Llama poderosamente la atención que en 1949, esta cinta de Nicholas Ray con un trasfondo social tan significativo tuviera una distribución sin dificultades, cuando ya había irrumpido en Hollywood desde 1947 la caza de brujas impuesta por el Comité de Actividades Antiamericanas y su fiebre anticomunista, aunque un poco antes de la llegada del infame senador McCarthy.La historia está basada en la novela de éxito del mismo nombre de Willard Motley de 1947, en ella se narra la vida del delincuente juvenil Nick Romano desde prácticamente sus orígenes inmigrantes italianos hasta su descenso a los infiernos de los bajos fondos de Chicago, finalizando con el desenlace del juicio por asesinato por el que es procesado. Sin embargo, el film de Nicholas Ray comienza en el momento que detienen a Romano y Humphrey Bogart (excelente como el abogado Andrew Morton) intentará defenderlo además de contarnos su historia subjetivamente frente a un Jurado en forma de flashback.Esta obra cinematográfica de Nicholas Ray, es la tercera de su interesante filmografía. Autor entre otras de “Rebelde sin causa”, “En un lugar solitario” o la magnífica “Johnny Guitar”, siempre tuvo un estilo directo, a veces violento y duro y sus personajes suelen ser seres atormentados y pocos afortunados, simplemente hay que recordar al James Dean de “Rebelde....”, Joan Crawford de “Johnny Guitar” o James Mason de “Más poderoso que la vida” y como no podía ser de otro modo “Llamad a cualquier puerta” tiene sus personajes amargos como Nick Romano, o incluso el Letrado Andrew Morton (Bogart).Cuando comienza la proyección del film, a modo de introducción y en este caso objetivamente presenciamos el asesinato de un policía en un barrio de Chicago, posteriormente es detenido Romano que solicita el auxilio del jurista Morton. Es cuando conocemos al personaje interpretado por Humphrey Bogart que después de una serie de años con éxito en la Cía. Warner Brothers, recordemos “Tener y no tener” (1944), “El sueño eterno” (1946), “El tesoro de Sierra Madre” (1948), apuesta por su propia productora, Santana Pictures Corporation y se compromete con esta película. En “Llamad a cualquier puerta” representa a un abogado idealista dedicado principalmente al Derecho Civil, así lo dice en determinado momento: “Estuve concentrado demasiado tiempo en documentos y no en seres humanos” y además renunciará a ser socio en un despacho importante de Chicago si participaba en la defensa de este chico, lo que demuestra igualmente su independencia. Una vez aceptada la defensa nos adentramos en la Sala del Tribunal, donde conoceremos al implacable Fiscal Kerman, al Juez y al Jurado que nos los analizará Morton/Bogart. Es verdaderamente aquí cuando comienza toda la acción de la película, cuando observaremos a un chico, Nick Romano, según el narrador –el abogado- inmigrante italiano al que la mala suerte le acompaña y como una sociedad insensata y poco comprensiva no le presta su ayuda para caer posteriormente en un final irremediable.Durante el desarrollo del juicio, fiel al proceso penal con Jurado en los EEUU, y tras las alegaciones iniciales del Abogado defensor y el Fiscal Kerman, asistiremos a unos interrogatorios donde se intentará probar la inocencia o la culpabilidad del chico. En esta fase resulta curioso la implacabilidad del Fiscal donde se le permite absolutamente todo con tal de poder declarar culpable al acusado. Esta circunstancia para un sistema judicial como el nuestro es totalmente inadmisible y probablemente la mayoría de los espectadores puedan pensar que esto ocurre sólo en las películas, sin embargo el rescate de un extracto de la Sentencia del Tribunal Supremo de los EEUU “Williams versus Florida, 399 US 78” de 1970, ya intentaba proteger de este tipo de fiscales a los ciudadanos, dice así:“El Jurado deberá velar por la protección constitucional del ciudadano contra la aplicación arbitraria de la Ley, actuando de barrera frente a las pretensiones avasalladoras del Poder Ejecutivo, frentes a Fiscales corruptos o demasiados celosos en el cumplimientos de sus funciones, y frente a Jueces sumisos, con prejuicios o excéntricos...”. Desgraciadamente lo que presenta el filme en lo referente a la actuación de Fiscal debió de acercarse mucho a la realidad, en todo caso a todos los Nick Romanos de la época le hubieran venido muy bien esta importante Sentencia, más esta llegó con unos 25 años de retraso. Una vez descrita toda la crónica de la vida del delincuente juvenil e intercalando interrogatorios de testigos cada vez más interesantes con todas las características del subgénero del “cine de juicios” con estilo directo y emocionante, Nicholas Ray y Bogart nos llevará - por otra parte lógico- hacia el lado del más débil – el del pobre Nick-. Y es aquí cuando viene el climax de esta obra, en breves minutos y con un ritmo vertiginoso de narración cinematográfica digna de este maestro de Hollywood se desvelará el asesinato y será el momento del informe-alegato final de Morton/Bogart.Como indicábamos, llegará el momento del Abogado Defensor, todos estamos de su parte, está abatido y hundido mirando hacia el suelo con las manos en las sienes, y es cuando Morton/Bogart intentará salvar la vida de Romano con su informe, no nos defraudará.Esto comenzará cuando la cámara con un encuadre espléndido del Aguila que preside el Tribunal y bajando hacia donde está el Sr. Juez girará lentamente y avanzará hasta donde se encuentra nuestro héroe - un Bogart en su mejor momento- donde expresará, en mi opinión, el mejor informe/alegato de la historia del cine de juicios, la mejor manera de finalizar este artículo es quedarnos con algunas de sus palabras:“ ... si, es verdad, el Sr. Nick Romano delinquió, pero con él los hemos hecho todos nosotros. Porque todos formamos parte de la sociedad. Y la sociedad es cruel, egoísta y estúpida; nos escandalizamos por el medio ambiente y se le llama crimen. Denunciamos el crimen, pero rechazamos cualquier responsabilidad sobre él. ¡Y no hacemos nada por remediarlo! Mientras no acabemos con el ambiente que engendró a este muchacho, surgirán veinte para ocupar su puesto, o cientos, o miles. Mientras no arrasemos los suburbios y los reedifiquemos, llamad a cualquier puerta... y os abrirá... Nick Romano”.Frente al Jurado en un plano inolvidable:“... Ruego clemencia al Tribunal. Y hago este ruego en nombre de todos para que, algún día, podamos también obtenerla” (José Manuel Valdayo, de La Toga)
FA 4202