El fin del Estado paternalista
Interesante película de la cinematografía yugoslava que viene a recoger de manera muy acertada el clima político-social de la época en que fue grabada. Todo el film está planteado en clave simbólica de principio a fin. Nos encontramos en la Yugoslavia de principios de los 70. Por aquel entonces la liberalización de la economía yugoslava antes centralizada ya era una realidad, lo cual tuvo como consecuencia una mayor transparencia de ésta. La introducción de mecanismos de mercado en la economía de la federación dio lugar a fenómenos hasta entonces desconocidos como la inflación y el desempleo. El joven y desorientado Milan, protagonista del film, se va a ver completamente golpeado por todo ello convirtiéndose en el paradigma de una juventud para la cual el experimento lanzado por Tito en 1945 significaba más bien poco. La incapacidad de éste para comunicarse con sus padres - y viceversa - respondería a esa rotura generacional en la cual padres e hijos conviven en compartimentos separados y, casi se podría decir, estancos. Frente a la generación de los padres, conscientes del alto precio que se había tenido que pagar por la paz y la estabilidad, del valor de Yugoslavia como proyecto se encontraba la generación de los hijos, abandonada por las exigencias marcadas por el transcurrir del tiempo: grupos nacionales de presión, oligarquías plenamente asentadas en el poder, una competencía político-económica cada vez mayor en el ámbito internacional... todo ello se conjugó para poner fin a muchas de las características fundamentales del régimen yugoslavo como el pleno empleo y la estabilidad de los precios.Milan sería la representación de una juventud incapaz de encontrar estímulos en la Yugoslavia de primeros de los 70 o, al mismo tiempo, su entrega en manos de ideas o proyectos opuestos al talante ideológico de los ideales representados por Tito y su federación. Éste sería el reflejo de esa endémica incapacidad para crecer que, por supuesto, sería una crítica a ese parternalismo titista en el ámbito de la política, que "invitaría" a los ciudadanos a dejar estos asuntos en manos de los "profesionales" del Partido y las instituciones. Su inocencia lo presta a múltiples manipulaciones a lo largo del film, como la que sufre a manos de Stojadin Carnic, una especie de mafioso que capta adeptos entre los desafectos o descontentos con el régimen. Para mí no hay duda de que en este caso concreto Carnic sería la representación figurada del nacionalismo que empezaba a convertirse en principal causa de las tensiones surgidas en el seno de la federación. El mismo año que se presentó la película tenía lugar lo que algunos han llamado la Primavera croata, fenómeno que venía de mediados de la década de los 60 y que reivindicaba una mayor autonomía político-económica para Croacia y el reconocimiento de su cultura nacional distintiva. Todo este movimiento estuvo presidido por una presencia dominante de las juventudes estudiantiles de Zagreb.Hasta cierto punto se puede afirmar sin miedo a equivocarse que el resurgir de las cuestiones nacionales (siempre presentes en estado larvado) tuvo mucho que ver con el hecho de que los jóvenes se encontrarán con múltiples puertas cerradas en su primera toma de contacto con el mundo laboral, político, económico, es decir, plenamente adulto. De hecho hacía tres años que habían tenido lugar las protestas estudiantiles de Belgrado (aquí es imprescindible recomendar una joya como "The Elusive Summer of '68" del genial Goran Paskaljevic, la cual recomiendo encarecidamente). Durante éstas los jóvenes reivindicaban una liberalización política del régimen que sometiera a las élites dirigentes a una mayor transparencia, condenando la endogamia del poder y la formación de oligarquías con extensos privilegios de todo tipo. La crítica fue aplacada y reabsorvida por el régimen de Tito, al igual que ocurrió en otros lugares como Francia o Italia, dando la razón a los estudiantes pero sin muchas concesiones prácticas, de tal manera que la situación se perpetuaría en el tiempo, dejando como única salida el nacionalismo, una de las mayores formas de corrupción del ser humano como tal. El divorcio que lleva a cabo Milan respecto a sus padres es el de Yugoslavia con su juventud, cuando las élites dirigentes fueron incapaces de entender las nuevas necesidades que surgían desde abajo por mucho que la Constitución de 1974 fuera un verdadero ejercicio de equilibrio político encaminado a recoger los cambios experimentados por la sociedad yugoslava en la década y media anterior.Hay otros elementos interesantes como el fracasado matrimonio de la tía de Milan con un hombre que finalmente resulta ser homosexual y que, incluso, lleva a cabo un proceso de cambio de sexo. Podemos creer que nos encontramos aquí con una clara referencia al matrimonio "contranatura", si lo miramos desde la perspectiva de lo que ha ocurrido después y de la lucha que se producía por entonces entre centralistas (encarnados por los comunistas serbios) y los partidarios de una mayor descentralización (que estarían representados por los croatas y eslovenos de la Liga de los Comunistas Yugoslavos, fundamentalmente). Ese cambio de sexo no haría referencia sino a la metamorfosis llevada a cabo por muchos miembros de la Liga o el Partido (son lo mismo) que abandonaron las tesis de la Unidad y la Fraternidad por las del discurso nacionalista cada vez más separatista. Finalmente, el joven Milan, completamente desorientado, acaba perdiendo la virginidad, símbolo de la inocencia por excelencia, con su madura tía, lo cual es significativo, pues desde un punto de vista simbólico sería la apuesta por lo pasado, en lugar de la entrega al futuro. Es la seguridad de la experiencia frente a la inseguridad de lo desconocido, el canto de sirenas (aunque la tía no es precisamente la representación de la idea de sirena que tenemos habitualmente) bajo el que han sucumbido tantos y tantos.(DAVILOCHI)FA 4227
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