La mansión Hill - que perteneciera a la familia Crain - ha permanecido cerrada durante años. Debido a su trágico historial de desgracias, la mansión ha ganado la fama de estar embrujada. El investigador paranormal John Markway decide realizar una pesquisa acerca de la veracidad de los rumores, contando con la ayuda de dos mujeres con experiencias paranormales, las que le pueden asistir a develar los misterios de la misma. Pero Eleanor Lance, quien se encuentra visiblemente perturbada al momento de llegar a la mansión, comienza a percibir una presencia indeseable y fantasmal que la desea a ella. Y ahora, poco a poco, Eleanor está cayendo bajo las garras del espíritu que posee la mansión Hill.
Esta fascinante y compleja obra de terror, más psicológico que físico, posee la virtud de funcionar a varios niveles de lectura: desde fuera, es una estremecedora historia que toma como base los diabólicos efectos que una casa encantada causa a todos aquellos que osan penetrar en ella y sufrir su influencia; desde dentro, es un relato sobre el proceso de auto-descubrimiento de la personalidad y tendencia sexual por parte de la protagonista. A juicio del que escribe, la esencia del film es la definición de un personaje que sufre una evolución encaminada a la liberación y el desarrollo total de su ser, mientras que los fenómenos sobrenaturales que aparentemente se producen en la casa son elementos secundarios, simples acompañantes del devenir del personaje central, auténtica piedra angular alrededor de la que giran todos los acontecimientos y los avatares del resto de caracteres presentados. Robert Wise, director de otras estimables obras de género fantástico como Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still, 1951) y La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain, 1971), adapta la novela The Haunting of Hill House (Shirley Jackson) prescindiendo casi de efectos especiales (salvo esa puerta que palpita o late como un corazón...) y golpes de efecto fáciles o gratuitos, y consigue provocar el pánico del público mediante una puesta en escena ejemplar sustentada en la creación de una atmósfera opresiva y paranormal reforzada por los atípicos ángulos de cámara. El trepidante inicio del film, contándonos el pasado de la casa al estilo de un prólogo que nos coloca en situación e informa de los antecedentes, ya nos introduce en terreno inquietante, y constituye uno de los arranques más poderosos y contundentes del cine fantástico todos los tiempos.La gótica obra arquitectónica que sirve de escenario está filmada de modo que parece viva, consciente, verdaderamente poseída por espíritus o espectros maléficos, como si de la puerta de entrada al mismísimo Infierno se tratase. Es obligada, en este punto, realizar una especial mención a la impresionante y sensacional fotografía en blanco y negro de Davis Boulton, capaz de mostrar con gran eficacia el descarnado aspecto visual del ambiente de pesadilla en el que se encuentran los atribulados personajes. La ambigüedad del film no nos permite afirmar a ciencia cierta si la casa realmente estaba encantada o, por el contrario, todo formaba parte de la auto-sugestión que las leyendas y los entornos causan sobre los seres que acuden a tan específico lugar. Es posible que los fenómenos inexplicables sencillamente fuesen producto de la imaginación de sus mentes. En todo caso, el relato siempre se mueve entre dos aguas (realidad/imaginación) y, sin duda, se debe considerar como un acierto absoluto que atrapa, más si cabe, la atención de un espectador con el corazón en un puño fruto de la formidable intensidad del producto.The Haunting se revela como un estudio de los rincones más oscuros e inconfesables de la mente humana, de los mitos y leyendas, del papel de la ciencia a la hora de explicar fenómenos extraños, de la búsqueda de la identidad propia y de la percepción de la realidad entre otras muchas cosas. Se trata, en fin, de un extraordinario clásico lleno de riqueza que forma parte de la plana mayor del subgénero de casas encantadas junto a otras cimas artísticas de características similares como El resplandor (The Shining, 1980, Stanley Kubrick), ¡Suspense! (The Innocents, 1961, Jack Clayton), La leyenda de la mansión del infierno (The Legend of Hell House, 1973, John Hough), Los intrusos (The Uninvited, 1944, Lewis Allen), Poltergeist (Poltergeist, 1982, Tobe Hooper), Al final de la escalera (The Changeling, 1980, Peter Medak) o Los Otros (2001, Alejandro Amenábar). Todas ellas exprimen brillantemente la sensación de incomodidad y claustrofobia que suscitan esos espacios cerrados de aspecto tan "oscuro". (Texto de Manel Lledó Bertomeu, tomado de Pasadizo. com)
FA 3940
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