El equivalente del viaje que todos vamos a hacer, o el hombre moreno que todas vamos a conocer, si caes en el gancho de leerte la taza/las runas/las barajas o el objeto mágico-predictor que elijas. El personaje de Gemma Jones (la también neurótica madre de Bridget Jones en ambas versiones) visita a una clarividente/timadora/borrachona que le vaticina que conocerá a un alto y oscuro extraño. A mí me asustaría mucho esa posibilidad, pero por alguna razón las inglesas parecen entusiasmarse mucho.
Woody Allen en sus buenas: neurosis de todo tipo, pero sobre todo, neurosis de la edad. El triunfo, la juventud, el amor, todo se esfuma y estos cuatro personajes, en los cuales se centra la película, pretenden aferrarse a como dé lugar. Y los personajes que gravitan alrededor de ellos son sólo eso: satélites que sólo sirven como apoyo para dar el paso que los asusta en el momento justo. Críticos la han llamado la "menos Allen" de sus obras, denostando mucho su uso de una voz narradora. Un recurso que a mí, por tradición, me encanta y ésta no es la excepción, pues Allen la usa para causar mayor efecto de caos: cambiando la dirección del espectador hacia dónde él quiere. Dirty Rotten Tomatoes apenas le da un 43%, pero ¿qué saben ellos?! (ja). Confieso no poder ser objetiva con el autor de Hannah y sus hermanas.
A pesar de los diálogos atropellados (intencionalmente claro), de los malos entendidos que van cosiendo la historia, sentí una calma muy agradecida, a la vez que su legendario sello: retratar las miserias humanas como nadie.
FA 4098
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