Sueños cotidianos
Sumiko Kurishima interpreta a una mujer cuyo marido la había abandonado, tras el nacimiento de su hijo. A falta de otra opción mejor, se ha visto obligada a mantener a su hijo y a ella misma trabajando como anfitriona en un bar de la costa. Cuando el inútil de su marido (Tatsuo Saito) vuelve, su primer impulso es rechazarlo, pero sus vecinos la convencerán de darle una segunda oportunidad. Saito demuestra ser un padre atento y un marido cariñoso, pero en medio de la depresión económica es incapaz de encontrar trabajo (y está profundamente avergonzado de que su esposa mantenga a la familia con su trabajo vergonzoso). Cuando el hijo es herido en un accidente, él trata de conseguir dinero para pagar la atención médica cometiendo un robo. Su esposa se niega a recibir el dinero, pidiéndole que se entregue..
"Fabular, imaginar, anhelar, desear… son innumerables los sinónimos de soñar, uno de los pocos refugios que todavía le quedan al ser humano. Tal vez, una de las más hermosas huidas del día a día, pero también de las más doloras. Dolor, ese es el sentimiento que quizá de forma más precisa nos ayude a entrar en el film que nos ocupa en estas líneas. Soñar cada noche. ¿Quién sueña cuando cierra los ojos y todo se cubre por las tinieblas? ¿Tal vez el pequeño hijo de la pareja protagonista, para quien el mundo no es sino una hermosa fantasía construida a su alrededor, para que no pueda comprender todo el dolor que le rodea? «Sueño cada noche». ¿Quién hace semejante afirmación? El matrimonio protagonista de este film de Naruse ya no puede soñar, como mucho podría anhelar hacerlo. La vida les ha arrancado abruptamente la posibilidad de desear. Ya no hay cabida para la ilusión..."FA 4263
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