Las finanzas del Gran Duque
Cinta de intrigas 'palaciegas' ambientada en el diminuto
ducado mediterráneo de Abacco. (FILMAFFINITY)
Entre 1922 y 1923, el realizador Friedrich W. Murnau estuvo
muy ligado a la guionista –y futura esposa del también director Fritz Lang-
Thea von Harbou. Con ella realizó cuatro películas: el drama “La tierra en
llamas”, la romántica “Fantasma”, el mediometraje desaparecido “La expulsión”
que fue también un drama y, finalmente, la comedia “LAS FINANZAS DEL GRAN
DUQUE”. Fue ésta una colaboración fructífera si se tiene en cuenta que los dos
primeros fueron filmes sobresalientes y que este último le permitió probarse en
un género que resultaba casi extraño en un cineasta que siempre se aventuró
entre lo gótico y el drama.
Basada en la novela del escritor sueco Frank Heller, esta simpática comedia nos cuenta la aventura de un Gran Duque, último heredero de la corona del ducado de Abacco (una islita apenas más grande que el planeta donde habitaba el Principito) y que ahora se encuentra con graves deudas económicas. Semjon Marcowitz, el acreedor de marras, aparece entonces ávido de cobrar su dinero y conmina al Gran Duque para que le pague antes de tres días o de lo contrario se apropiará de la isla con chécheres y todo. Pero a veces la ayuda cae del cielo y entra en escena la Gran Duquesa Olga, una atractiva rubia –por más que alguien se esfuerce en afearla- que hará hasta lo imposible para llegar hasta el Gran Duque… y será cuando asistiremos a una serie de situaciones a ratos divertidas, y en general agradables, sobre una historia de amor que enfrenta el ideal de salvar el más minúsculo ducado conocido.
Para los que aún se creen la fantástica leyenda de que el actor de “Nosferatu” era un verdadero vampiro, aquí pueden volver a ver a Max Schreck como uno de los cuatro conspiradores con una puntuda barbilla. Y será grato ver a Mady Christians como la Duquesa Olga, y a Alfred Abel, muy atinado ahora como el sagaz Philipp Collin (alias profesor Pelotard). (Luis Guillermo Cardona, FilmAffinity)
Basada en la novela del escritor sueco Frank Heller, esta simpática comedia nos cuenta la aventura de un Gran Duque, último heredero de la corona del ducado de Abacco (una islita apenas más grande que el planeta donde habitaba el Principito) y que ahora se encuentra con graves deudas económicas. Semjon Marcowitz, el acreedor de marras, aparece entonces ávido de cobrar su dinero y conmina al Gran Duque para que le pague antes de tres días o de lo contrario se apropiará de la isla con chécheres y todo. Pero a veces la ayuda cae del cielo y entra en escena la Gran Duquesa Olga, una atractiva rubia –por más que alguien se esfuerce en afearla- que hará hasta lo imposible para llegar hasta el Gran Duque… y será cuando asistiremos a una serie de situaciones a ratos divertidas, y en general agradables, sobre una historia de amor que enfrenta el ideal de salvar el más minúsculo ducado conocido.
Para los que aún se creen la fantástica leyenda de que el actor de “Nosferatu” era un verdadero vampiro, aquí pueden volver a ver a Max Schreck como uno de los cuatro conspiradores con una puntuda barbilla. Y será grato ver a Mady Christians como la Duquesa Olga, y a Alfred Abel, muy atinado ahora como el sagaz Philipp Collin (alias profesor Pelotard). (Luis Guillermo Cardona, FilmAffinity)
FA 8506
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