petar (Slavko Stimac), de una familia manejada por un estricto y autoritario padre, encarnado magníficamente por Danilo Bata Stojkovic. El joven Petar lucha para graduarse de la secundaria principalmente por una razón, esta tan encaprichado con su maestra de Marxismo que no puede pensar en otra cosa mas que en ella durante sus clases. Cuando llega la graduación, le miente a su padre sobre haber aprobado todas las materias mientras en realidad ha fallado en Marxismo.

Por supuesto, la verdad no es fácil de ocultar y cuando eventualmente sale a la luz, su padre se horroriza y decide castigarlo. En este punto se suceden una serie de escenas con la esposa del panadero, y cuanta mujer se le cruce en su camino. Más complicaciones y giros cómicos siguen llegando y llegando y la risa no cesa. Toda esta situación sucede durante una época muy turbulenta, la revolución estudiantil del verano del 68.

Reminiscencias del tema del comienzo de la adolescencia en anteriores películas como Black Meter de Milos Forman o Closely Watched Trains de Jiri Menzel, el director Goran Paskaljevic comparte la visión cómica de sus compañeros checos mostrando la agonía del primer e inseguro amor. Paskaljevic es un maestro de la comedia social y todos los actores hacen increíbles trabajos, probablemente el mejor trabajo de Slavko Stimac.(CINEMATISMO)

Por todos los amantes del cine balcánico es bien sabido que Goran Pasklajevic es uno de los mayores representantes del cine socio-político de la región. Esta es sin lugar a dudas una de las mejores comedias del viejo cine yugoslavo y su carácter crítico es insoslayable. Este es un director que difícilmente puede ser obviado en el cine europeo de los últimos treinta años y, sorprendentemente, es relativamente desconocido en España.

Todo el film transcurre a lo largo del turbulento año 68, momento en que los estudiantes de todo el mundo desarrollado junto a otros sectores estratégicos de la sociedad se rebelaron contra el orden establecido. Yugoslavia no estuvo fuera de la tónica dominante en Europa. La Universidad de Belgrado estalló tras París, Berlín, Varsovia o Praga con lemas como "¡Burócratas: no mangoneéis a los trabajadores!", "¡Más escuelas!, ¡menos coches!", "¡Abajo con la burguesía roja!" o "¡No hay socialismo sin libertad ni libertad sin socialismo!". Todo esto queda magistralmente reflejado en la película, de hecho la visión presentada en esta película está avalada por la experineica del propio Paskaljevic, quien estudiaba ese mismo año en la Escuela de Cine de Praga. Al año siguiente vería su primera película prohibida por la censura del Estado checoslovaco. Muchos motivos tenía el propio Paskaljevic para recordar con agrado aquella película: opuesto al nacionalismo dio una visión en cierta manera idílica de un mundo que a principios de 1980 estaba en estado de derribo, mostrando la que fue posiblemente la única protesta política yugoslava no relacionada con la cuestión nacional. El programa radical de reformas iniciado en 1965 venía a profundizar en las diferencias entre el rico norte y el pobre sur y devolvía importantes poderes políticos a las repúblicas. Todo esto afectó a la centralizada estructura del Partido, desembocando en el caos más absoluto y en una atrofia absoluta del estado. La reforma sólo benefició a banqueros de Belgrado y hombres de negocios que mantuvieron completamente bajo control los asuntos económicos.

Es evidente que todo esto contrasta en cierto sentido con el clima tranquilo y rutinario de una pequeña ciudad de provincias serbia que muestra la película y las fantasías y ensueños juveniles de Petar, representado por un genial Slavko Stimac. Los problemas políticos aparecen lejanos para los personajes del film, lo cual es una muestra de la dificultad del individuo para dilucidar el modo en que se ve afectado por la política.

Hay muchas cuestiones interesantes a lo largo del film: la crítica al régimen titista es la más dominante. En primer lugar hay un ataque frontal contra el dogmatismo marxista que trataba de analizar y esquematizar la vida humana por encima de las peculiaridades individuales de cada uno, como bien muestra el hastío de Petar respecto a las cuestiones doctrinarias. Sus preocupaciones son las de un joven cualquiera, Petar se encuentra en pleno viaje iniciático hacia la edad adulta y su abuelo, como suele ocurrir en estas sociedades balcánicas patriarcales, es la correa de transmisión entre el pasado y el presente. Al mismo tiempo hay una crítica al arribismo y falta de idealismo de muchos individuos que simplemente se ponían la chaqueta del comunismo como un medio para conseguir una mejor posición social, el padre de Petar sería el mejor paradigma de ello. De hecho sería al mismo tiempo la representación del estado autoritario-paternalista titista que trata de imponer su lógica y mentalidades sobre los ciudadanos. Así el padre aparece como un elemento fundamental en el control social del Estado sobre los individuos, un elemento necesario en la cadena jerárquica que se encarga de imponer el orden establecido. De hecho su figura podría compararse a la del césped, que se adapta a la dirección en que sopla el viento. Es significativo el modo en que el Estado marca los ritmos vitales y las opiniones, de hecho, el padre de Petar, cansado de que su hija alimente ideas contrarrevolucionarias (es decir, opuestas al régimen) a causa de las noticias televisivas esconderá la televisión. No obstante, cuando Tito aprueba las reformas propuestas por el movimiento estudiantil el padre devuelve la televisión a su sitio diciendo "El camarada Tito ha dicho que los estudiantes están bien. Podemos ver la tele otra vez". He aquí una crítica a la absurda autorepresión que muchos individuos llevan a cabo sobre su propia libertad en los estados autoritarios, esta aceptación por parte de la mayor parte de los individuos es una condición necesaria para la existencia de éstos. Al final se acaba demostrando que el individuo tan sólo se preocupa en primera instancia por poder vivir en las mejores condiciones materiales posibles y que la dignidad no es posible con el estómago vacío. No obstante los jóvenes protestan ante el aburguesamiento de la elefantiásica burocracia del Partido Comunista Yugoslavo y las escasas perspectivas de futuro que quedaban a toda una generación de jóvenes que habían entrado masivamente a la universidad. En general esto fue lo que impulsó a los jóvenes a las calles: el conservadurismo de las élites del Estado tras más de veinte años en el poder.

La representación que Slavko Stimac lleva a cabo de su papel es deliciosa; todas las mujeres del film auténticas bellezas, desde la primera a la última; la calidad de la comedia es indudable y la convierte en un clásico imprescindible. Definitivamente la recomiendo. DAVILOCHI

FA 4057

Alex Cox - Three Businessmen (1998)

Tres hombres de negocios
Un estadounidense y un inglés quieren cenar en Liverpool. Se pierden, se alejan, se enojan, se amigan, mientras sin darse cuenta van recorriendo distintas ciudades del mundo. Delirante comedia de Alex Cox.
FA 4056

Yilmaz Güney - Umut (1970)

Esperanza
Cabbar trabaja de chófer transportando gente en su viejo carro tirado por un caballo. Apenas gana para dar de comer a mujer e hijos, y sus deudas cada vez van en aumento. Sufrirá penurias una tras otra, al mismo tiempo que un amigo suyo está convencido de que hay un tesoro enterrado en alguna parte, y Cabbar mantiene la esperanza de conseguir dinero con la lotería. (FILMAFFINITY)

Cine social y político en estado puro sin renunciar a la belleza

Esta película de Yilmaz Güney fue comparada con toda justicia con las películas de todo un monstruo del cine italiano como fuera Roberto Rossellini. Entre otras muchas cosas esta cinta del año 1970 fue considerada la precursora de la corriente neo-realista en Turquía. El metraje es verdaderamente estremecedor, su dramatismo está al alcance de pocos maestros y se respira en cada uno de sus minutos. En lo que a mí respecta he sentido mi alma encogerse a lo largo de todo éste. La realidad que mostró en su momento una película como ésta iba dirigida a despertar conciencias, a iluminar la oscuridad de millones de vidas frente a las que muchos de los que tuvieron la oportunidad de ver este film pasaban de largo. Yilmaz Güney actuará como protagonista en el papel de Cabbar realizando, por cierto, una excelente interpretación. En cualquier caso los actores empleados por éste no eran profesionales. En cuanto a los escenarios de grabación éstos no fueron preparados, sino que las condiciones de vida que se muestran en el film son reales. Los esfuerzos de Güney por mostrar la vida familiar de las capas más bajas de la población del modo más fiel posible convierten a películas como ésta en verdaderos documentos históricos dignos de tener en cuenta para todo aquel que pretenda acercarse a la realidad social de aquellos tiempos.

El impacto que causó en las autoridades el visionamiento de la película llevó a éstas a prohibirla, si bien (como ocurriera con cierta película española) ésta será sacada a escondidas del país con destino el Festival de Cannes, cuando éste a parte de ser una plataforma para la promoción del arte era a su vez un altavoz a través del cual se clamaba por la defensa de unos valores sociales y políticos. Esto obligó a las autoridades a relajar la censura que pesaba sobre el film y finalmente pudo ser emitido en abierto atrayendo la atención de la opinión pública y las clases medias turcas.

Aquí estamos ante una nueva prueba del activismo y compromiso de Yilmaz Güney con los más desfavorecidos. No obstante esta película contiene varios mensajes dignos de tener en cuenta:

En primer lugar es sobrecogedor constatar las condiciones de vida en las que se encuentra Cabbar, ahogado por las deudas, con una amplia familia que alimentar y muchos sueños que cumplir. De este modo vemos como se echa en manos de la lotería todas las semanas, esperando que de ahí vendría la solución de todos sus problemas. Finalmente, cuando la desgracia se ceve sobre él dejándolo sin sustento posible tras la pérdida de uno de sus caballos y la venta de su carro por parte de sus acreedores, cansados de esperar que Cabbar devuelva sus abultadas deudas éste se entregará a los ensueños de su amigo que espera encontrar un tesoro con la ayuda de un hodja. Aquí entra en juego toda la superstición instalada en la mentalidad del pueblo bajo turco, superstición que Güney ataca amargamente en el más puro sentido marxista ("la religión es el opio del pueblo") y hace que éste se entregue a vanas esperanzas mientras su vida pasa con mucha más pena que gloria. Sin embargo aún resulta más angustiante el hecho de que el final sea abierto, incierto: los tres hombres permanecen allí, en mitad de la nada en busca de su "última" esperanza quién sabe por cuánto tiempo más mientras la familia de Cabbar puede estar pasando auténticas penurias. En este sentido Güney muestra a Cabbar como el paradigma del hombre desclasado o del lumpemproletario, es decir, aquel que no tiene identidad y que decide ir sólo en busca de soluciones para mejorar su vida, entregarse a la fantasía en lugar de luchar por otras vías (políticas, hemos de suponer). Así el director nos enseña que no hay esperanza para aquel que se enfrenta sólo al mundo, cualquier solución ha de pasar por la movilización y la unidad de los desfavorecidos.

En cualquier caso la película deja detalles muy interesantes como la desempatía de las clases acomodadas hacia los más humildes (caso del señorito que se carga al caballo de Cabbar), la injusticia de las autoridades que siempre se ponen de parte del rico (Cabbar casi tiene que marcharse de la comisaría dando las gracias porque no lo denuncien), los problemas derivados del analfabetismo que dejan al hombre indefenso ante el mundo (Cabbar no puede saber lo que escribe el secretario en la declaración policial, ni tan siquiera es capaz de poner el periódico en la posición adecuada para comprobar su boleto de lotería), el sempiterno conflicto entre tradición y modernidad (los deseos de las autoridades municipales por eliminar los carros de caballos como medida de higiene y saneamiento del tráfico a pesar de que éstos son sustento de muchas familias), etc.
DAVILOCHI.
FA 4055

Josef von Sternberg - Blonde Venus (1932)

La Venus rubia
Cuando descubre que su marido sufre una enfermedad espantosa, Marlene se sacrifica para pagar su tratamiento pero en el interín se enamora de otro hombre y decide escapar para conservar la tenencia de su hijo. Es el film en que Sternberg se acercó más a los tópicos del melodrama tradicional y también al clima social de la depresión norteamericana, pero eso no implica una concesión a ninguna forma de realismo ya que en sus manos ese contexto se transformó en un universo estético tan exótico como sus versiones de Marruecos, China, España o la Rusia de los zares. Contiene el número musical Hot Voodoo (con Marlene disfrazada de gorila) que debe ser uno de los más extrañamente eróticos de toda la historia del cine.

El cine de Von Sternberg es, en realidad, decadentista, en el mismo sentido en que lo es la literatura de Oscar Wilde. Tanto lo alambicadamente recargado de sus imágenes como el crispado control visual remedan, en el ámbito de la imagen, las mismas críticas que, a fines del siglo XIX, se le hicieran al teatro de Wilde en cuanto a su manejo de la lengua (vale decir, que las tiradas de sus personajes eran largas, exageradamente ingeniosas y que, finalmente, todos hablaban un mismo idioma: el suyo). Von Sternberg comparte con su ilustre predecesor, además, la contradicción entre la serena conciencia de la importancia que, tras la revolución burguesa, ha cobrado el público como mercado y el absoluto desprecio que, desde una concepción del artista como aristócrata, manifiestan por el mismo en tanto “multitud” incapaz de apreciar sutilezas sólo evidentes al genio.
Varias similitudes más podrían señalarse entre ambos (sobre todo en lo que respecta al uso y abuso de lo histórico y lo exótico), sin dejar de advertir una distancia que quizá constituya el núcleo mismo de la paradoja y el encanto de Von Sternberg. A diferencia de Wilde, un verdadero dandy, su paralelo cinematográfico era el hijo de un obrero inmigrante sumergido en la pobreza, que no sólo careció de una educación de primer nivel (con su por entonces tan “fundamental” –en términos de clase– acceso a la cultura grecolatina), sino que ni siquiera pudo terminar sus estudios, amén de criarse y luego desarrollar su carrera en el menos aristocrático de los países, Estados Unidos, que por aquel entonces (y hasta fines de la II Guerra Mundial) seguía siendo considerado en términos de todo lo que le faltaba para ser Europa (a la manera de la célebre e injuriosa lista que Henry James incluyera en su ensayo sobre Hawthorne).
Del mismo modo que hizo de cada uno de sus actores marionetas, llegando en el caso extremo de Marlene a diseñarla hasta el más mínimo detalle (imprimiéndole un estilo que habría de ser “su sello” por el resto de su carrera), Sternberg debió proceder consigo mismo, desde ese “von” agregado para explotar una ascendencia austrohúngara que no traía consigo más patrimonio que la miseria del inmigrante, hasta la decisión final de retirarse para estudiar “antropología”, según le gustaba decir. Quizá su máxima dificultad haya sido intentar una práctica artística basada en postulados tan sublimes, tan sutiles, en un medio todavía tan bestial, tan primario, como el cine de aquel entonces, que mal podía tolerar las frecuentes exageraciones y digresiones que su “estilo” le infligía a la trama. Como fuera, su tozuda extravagancia nos ha legado algunos de los mejores metros de celuloide jamás filmados, varias de las más osadas escenas y una de las imágenes más potentes del siglo XX: Marlene Dietrich, tal cual Von Sternberg la reinventara.(Pàgina 12)
Para Sternberg esta película era como un monumento a la maternidad y a la mujer. Cada vez que quería explicarle a su hijo lo que era la maternidad, le ponía emocionado esta película.No es ningún descubrimiento decir que la galería de personajes que Sternberg creó para Marlene, era directamente inspirada por lo que la propia Marlene significaba para él.Los críticos de la época insistían en que ella tenía muy poco registro como actriz. Ella lo sabía, e incluso reconocía no ser una actriz. Pero con su poco registro y una adecuada dirección, lograba transmitir verdadera convicción e incluso pasión a estas arrolladoras mujeres, mujeres activas que no eran perfectas, pero que siempre estaban dispuestas a la gran aventura que es vivir, aunque tuvieran que pagarlo con la muerte (como en "Fatalidad" (1931)).No retrocedían ante el pecado, el dolor, ni la hipocresía y muchas veces su motor era el amor. En "La Venus Rubia" Marlene hace todas las cosas que la sociedad le ha adjudicado desde siempre a la mujer, desde las más "honorables" hasta las menos "decorosas". Sin embargo, en toda su trayectoria vital (falsamente "pecadora"), Helen Faraday (La Venus Rubia) es movida por el amor que siente hacia su marido y su hijo. A causa de este amor será capaz de ejercer la prostitución, e incluso por conservar a su hijo, de convertirse en una vagabunda, para poder seguir ejerciendo como madre.Por ello, en "La Venus Rubia" la poesía del argumento (tan habitual en Sternberg) es más intensa que nunca. Es muy difícil imaginar una escena más emocionante que aquélla en la que Marlene tiene que soportar con la cabeza baja, hundida por la tristeza, las estúpidas palabras que le farfulla el cegato marido, incapaz de comprender el gran sacrificio de la mujer.Esto significa un enaltecimiento de la mujer, con respecto al hombre, y un reconocimiento Sternbergniano del injusto segundo papel que la sociedad le ha otorgado, a través de un argumento cargado de ironía subversiva.Pero esta obra maestra, que todavía no ha obtenido el reconocimiento que merece (a pesar de que es la película favorita de Marlene de muchos cinéfilos) tiene muchas más cosas: la fotografía en blanco y negro es tan espectacular como siempre, Cary Grant hace uno de sus primeros papeles importantes y Marlene canta 4 canciones, todas ellas importantes en el argumento.Uno de los números es mítico: Marlene emergiendo de la piel de un orangutan. (Cine Clàsico)
FA 4054

Satyajit Ray - Parash Pathar (1958)

La piedra filosofal
La vida de Paresh, un modesto oficinista bancario, cambia por completo cuando su joven vecino le muestra una piedra filosofal, capaz de convertir en oro cualquier metal. Tras su incredulidad inicial, Paresh comienza a amasar fortuna y se convierte en un nuevo rico, pero los buenos tiempos llegarán pronto a su fin después de que, borracho, desvele el secreto de su alquimia.

Parash Pathar fue la primera película de Satyajit Ray después de la Trilogía de Apu. Fue también su primera comedia y la primera película suya que usó el realismo mágico. Adaptado desde un cuento del mismo título escrito por "Parasuram" Rajsekhar Bose, la película nos muestra el sentido de humor de Ray.
FA 4053

Samuel Fuller - Pickup on South Street (1953)

Manos peligrosas
Skip McCoy, un ratero de poca monta, en un robo rutinario a una mujer, Candy, se apodera de un valioso microfilm que contiene secretos de estado. Pero Candy estaba bajo vigilancia de agentes del gobierno, lo que convertirá a Skip en el blanco de diversos individuos.
Pickup on South Street se ha consolidado como valiosa muestra de cine negro, dotada de secuencias antológicas como la inicial del robo en el metro y la del asesinato de Moe, que comporta en su globalidad un elocuente testimonio sobre los tiempos de la guerra fría y el macartismo.
FA 4052

Sacha Guitry - Le Roman d'un Tricheur (1936)

La novela de un tramposo
Comedia sobre las memorias de un caradura obligado a serlo por el destino. Su manera de ganarse la vida, los hoteles, las mujeres que se cruzan en su camino, siempre para torcérselo...

Actor, poeta, ensayista, libretista de ópera, autor de más de 120 obras de teatro y realizador de 25 películas, no es fácil separar su condición de argumentista de la de intérprete, guionista y aún director de actuación. Su vida entera fue pura representación.
Sacha Guitry (1885-1957) alardeaba de su escepticismo elegante, de su mímica, de su voz amaestradamente modulada, de su ingenio volteriano y su indiferencia ante los problemas trascendentales. Publicó una veintena de libros de poesía. Representó más de 150 papeles en la escena y actuó en 40 películas.Pero, por encima de todo, cultivó amorosamente la egolatría, de que era símbolo su famoso moi. Tan célebre o más como su afán de originalidad y de coleccionar excentricidades. Sin olvidar que fue hastacolaboracionista en los años de la guerra, aunque este pecado se lo perdonó pronto el noble pueblo francés.
Si bien muchas de sus películas son vulgares y en ellas abunda lo mismo la pirueta y el cinismo que la mediocridad y el convencionalismo profesionales, hay que aceptar que el conjunto de su obra ha tenido unaindudable influencia en el cine galo.Guitry amaba el detalle, la alusión, la pequeña historia, la anécdota y el toque irónico. Lástima que la supervaloración de la frase, la casi inmovilidad de la cámara y un evidente descuido en la forma echarantodo por la borda.
“Sacha”, como le decían cariñosamente los parisienses, había nacido en Rusia y era hijo del famoso histrión Lucien Guitry, primer actor de la no menos famosa compañía de Sara Bernhardt. Y estuvo casado con trespopulares actrices de la época: Gaby Morlay, Yvonne Printemps y Jacqueline Delubac.
A los 14 años ya era actor. Y a los 17 escribió su primera pieza teatral. Su más sonado éxito en las tablas, como autor e intérprete, lo alcanzó con Debureau, comedia escrita en 1918 y repuesta más adelante en1926 y 1950.Por el cine se interesó pronto. En 1915 hizo un documental en el que incluyó a un grupo de figuras destacadas de la cultura, como los pintores Degas y Monet, el dramaturgo Rostand, el músico Saint-Saens y el escultor Rodin. Comienzo al que seguiría un paréntisis de casi 20 años, cuando decidió llevar a la pantalla sus propias obras teatrales.
Al igual que Marcel Pagnol, nuestro hombre sigue también la tendencia teatral. Y como aquél, es partidiario del “teatro en conserva”. Pero, paradójicamente, su vivo ingenio nos compensa a veces de las continuas transgresiones a una posible estética fílmica.
Es cierto que este gran teatristas se muestra insensible a todo lo que no sea escena y candileja. Eso está claro. El fenómeno consiste en que un raro sentido le hace llegar al cine por vías inesperadas.De esta manera, rueda La novela de un tramposo, en la que incluye un comentario verbal que presenta, guía y explica la acción y los personajes. Cosa que la convierte en cinta pionera en la disociación sistemáticadel sonido y la imagen.
También hace Las perlas de la corona, obra dividida en pequeños sainetes con un comentario lleno de exquisita gracia y afinada puntería para dar en el blanco de la ironía.
Y algunas otras, donde se nota cómo, por amor al teatro, llega incluso a óptimos resultados cinematográficos. Y todo aquello que ha servido para pulir antes que él, el lenguaje del cine, se espiritualiza al pasar por sus manos, finas y elegantes como las de un Van Dyck.
Después de la Liberación, llegan malos tiempos. Guitry es detenido y debe rendir cuentas ante los tribunales galos sobre su trayectoria durante la ocupación alemana. Se le exonera pero no queda satisfecho. Y entonces decide rodar, para justificar su proceder, El diablo cojuelo,retrato magnífico de Talleyrand, el político y diplomático francés que durante su vida sirvió a todos los regímenes y fue un maestro en el doble juego.
Nunca ocultó que sentía una profunda simpatía por este hombre. Lo prueba, primero, el hecho de que, más adelante, lo volvió a encarnar en la pantalla en dos oportunidades. Y después, porque en una entrevista que se le hizo poco antes de morir y le preguntaron qué personalidad le resultaba más fascinante en la historia de Francia, dijo: “Talleyrand. Nadie como él. Fue el que mejor comprendió los problemas a los que se enfrentó”.Pasada la tormenta que debió encarar, la estrella de Guitry volvió a brillar. Se convierte en el cineasta oficial de la IV República y realiza una trilogía que le da gran renombre internacional: Si Versalleshablara, Napoleón y Si París nos contara, sin duda sus triunfos más sólidos, que sus críticos más severos, como Georges Sadoul, tildan de “desfiles seudohistóricos de gran espectáculo”.
Su despedida del cine fue La pareja de tres, una amable broma, en la que se derrocha agudeza y ligera ironía. En los créditos aparece como realizada por él, pero en realidad casi toda la dirigió Clement Duhour,productor de sus últimas películas, cuando empeoró la salud del cineasta. (Texto de Rodolfo Santovenia, tomado de Akerunoticias)
"La novela de un tramposo", primera película de ficción plenamente asumida por Sacha Guitry, es considerada una de las 100 películas más importantes en la historia del Cine. Innovador, Sacha Guitry fue el inventor de la "voz en off" que es el sistema para ver una escena con el comentario de un actor que no aparece en pantalla. La película, que ahora se considera emblemática en la historia del mundo del cine, tuvo bastantes contradictorios comentarios cuando fue presentada el 19 de septiembre de 1936: "esta película es un poco larga, más propia del cine mudo, pero sus resultados técnicos son espléndidos". No fue hasta más tarde cuando la película se reconoce plenamente en su verdadero valor, y es considerada una obra maestra por Orson Welles y Francois Truffaut, y acogida y admirada por los cineastas de la Nouvelle Vague. La película es una adaptación de una libro de Sacha Guitry, Memorias de un tramposo, representada con posterioridad en el teatro con el mismo título por Francis Huster. Maravillosa.
FA 4051