Bill y Abby, una joven pareja, deciden abandonar la pobreza
y la dura vida que llevan en el Chicago de 1916. Los dos, junto a Linda, la
hermana de Bill, viajan hacia las grandes zonas de cultivo de cereales de
Texas, donde encuentran trabajo como braceros en una granja. Al finalizar la
cosecha, el joven y apuesto patrón, que cree que los tres son hermanos, les
pide que se queden porque se ha enamorado de Abby.
¿Cómo no vi esta película antes?. Basta ver unos minutos de
“Días del Cielo” (Days of Heaven) para perdonarle a Terrence Malick que tan
sólo haya dirigido cinco películas en sus treinta y ocho años de carrera. Pero
que películas todas ellas. Es que francamente…pocas veces uno mira una película
tan bella y dan ganas de decir…¡pero como ha filmado esta perfección este gran
hijo de puta!.
“Días del Cielo” trata sobre una pareja y una niña que sobreviven en la pobreza pre industrial de comienzos del siglo XX en Norteamérica. Los tres viajan desde la violenta ciudad de Chicago a trabajar a un campo de trigo aparentemente cerca de Texas, buscando una vida distinta. La pareja está formada por Bill (Richard Gere) y la bella Abby (Brooke Adams), que aunque están enamorados el uno del otro, y para evitarse problemas en la sociedad, actúan siempre frente a quienes los rodean como si ellos fueran hermanos. Los acompaña una niña llamada Linda (Linda Manz), que además de ser la verdadera hermana de Bill, es además la sabia narradora de toda esta historia.
En el campo trabajan de amanecer a atardecer, cosechando el trigo para El Granjero (Sam Shepard), un hombre joven, soltero y muy callado, que lo que le sobra en dinero le falta en cariño y salud: un doctor le ha diagnosticado poco más de un año de vida. El Granjero se enamora perdidamente de la temporera Abby y le pide quedarse. Es entoces cuando Bill ve y aprovecha la situación y le pide a su novia simular enamorarse del Granjero, para que los tres puedan quedarse en la cómoda casa de éste –que no tiene familiares- y así quedarse con su fortuna cuando él muera rápidamente. Serán solo unos meses. ¿Uds. que creen que va a pasar…?
Los dos párrafos anteriores hacen una sinopsis general de esta historia, pero como en todas las películas de Malick, este resumen casi no tiene mucho sentido, pues Malick usa la pantalla como pocos y no es precisamente para exponer diálogo. Es para pintar con luz, con atmósferas. Por momentos, Días del Cielo ni siquiera es una película de ficción, sino que una experiencia audiovisual, de tono documental, de imágenes y sonidos puros. Quizás el inicio de su estilo. Fragmentos de perfecta emoción, poesía y luz, que se acumulan tranquila y alternadamente en un marco dominado por la belleza del paisaje y la narración de la historia de un puñado de pequeños seres humanos que pasan por la tierra brevemente con sus miserias.
Recuerdos alegres de una vida feliz totalmente falsa, creada a partir de estas múltiples traiciones: a otros, a uno mísmo, a tu felicidad y lo que es peor, al amor (¿de tu vida?). Como el ataque de las langostas y un incendio –muy bíblico todo- que ocurren luego en este campo, esos momentos de felicidad bucólica tan maravillosa, que son imposibles de describir aquí y que sólo se pueden sentir frente al lienzo de Malick –gracias a la dirección de fotografía jodidamente espectacular de Nestor Almendros, la fotografía adicional de Haskell Wexler, la cámara de John Bailey, la dirección de arte de Jack Frisk, la musica de Ennio Morricone y todo el equipo detrás de esta joya– se pulverizan repentinamente.
Porque esa nube de langostas comienza de a poco, con uno o dos insectos carcomiendo una espiga. Lentamente…y mientras eso ocurre, cuando ya casi se acaba “la hora mágica”, los últimos rayos del sol le pegan de lado a una vieja casa de madera en la mitad de la nada. ¿Es que vivió y amó realmente alguien ahí dentro?. (Texto de Andrés Daly, tomado de Una película al día)
“Días del Cielo” trata sobre una pareja y una niña que sobreviven en la pobreza pre industrial de comienzos del siglo XX en Norteamérica. Los tres viajan desde la violenta ciudad de Chicago a trabajar a un campo de trigo aparentemente cerca de Texas, buscando una vida distinta. La pareja está formada por Bill (Richard Gere) y la bella Abby (Brooke Adams), que aunque están enamorados el uno del otro, y para evitarse problemas en la sociedad, actúan siempre frente a quienes los rodean como si ellos fueran hermanos. Los acompaña una niña llamada Linda (Linda Manz), que además de ser la verdadera hermana de Bill, es además la sabia narradora de toda esta historia.
En el campo trabajan de amanecer a atardecer, cosechando el trigo para El Granjero (Sam Shepard), un hombre joven, soltero y muy callado, que lo que le sobra en dinero le falta en cariño y salud: un doctor le ha diagnosticado poco más de un año de vida. El Granjero se enamora perdidamente de la temporera Abby y le pide quedarse. Es entoces cuando Bill ve y aprovecha la situación y le pide a su novia simular enamorarse del Granjero, para que los tres puedan quedarse en la cómoda casa de éste –que no tiene familiares- y así quedarse con su fortuna cuando él muera rápidamente. Serán solo unos meses. ¿Uds. que creen que va a pasar…?
Los dos párrafos anteriores hacen una sinopsis general de esta historia, pero como en todas las películas de Malick, este resumen casi no tiene mucho sentido, pues Malick usa la pantalla como pocos y no es precisamente para exponer diálogo. Es para pintar con luz, con atmósferas. Por momentos, Días del Cielo ni siquiera es una película de ficción, sino que una experiencia audiovisual, de tono documental, de imágenes y sonidos puros. Quizás el inicio de su estilo. Fragmentos de perfecta emoción, poesía y luz, que se acumulan tranquila y alternadamente en un marco dominado por la belleza del paisaje y la narración de la historia de un puñado de pequeños seres humanos que pasan por la tierra brevemente con sus miserias.
Recuerdos alegres de una vida feliz totalmente falsa, creada a partir de estas múltiples traiciones: a otros, a uno mísmo, a tu felicidad y lo que es peor, al amor (¿de tu vida?). Como el ataque de las langostas y un incendio –muy bíblico todo- que ocurren luego en este campo, esos momentos de felicidad bucólica tan maravillosa, que son imposibles de describir aquí y que sólo se pueden sentir frente al lienzo de Malick –gracias a la dirección de fotografía jodidamente espectacular de Nestor Almendros, la fotografía adicional de Haskell Wexler, la cámara de John Bailey, la dirección de arte de Jack Frisk, la musica de Ennio Morricone y todo el equipo detrás de esta joya– se pulverizan repentinamente.
Porque esa nube de langostas comienza de a poco, con uno o dos insectos carcomiendo una espiga. Lentamente…y mientras eso ocurre, cuando ya casi se acaba “la hora mágica”, los últimos rayos del sol le pegan de lado a una vieja casa de madera en la mitad de la nada. ¿Es que vivió y amó realmente alguien ahí dentro?. (Texto de Andrés Daly, tomado de Una película al día)
“Así, mientras haya cielo sobre la Tierra , durarán tus días y
los de tus hijos en el suelo que el Señor juró dar a tus padres.” Deuteronomio
11:21
FA 4379
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