“Hay un tipo de pájaro
cantor que cree morirse cada vez que cae el sol. En la mañana cuando sale el
sol, se sorprende de seguir viviendo”
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Dicen que un hombre es
completamente feliz cuando vive sin miedo y eso implica dejar de temer por las
cosas inevitables como el hecho de enfrentarse a la muerte incluso si esta se
presenta en un momento inesperado. La naturaleza dice que como humanos vivimos un
proceso que no termina sino que se completa al fallecer.
Hay dos formas de vivir la
vida: quejándonos por lo que no somos capaces de conseguir y lamentándonos por
todo lo perdido, o aprovechando cada segundo de nuestra existencia como única
opción para vivir con plenitud. Desafortunadamente la segunda opción, aunque es
la más atractiva y LÓGICA, es la más difícil de llevar a cabo, en parte por las
costumbres, la educación y todas aquellas cosas (morales) que nos meten en la
cabeza. Suele suceder que quienes logran este objetivo se enteran cual será su
destino.
Este es el caso de
Annabel, una jovencita a la que le queda poco tiempo de vida tras el hallazgo
de un tumor maligno. A pesar de las circunstancias esta enfermedad no le resta
vitalidad y no agota su pasión por conocer el mundo de las aves. Eso la
mantiene con un espíritu soñador.
En contraposición a
esta circunstancia, Enoch es un joven sano pero infeliz que no supera el duelo
de la pérdida de sus padres. Tras pasar varios meses en coma, al despertar se
ha refugiado en un mundo fantástico en donde Hiroshi, un kamikaze, se ha
convertido en su mejor amigo imaginario.
Como suele hacerlo el gran
cineasta Gus Van Sant, Cuando el amor es para siempre, es una película de
personajes, íntima, en donde cada uno de ellos se complementa en una historia
de amor que vence la barrera del drama y la tragedia. Alguien lleno de vida
pero con escaso tiempo para vivir, le da chispa a otra que se ha desviado de su
camino perdiendo las esperanzas.
Ya está disponible en tiendas
el DVD de esta extraordinaria película existencialista. Por eso este material
incluye 5 complejos reportajes donde se explica la relación entre los
protagonistas principales y el personaje imaginario de uno de ellos.
Restless, título original
de este film, no se trata de aquellas historias que buscan la lágrima pues en
evidencia está la desgracia de una temprana partida y la ironía de un amor
naciente. El film se concentra en los momentos que restan por vivir, en la
necesidad de entregar amor, de sonreír y disfrutar sin pensar en el tiempo o
en cualquier otra consecuencia. Su historia es de esos amores poco
convencionales.
El trabajo de los dos
protagonistas, la ya conocida actriz australiana Mia Wasikowska (Los niños
están bien) y el novato Henry Hopper, es muy bello. Ambos entendieron
perfectamente la transparencia y el buen espíritu de esta historia y la
necesidad de llevar un mensaje moderno, natural y esperanzador sobre el proceso
de la muerte.
La música de la película
es sutil, como la ambientación en tonos rosas y el vestuario vintage de algunos
de los personajes. Restless, es una tragedia abordada desde una perspectiva
menos dramática, con toques tanto modernos como clásicos. Esto aclara la
intención del cineasta de plantear una historia que bien puede pasar en
cualquier espacio o tiempo o persona, pues el DVD también incluye la versión
muda de la película.
Por supuesto, aún sin
verla, ya se sabe cual será su final pero a este llegamos desde otro ángulo,
desde la perspectiva como deberíamos todos percibir y aceptar la muerte, de lo
importante de despedirse con alegría puesto que finalmente, quien se ha ido,
sean cuales sean las circunstancias de su partida, ya ha completado una
parte esencial de su ser y se dirige a su nuevo camino de trascendencia.
Gus Van Sant es un
director que siempre propene cosas novedosas, incluso cuando un tema se ha
tratado mucho. Sus obras se destacan por el estilo, las imágenes y la narrativa
simple en medio de dramas profundos y complejos.
FA 4811
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