jueves, 6 de septiembre de 2012

Bela Tarr – Satantango (1994)


Para hablar de esta pelicula primero se debería conocer a su director y el estilo que tiene. Digo esto porque Tarr es un radical del cine contemporáneo en cuanto a que su punto de vista no se puede ver en ningún otro cineasta mundial, su estilo es único. De ahí que despierte tanto fervientes admiradores como detractores.

Este director húngaro recoge la herencia de Miklós Jancsó utilizando largas tomas de más de diez minutos en muchos casos para filmar con travelings ensayadísimos la coreografia de unos personajes a los que guia como títeres de un mundo al límite. La esencia de sus historias es la pobreza en la Hungria rural y como esta lleva a sus personajes a degradarse o dejarse engañar por cualquier espavilado con ansias de poder. Es, por tanto, cine de base psicológica (como se puede llegar a ver la humanidad en situaciones críticas), pero con una ambientación mágica que le otorga el punto de vista de Tarr.

Todo hay que decirlo es un cine lento y triste al qual no se esta acostumbrado por lo general. No obstante hay muchos directores de cine "indie" que le admiran y dicen ser sus pupilos como es le caso de Gus Van Sant (en su tetralogía de la muerte se ve la influencia: travellings y repetir escenas bajo diferentes puntos de vista) y Jim Jarmusch. 


Sátántangó (El tango de Satán)

En cuanto a Sátántangó se trata de la pelicula con que se dio a conocer mundialmente y los pocos críticos que la vieron quedaron maravillados.
El final del comunismo ha llegado a Hungría y en una población rural estan desesperados, la pobreza es cada vez mayor. Suerte que llega al pueblo un hombre en el que confian para salir de ese infierno. ¿Pero será todo tan sencillo?
Esa es la historia a partir de la cual se elabora un film de siete horas con momentos únicos y tan oníricos que no tienen nada que envidiar a Lynch, Bergman, etc.
Yo disfruté mucho, pero os aconsejo primero ver "Armonías de Werkmeister" o "La condena" para adentraros en el mundo Tarr.




"¿Cómo hacer justicia a esta comedia negra de siete horas de duración, que se encuenta entre las películas más impresionantes de los noventa? Es una obra diabólica de sarcasmo sobre los sueños, intrigas y traiciones de una cooperativa agrícola fracasada, adaptada por el director húngaro Béla Tarr y por László Kasnahorkai a partir de la novela de finales de 1985. Se desarrolla durante dos días consecutivos, otoñales y lluviosos (interpretados desde la perspectiva de los diferentes personajes) y más adelante, en el trascurso del mes. La forma de la novela se inspira en los pasos del tango -seis hacia delante, seis hacia atrás-, una idea reflejada por la estructura temporal traslapada, con su doce secciones y sus largas tomas, extraordinariamente coreografiadas, y unos movimientos de cámara que hacen pensar en un Andrei Tarkovski despojado de espiritualidad y dotado de la intensidad de invernadero de un John Cassavetes. Cada sección acaba vigorosamente con la narración en tercera persona fuera de pantalla; comentario elocuente y poético sobre los personajes y su mundo que procede directamente de la novela.

Sátantangó nos hace compartir mucho tiempo, además de espacio, con sus personajes, y el efecto global es cargar cada toma de peso moral y narrativo. Por detestables que sean esas personas, estamos tan plenamente con ellas, durante unos períodos tan largos, que no tenemos más remedio que involucrarnos en sus diversas estratagemas. Entre las extraordinarias secuencias -y son muchas- hay un tour de force fascinante que registra durante una hora los movimientos solitarios de un viejo doctor perdido en una bruma alcohólica, y detalla de manera hilarante la cantidad de esfuerzo que se requiere para que un hombre obeso beba hasta perder el conocimiento. Hay que añadir la visible crueldad contra un gato en otra secuencia, una imitación tan experta como continua lluvia. Pese a su visible y descarnado realismo, Tarr es un maestro del artificio.
Si el relato es un comentario indirecto sobre el hundimiento del comunismo, tiene mucho que decir sobre las degradaciones subsiguientes del capitalismo. Como ha señalado Tarr, la policía y la naturaleza humana son las mismas en todas partes. El tema de esta narración, brillantemente construida, es cosa del mundo actual, y sus 450 minutos de duración ininterrumpida son necesarios porque Tarr tiene mucho que decir y quiero hacerlo bien." (Jonathan Rosenbaum: Critico de cine del Chicago Reader)

FA 5000
4 DISCOS

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