Con la casa de su familia en peligro de ser embargada luego
de que su padre traficante en libertad condicional desaparece, Ree, una
adolescente de las Montañas Ozark (Missouri), enfrenta peligrosamente a sus
parientes para romper una conspiración de silencio. Si fracasa y no logra encontrar
rastros de su padre, tanto ella como sus hermanos menores y su madre
incapacitada se quedarán sin techo.
Lazos de sangre, una adaptación de la novela Winter's
Bone de Daniel Woodrell bajo la dirección de Debra Granik, explora los
temas interrelacionados de los lazos familiares distantes y cercanos, el poder
y la velocidad de los rumores, el patriarcado, la autosuficiencia, y la pobreza
rural en las montañas Ozark, una región en pleno cambio social por efecto de un
submundo de laboratorios ilegales de anfetaminas.
Son esas mismas mujeres, moviéndose entre bambalinas en un
mundo dominado por hombres, las que tienen la clave que abre los secretos en Lazos
de sangre. Al final, lo más interesante en este tranquilo, por momentos
frustrante, por momentos estremecedor film, es el modo en que expone arduos
elementos de una intrincada trama de poder que florece incluso en un sitio tan
apartado (y encantado) como las montañas Ozark. Ree vive en una región en la
que toda mirada exige una respuesta, pero donde incluso un enemigo mortal no
entra en tu casa si no es invitado a hacerlo.
Dan Kois, The
Village Voice
Se cierne sobre las imágenes una pesada tensión, discreta
pero eficazmente subrayada por la música de Dickon Hinchliffe. La narración es
rectilínea como la de un western, estremecedora como en el cine negro. Aunque
el relato avanza sombrío e implacable sin grandes sorpresas ni giros
dramáticos, y la cámara permanece siempre centrada firmemente sobre el
personaje principal, se teje a partir de este centro una fina red de contactos
e intercambios diferenciados, que confiere al film gran profundidad y verosimilitud.
Christoph Becker, Artechock
FA 4375
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