Pequeñas mentiras sin
importancia
Pequeñas mentiras sin
importancia, en la Academia
de Cine. Qué curioso me parece que la sede del cine español sea vecina de la
sede del Partido Popular, con lo que se quieren unos y otros. Hecha esta
pequeña observación, vamos al lío...
Lograr que el público asista durante dos horas y media a una historia sobre relaciones humanas entre amigos sin aburrirse es un mérito que se le puede atribuir a Pequeñas mentiras sin importancia. Y más si se tiene en cuenta que es una producción francesa, y el prejuicio advierte de la lentitud y de la densidad de muchas cintas que vienen dela Galia.
Per o la cinta de Guillaume Canet describe las relaciones en
el seno de un grupo de amigos de toda la vida con agilidad, con gotas de humor,
con catarsis dramáticas que jalonan todo el metraje y con un considerable
dominio del ritmo narrativo. Todo ello a partir de un hecho que planeará sobre
lo que hacen y dicen los personajes: el accidente de tráfico sufrido por un
miembro de la pandilla nada más empezar la película.
Es un film de actores y de diálogos. Y la jugada sale bien porque el elenco interpretativo raya a muy buen nivel (empezando por Marion Cotillard, el principal reclamo comercial) y porque el guión surte de muchos momentos de lucimiento y de muchas escenas atractivas a todo el reparto. En este aspecto, el pero que pongo es la construcción de los personajes: todos bastante típicos, respondiendo a unos estereotipos bastante trillados, aunque por otra parte bien resueltos por el director.
El manejo de la cámara, con bastantes momentos de cámara en mano y algunos plano-secuencias muy interesantes, suponen unos esporádicos momentos refrescantes, rompiendo con la habitual planificación. Y los entornos naturales, los exteriores, dotan de mucho aire y de mucho dinamismo a una propuesta que podría haber derivado peligrosamente en teatro filmado. En ese sentido, son muy de agradecer las secuencias en el barco, constituyendo paréntesis que hacen fluir mejor las escenas en interior.
Y, por supuesto, el director juega con las bazas clásicas de este tipo de películas de amigos: diálogos cómplices, emociones a flor de piel, mezcla de drama y de comedia (bastante acertada en este caso), y, cómo no, una banda sonora que huele a nostalgia que tira para atrás. Canet demuestra habilidad manejando estos recursos y consigue un film agradable y entretenido, aunque podría haber acortado un poco los tempos y resolver alguno de los conflictos de manera más convincente.
En resumen, una buena opción para ir al cine en las próximas semanas...
Lograr que el público asista durante dos horas y media a una historia sobre relaciones humanas entre amigos sin aburrirse es un mérito que se le puede atribuir a Pequeñas mentiras sin importancia. Y más si se tiene en cuenta que es una producción francesa, y el prejuicio advierte de la lentitud y de la densidad de muchas cintas que vienen de
Per
Es un film de actores y de diálogos. Y la jugada sale bien porque el elenco interpretativo raya a muy buen nivel (empezando por Marion Cotillard, el principal reclamo comercial) y porque el guión surte de muchos momentos de lucimiento y de muchas escenas atractivas a todo el reparto. En este aspecto, el pero que pongo es la construcción de los personajes: todos bastante típicos, respondiendo a unos estereotipos bastante trillados, aunque por otra parte bien resueltos por el director.
El manejo de la cámara, con bastantes momentos de cámara en mano y algunos plano-secuencias muy interesantes, suponen unos esporádicos momentos refrescantes, rompiendo con la habitual planificación. Y los entornos naturales, los exteriores, dotan de mucho aire y de mucho dinamismo a una propuesta que podría haber derivado peligrosamente en teatro filmado. En ese sentido, son muy de agradecer las secuencias en el barco, constituyendo paréntesis que hacen fluir mejor las escenas en interior.
Y, por supuesto, el director juega con las bazas clásicas de este tipo de películas de amigos: diálogos cómplices, emociones a flor de piel, mezcla de drama y de comedia (bastante acertada en este caso), y, cómo no, una banda sonora que huele a nostalgia que tira para atrás. Canet demuestra habilidad manejando estos recursos y consigue un film agradable y entretenido, aunque podría haber acortado un poco los tempos y resolver alguno de los conflictos de manera más convincente.
En resumen, una buena opción para ir al cine en las próximas semanas...
Critica de "Pequeñas
mentiras sin importancia (les petits mouchoirs)" publicada el 2011-04-05
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FA 4816
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