GLORIA (1980) es una de las últimas películas de Cassavetes, rodada en un periodo en el que su figura parecía parte del pasado y aún no había logrado la rehabilitación de su obra prácticamente tras su muerte en 1989. Quizá por ello en el momento de su estreno sufrió una relativa incomprensión al ser considerada por los admiradores del realizador como un “film comercial” y por los seguidores del “thriller” como una rareza digna de no demasiada consideración. En cualquier caso el paso del tiempo ha proporcionado a la película una especial consideración, que creo están centrados en dos factores que logran dotarla de personalidad, interés y fuerza. Estos no son otros que el extraordinario protagonismo que tiene esa mirada que el director ofrece a la parte menos glamourosa de la ciudad de Nueva York y, por supuesto, la personalidad que el personaje de Gloria (Gena Rowlands) impregna todos los fotogramas del film. Gloria es la antigua amante de un mafioso que ha conseguido con el paso del tiempo hacerse con algunos ahorros y una relativa estabilidad en su vida de cara a asumir con dignidad su cercana vejez. Ella es vecina de Jack Dawn (Buck Henry), un contable de la mafia que ha “cantado” ante el FBI. Por ello unos matones se disponen a eliminarlo junto a su familia, y este, ante la cercanía de este final, decide entregar a su hijo más pequeño –Phil (John Adames)- a Gloria, entregándole el libro de contabilidad que detecta las mencionadas irregularidades y que puede, en un determinado momento, salvar de la muerte al niño.
FA 4035
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