EL HOMBRE QUE PODIA RECORDAR SUS VIDAS PASADAS
UN FILM SORPRENDENTE, EXTRAÑO DIFERENTE, QUE
DESAFIA, EL INTELECTO DEL ESPECTADOR.
Contemplando el cine de Apichatpong Weerasethakul, el espectador puede sentirse
tan inclinado a pensar en las estrategias narrativas de la posmodernidad como a
evocar la libertad primigenia de las mitologías fundacionales y la comprensión
cosmológica del budismo. En este film el tailandés se afirma como una feliz
paradoja: un cineasta que parece estar dando forma a un arte futuro, mientras
canaliza una sabiduría antigua. El resultado es una de las obras más completas
y libres de una filmografía que no ha dejado de desafiar al espectador: tan
libre que pone en evidencia la sumisión (al mercado, a la propia identidad
autoral) que condiciona la obra de la mayor parte de sus contemporáneos.
La cena (y sus apariciones) y la conversación entre el protagonista y el
espectro de su esposa en el umbral de la muerte brillan en un conjunto que se
desvía hacia la leyenda, o, por lo menos, lo parece– y no esquiva alusiones a
presentes turbulencias sociales y políticas y a dolorosos cargamentos de culpa
histórica.
Jordi Costa – Fotogramas – España
Bella, sorprendente y fascinante historia de fantasmas, espíritus que buscan la
reconciliación, reencarnaciones, extrañas criaturas y mitologías milenarias que
aborda con lirismo y sensibilidad el tema de la muerte con elementos propios
del budismo. Rodada en hermosos escenarios naturales del norte de la hoy
convulsionada Tailandia, combinando lo real y lo fantástico, la tradición y la
modernidad, resulta la película más "accesible" y
"narrativa" de la singular carrera del creador de Tropical Malady.
Diego Battle – Otros Cines
FA 4782
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