domingo, 8 de mayo de 2011

Nicholas Ray - On Dangerous Ground (1952)

La casa en sombras
Jim Wilson es un policía violento, amargado y con tendencias solitarias porque no le gusta su trabajo ni lo que la gente piensa de el. Por su agresividad es trasladado al campo a resolver un caso de asesinato. Allí dará un cambio radical su personalidad cuando entra en contacto con el padre de la victima y la hermana del asesino.

Al igual que su debut como director, Los amantes de la noche, La casa en la sombra tiene a John Houseman como productor. Un hombre que produjo obras como Cautivos del mal (1952), El loco del pelo rojo (1956) y Dos semanas en otra ciudad (1962), todas de Vincente Minnelli, Carta de una desconocida (1948, Max Ophüls), Julio César (Joseph L. Mankiewicz, 1953) o Los contrabandistas de Moonfleet (Fritz Lang, 1955). En 1959, Nicholas Ray leyó la novela Mad With Much Heart, de Gerald Butler, y le atrajo de ella, el concepto del policía que patrulla las calles para erradicar la violencia mientras lleva, sin embargo, esa misma violencia dentro de sí mismo. Ray le propuso a Houseman su adaptación al cine, pero éste no compartió su entusiasmo. No obstante, pudo llevarla a buen puerto gracias a su tenacidad y perseverancia por lo que no se puede considerar a On Dangerous Ground como un mero encargo de estudio. En apenas 80 minutos Ray incumple las espectativas iniciales de estar ante un film noir canónico A él le interesa menos la intriga policial acerca de la resolución del asesinato de una niña que el itinerario moral del personaje protagonista. La casa en la sombra es una película cortada en 2. Dos universos incompatibles y visualmente enfrentados: el mundo urbano, nocturno, dominado por el negro y toda la gama de grises, y el mundo rural, diurno, iluminado por el resplandor claro de la nieve. Jim Wilson (Robert Ryan), el huraño y amargado agente de policía es desterrado de la ciudad por sus métodos violentos y el pueblo al que acude a resolver un caso, será su lugar de redención, donde recobrará la dignidad, en el amor de una mujer ciega. Todo en poco menos de 4 noches, filmado por Ray con la urgencia y el lirismo que le caracterizaban y con una economía narrativa en la que todo es esencial, nada sobra. La película comienza de manera espléndida. En la secuencia de apertura se nos presenta el ritual cotidiano de los policía preparándose en su casa para iniciar su patrulla nocturna. Con ello se nos introduce el tono que tendrá este segmento urbano, un retrato descarnado de tono documental del trabajo de un policía solitario, violento, que transmite amargura en sus miradas y sus acciones. En la 2ª parte, que acontece en una inhóspita zona montañosa siempre nevada, gana fuerza el melodrama a través de imágenes de un romanticismo desesperado y un sórdido lirismo. (leolo)
Una excelente serie negra que firma Nicholas Ray en torno a un policí­a al que se le ha ido la mano en un interrogatorio, por lo que sus jefes deciden enviarle lejos una temporada para que investigue un asesinato. Ray retoma el tema de En un lugar solitario, un hombre solo que hace de la violencia el resorte de su vida profesional. Excelentes trabajos de Robert Ryan, Ward Bond e incluso de Ida Lupino, ésta última impuesta por el estudio en contra de la opinión del director. El maestro Ray revitaliza el género negro. Un asombroso Ryan y una estilizada puesta en escena, un guión que es un prodigio de progresión dramática y la música de Herrmann ponen la guinda a una obra maestra imprescindible. Poco popular, es una cima del cine negro de los años 50. (...)
La casa en sombras es una pelí­cula pequeña, de “clase B”, de 82 minutos, y cine negro de muchos quilates. La pelí­cula tiene dos partes diferenciables, la primera parte, es urbana y nocturna, y nos perfila el carácter del personaje de Jim Wilson (Robert Ryan), un detective de la policí­a, hastiado de su trabajo y de si mismo, de su soledad, y propenso a incontrolarse y a ser violento. Esta parte es vibrante y enérgica, con una cámara viva (a veces al hombro) que le aporta un dinamismo y veracidad estupendos. La segunda parte transcurre en un entorno rural nevado, a donde acude Jim como purga por sus actos violentos en la ciudad, a investigar el asesinato de una niña. Aquí­ el tono del relato cambia al melodrama, ya que Jim conoce a Mary Walden (excelente Ida Lupino), la hermana ciega del asesino. Y Jim encuentra la paz a sus pecados. (...)
Pelí­cula que empieza deliberadamente frí­a, seca, dura, y que progresa de manera sorprendente y luminosa, La casa en la sombra es por diferentes motivos una de las mejores pelí­culas de la historia, un ejemplo de cómo el ritmo y el tono de un filme puede acompañar de manera perfectamente sincronizada a la evolución dramática de los personajes en la historia. Gran obra maestra de Nicholas Ray, de visión obligada para los paladares más refinados y delicados. (...)
La casa en sombras es una pelí­cula de claros y oscuros, de contrastes (campo y ciudad, violencia y sensibilidad) al servicio de ideas ejemplarizantes como que la violencia no conduce a ninguna parte y solo engendra violencia ó que para recibir primero hay que dar. Ideas que Nicholas Ray desarrolla con maestrí­a con ayuda de una fotografí­a de auténtico lujo (recordemos los espacios nevados y las persecuciones sobre la nieve) y por encima de todo, absolutamente ajustada a la enseñanza que Ray quiere transmitir, con un trabajo musical excelente de quien fue compañero musical cinematográficamente hablando de Orson Welles y posteriormente lo serí­a de Hitchcock y con un gran actor, de esos que marcaron época, como Robert Ryan, de alguna manera especializado en papeles con carga sicológica (recordemos sino su trabajo en Colorado Jim), Y además serí­a injusto no mencionar a Ida Lupino y dentro de los llamados actores de reparto, a un Ward Bond que siempre distingue con su buen hacer las pelí­culas en que actúa. Una pelí­cula absolutamente representativa de la mayorí­a de edad de un género tan interesante como es el “cine negro”. (Claqueta)
FA 4050

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