El demonio de la noche/Orden: Caza sin cuartel
En pleno apogeo del testimonial americano (a mitad de camino entre el neo-realismo italiano y el policial urbano de concepción dura), y cuando los estudios chicos trataban de morder tajada de la popularidad del film-noir, surge este film con pretención documental y sabrosos matices psicológicos. En el comienzo una voz en off (Reed Hadley) nos muestra a un oficial de policía (John McGuire) que, de regreso a su hogar luego de cumplir su horario, es asesinado a sangre fría por un merodeador (Richard Basehart). A partir de este momento la película invierte todo el tiempo posible en describir los métodos llevados a cabo por la policía (bajo directivas del Capitán interpretado por Roy Roberts) para rastrear pistas y evidencias que puedan llevar a conocer la identidad del criminal. Para dar a entender que el trabajo policial no es el dinámico y entretenido juego de deducción y persecución usualmente mostrado en las películas, se nos muestran incontables pericias, interrogatorios de sospechosos, retratos hablados, pesquisas entre reos y pedido de informes de otras reparticiones. Como resultado, poco a poco se va reconstruyendo el rostro y la ocupación del protagonista, el cual, a pesar del horrendo crimen, se nos muestra como un tipo tranquilo, que vive con un perrito, se dedica con brillantez a la electrónica y vende sus invenciones a un fabricante (Whit Bissell). Por supuesto, cada vez que necesita dinero no puede evitar asaltar licorerías o acechar a quienes pueden llegar a identificarlo. El ritmo narrativo, carente de matices, se agiliza en el tramo final, dando lugar a una climática persecución en el interior de las cloacas de Los Angeles. La película, dirigida por Alfred Werker, tiene algunas virtudes que tal vez sean responsabilidad del joven Anthony Mann, que dirigió (sin acreditar) un número no especificado de escenas. Ciertamente hay algunos momentos con una cortina musical que es la misma que un gran título de Mann, RAW DEAL (Pasiones de Fuego-1948), estrenada cinco meses antes por el mismo estudio (Eagle-Lion) y con idéntico compositor (Irving Friedman). Así y todo, el resultado es una fascinante combinación de varios estilos, corrientes y vetas cinematográficas. (Cinefania)
FA 4046
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