La vida tal como es
Agnès deja el secundario y se instala con una amiga en un
monoblock de Bagnolet, en las afueras de París. Tras el despido de una
compañera por parte de un acosador sexual en un puesto jerárquico, Agnès se
convertirá en delegada del personal en la oficina en la que ha empezado a
ganarse la vida.
Profesor de secundario en las afueras de París antes de
volcarse a la realización -el interés de Eric Rohmer y Maurice Pialat en sus
cortos en super 8 realizados con amigos habría sido decisivo-, Jean-Claude
Brisseau trabaja hacia fines de los años 70 en el INA (Instituto Nacional del
Audiovisual) y realiza en 1978 este su primer largometraje profesional, un film
para la TV que
aborda la vida en urbanizaciones de las afueras de París (la localidad de
Bagnolet en este caso, más precisamente), donde se alquilan los llamados HLM,
"viviendas de alquiler moderado" subsidiadas por el Estado.
Considerado hoy totalmente visionario, el film aborda la evolución de la
sociedad francesa de entonces, sin retroceder ante ningún tabú. Plantando su
cámara en medio de los grandes monoblocks insalubres, el realizador se constituye
en testigo de una violencia ciega, que puede golpear a cualquiera en cualquier
momento. Mucho antes de la mediatización a rajatabla de la
"inseguridad", el cineasta muestra que esta violencia física nace de
una irreprimible violencia social.
Muchas presencias rohmerianas en un film que conjuga lo
social con registro a la vez trágico y farsesco: Marie Rivière, Lisa Hérédia,
Pascale Ogier, Rosette.
FA 4538
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