En el rancho "Las furias" viven T. C. Jeffords y sus dos hijos. Clay, que es un buen chico pero sin carácter, y Vance, una mujer ambiciosa aunque justa. El patriarca desea expulsar de sus tierras a una familia de mexicanos, los Herrera, cuyo primogénito es amigo de la infancia de su hija. Tercero de los westerns que Mann rodó en 1950, revolucionando el género en una dirección más pesimista.Barbara Stanwyck efectúa la transición de chica mala del film noir a formidable matrona ranchera , aquí enfrentada a la no menos formidable Judith Anderson (el "ama de llaves" de Rebecca de Hitchcock).
“Decir que Las furias es una transposición literal al western de “El idiota” de Fedor Dostoievsky, es quizás algo exagerado. De hecho, la inclusión del film en los márgenes del género del Oeste ya resulta algo aventurada, porque pese a tener elementos afines al mismo, desde la paisajística hasta el decorado de un rancho, Las furias cuadraría mejor con las cualidades de un melodrama freudiano, aspecto que por otra parte ligaría la película con la tendencia del western psicológico a la que no fue nada ajena Niven Bush, autor del relato original inspirado en la citada obra de Dostoievsky” “Enmarcada en una tradicional historia de ganaderos rivalizando contra colonos, Las furias actua posiblemente en demasiados frentes argumentales: las relaciones familiares de los Jeffords, la ambivalente historia de Vance y Darrow, la presencia de los Herrera –en cuanto al papel de Juan en la vida de Vance y en relación a la rivalidad aludida entre ganaderos y colonos-, la intromisión de Flo en el mundo acotado de T.C y su hija, la venganza de Vance. Donde mejor funciona la película es en la constante sucesión de obediencias y desobediencias, de desafíos y pactos entre padre e hija: por ejemplo, la escena en la que Vance realiza una apuesta con Darrow, convencida de que su padre no podrá adivinar las auténticas pretensiones de éste –todo parece siempre un juego entre el ganadero y la joven-, o los fugaces interludios en los que Vance acude a Herrera, como amigo y confidente, sabiendo que se trata del máximo rival de su padre… Western tan o más extraño que Hombre del Oeste, encuentra en ese exceso trágico su singularidad. Cada elemento, por anecdótico que sea, provoca una sensación de desasosiego, de oculta violencia: Darrow se llama Rip, como el sonido de una navaja al cortar. Así se construyen las múltiples relaciones entre los personajes y la tensión almacenada acaba por explotar de la manera mas determinante.”(Quim Casas) “Personalmente considero Las furias el western más extraño y cerrado de los realizados por Anthony Mann. También el más sombrío de los tres que rodó en blanco y negro entre los años 1950 y 1951, ninguno de los cuales, visto por sí solo, tiene relación con los otros” “…Es lógico que el mapa humano dibujado en el film, en un sombría blanco y negro que a veces convierte a los personajes en manchas sin rostro adheridas al fondo de cada plano, se vea enriquecido dramáticamente por la violencia y la pasión. La violencia, aunque se halla presente en las relaciones que mantienen los personajes, estalla con motivo del linchamiento de Juan Herrera, ordenado por T.C., que es mas la reacción de un padres despechado (la idea del amor traicionado) que la venganza de un ranchero sobre el colono que ocupa una ínfima parte de sus tierras…” “Rodada en blanco y negro por deseo de Hal B. Wallis (con foto de Victor Milner), The Furies es un western claustrofóbico, casi a lo Wellman, incluso en las secuencias de exteriores presididas por cielos siempre nublados y oscuros y por noches cerradas, en el que los actores se mueven en siniestros contraluces que aplastan sus figuras contra el fondo el encuadre, sin jugar con la perspectiva paisajística (algo que resulta insólito en los trabajos de Anthony Mann)…”(Josè Marìa Latorre)
FA 3932
No hay comentarios:
Publicar un comentario