La sobrina de Herr Charpentier, Damen Marthe ( Karin Molander ) ama en secreto a su tío y la esposa de Herr Charpentier, Damen Irene ( Tora Teje ) ama al barón Félix ( Vilhelm Bryde ), además el escultor Preben Wells, amigo de la familia ( Lars Hanson ) ama a Irene, pero éste es un amor no correspondido… y básicamente esta es la trama del filme “Erotikon”, realizada por el gran director sueco Herr Mauritz Stiller: un filme sobre amor e insectos.
Prescindiendo de las adaptaciones de Johannes Linnankoski y Selma Lagerlöf, que han inspirado a Mauritz Stiller grandes epopeyas cinematográficas, el realizador sueco vuelve a sumergirse en el mundo de la comedia, el género que mejor conoce y al que Stiller ha dado ya obras de la talla de Amor y periodismo (Kärlek och journalistik (1916) o La mejor película de Thomas Graal (Thomas Graals basta film (1917). En esta ocasión, Stiller se sirve de una obra del escritor húngaro Ferenc Hercze para llevar a la pantalla Erotikon. La producción está orientada, desde el principio, a obtener una resonancia internacional y ante tal apuesta, no se escatiman gastos. Sacando a relucir su amplia experiencia teatral, Stiller pone en escena unos lujosos decorados que él mismo diseña, así como un riquísimo vestuario. El impacto visual alcanza su punto culmen en las tomas realizadas desde una avioneta, auténticamente excepcionales para la época y en las escenas filmadas en el Teatro de la Ópera de Estocolmo, que cuentan además con una música compuesta expresamente para la película. Al narrar una comedia atrevida y picante, en un tono sutil y estilizado, Stiller logra soslayar el potencial escabroso del asunto hasta hacerlo prácticamente inofensivo. Afortunadamente, la elegante presentación del trío o, mejor, cuarteto amoroso, no está exenta de situaciones en las que el cínico toque del realizador se hace presente, lo que sitúa la película muy por encima de la inevitable moraleja al uso en que, de otro modo, se hubiera convertido. El film, que se estrena en Estocolmo el 8 de noviembre de 1920, impacta agradablemente entre el público y permanece tres semanas en cartel. En Alemania, la película consigue un éxito aún mayor, y el mismísimo Reinhardt se desata en entusiastas opiniones. Pero su logro más importante es que va a constituirse en patrón de un nuevo estilo de comedia que, en el futuro, servirá de fuente de inspiración a realizadores de la talla de Ernst Lubitsch, Cecil B. De Mille, Jean Renoir o Billy Wilder. (Texto de Luis Enrique Ruiz, tomado de Obras Maestras del Cine Mudo)
Se tiende a considerar, con razón, que Stilleres un realizador más delicado que Sjostrom. Pese a que ambos directores son de difícil comparación, es cierto que el estilo de Sjostrom era de un realismo más descarnado, mientras que Stiller, elegante y mundano, aparece siempre dotado de una gracia y un ingenio, que, especialmente en sus comedias de ambiente moderno, le permiten efectuar extraordinarias piruetas estilísticas, de una sutileza sin igual. Eri sus filmes, sus soluciones insinúan más que muestran. Es un maestro de la alusión y un gran creador de imágenes poéticas, que otorgan a la violencia conceptual un singular refinamiento. Ésta era, según todos los testimonios, su más destacada característica personal: hombre culto, de gustos exquisitos, esnob y con una notoria tendencia al dandysmo, tenía además grandes conocimiemos musicales y era un experto violinista. (...)
Su carrera fue breve y brillante, a pesar de los problemas que se le plantearon en su última etapa cuando, desplazado a Hollywood, se vio incapaz de resistir el férreo sistema de los o grandes estudios. Esto explica que, al reves de Sjostrom, no llegase a hacer su gran película americana. Por otra parte, sus problemas empezaron en Suecia, pues estaba convencido de que cierta hostilidad de la crítica con algunas de sus películas se debía a que era extranjero (en realidad, era de origen ruso-finlandés). Si bien es cierto que una de sus películas -«Madame Thebes»- fue calificada como de «horrible mezcolanza», no lo es menos que, de «En medio de la corriente» escribieron los críticos: «La dirección de Stiller llega esta vez a lagenialidad».Al igual que Sjostrom, se había formado en el ambiente de los teatros suecos. De allí pasó al cine tras aceptar la oferta de Magnusson. Su primera realización, «Las máscaras negras» (De svarta maskema, 1912), es una historia de misterio a la manera danesa, con Lili Beck haciendo de equilibrista que salva a Sjostrom de unos secuestradores al caminar con él sobre una cuerda que atraviesa la calle a una altura de cinco pisos. Fue el .!S inicio de una estrecha colaboración cOn Sjostrom, que debutaba como actor cinematográfico en aquella película. De 1913 a 1918 rodó otras siete a las órdenes de Stiller, entre ellas las dos que tienen como personaje al guionista Thomas Graal. Irónicamente, Stiller escribió el guión de la primera película dirigida por Sjostrom: «El jardinero» (Tradgardsmlistaren, 1912).Apenas queda nada de las veintinueve obras que Stiller realizó entre 1912 y 1916 (entre otras, se ha'perdido la ya citada «En medio de la corriente», que contribuyó a convertir al actor Lars Hanson en ídolo nacional). De esta última fecha es «Amor y periodismo» (Karlek och joumalistik), comedia donde Karin Molander es la periodista que oculta su personalidad ante un explorador a fin de conseguir un reportaje sobre el mismo con el consabido desenlace amoroso entre la celebridad y el miembro de la Prensa. Huelga decir que se trata de un argumento que el cine repetiría hasta la saciedad, y título que, en los años treinta, se atribuyó a una comedia interpretada por Loretta Young y Tyrone Power.También satíricas en este estilo precursor de un Lubitsch o un Billy Wilder fueron, entre otras varias, «La mejor película de Thomas Graal» (Thomas Graals blista film, 1917), sorprendente ejemplo de cine dentro del cine, y su no menos agradable secuela «El mejor hijo de Thomas Graal» (Thomas Graals basta bam, 1918).Pero la obra más célebre de Stiller en. este género fue «Erotikon» (1920), glorificación del juego amoroso y gozosa anticipación de las comedias americanas de los años treinta, que fue ampliamente admirada en su difusión en el extranjero. Además de su contribución a la comedia, cabe destacar en el haber de Mauritz Stiller aquellos dramas semifantásticos donde al peso del pasado y de la muerte se unía la fuerza de una naturaleza indomable.(Terenci Moix, La Gran Historia del Cine)
FA 4095
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