El realizador Radu Mihaileanu vuelve a vestir con gran
aspecto y una sencilla emotividad una historia que tiene mucho más trasfondo,
no queriendo progresar mucho más del marco que plantea pero esta falta de
profundidad no resta mérito a un amable planteamiento que implica mucho más.
Sinopsis: En un pequeño pueblo árabe sin identificar, Leila
es una de las mujeres de la localidad que, como todas, tiene que ir a buscar
agua a la fuente a pesar de que representa un peligro para ellas. tras un
último accidente, lidera una huelga de sexo con la reivindicación de que no
mantendrán relaciones con sus maridos hasta que no sea ellos los que van a
buscar el agua.
La reivindicación del papel de la mujer dentro de la
sociedad es una de las luchas universales por muy particular que sea la cultura
propia. Desde el país más avanzado en el mundo en cuanto a igualdad que no ha
culminado socialmente la equitatividad, pasando por todos los continentes,
culturas y religiones, la mujer no es vista como un igual todavía. En este
caso, el director de origen rumano afincado en Francia Radu Mihaileanu se
centra en un pequeño pueblo del norte de África sin identificar que vive según
sus tradiciones milenarias marcadas por una interpretación del Islam para
construir un amable aunque mínimo filme reivindicatorio.
En esta localidad desértica, las obligaciones de las mujeres
incluyen todas las tareas domésticas, entre las cuales está ir a buscar agua a
la fuente montaña arriba. El camino es pedregoso, los tropiezos son fáciles y
las mujeres embarazadas que van a buscarla sufren caídas que provocan abortos.
Para luchar contra esta injusticia deciden declararse en huelga de sexo hasta
que los hombres sean los que vayan a buscar el agua. El por qué no se declaran
en huelga para coger los cubos y buscar el agua es una pregunta que tiene obvia
lógica y quitaría todo propósito al filme, ya que en el fondo la película
quiere asociar la imagen lírica de que el sexo es equivalente al amor.
Todo lo que viene a continuación, las reacciones de los
hombres, los problemas de rechazo que se enfrentan las mujeres y el desenlace
es relativamente previsible y trascurre sin sorpresas. A "la fuente de las
mujeres" se la podría acusar de facilidad en muchos aspectos, en trasmitir
una imagen ligeramente idealizada, de despreciar en demasía le peso de la
realidad y la carga dramática que debería tener el filme y de explorar lo que
supone un cambio de tradiciones profundo de forma superficial. Todo ello es
cierto pero es más que dudoso que esta película quiera ser revolucionaria.
Radu Mihaileanu, como ha hecho en la mayoría de sus filmes,
tiene un trasfondo muy cargado histórica y políticamente, pero aquí es más una
excusa, un escenario al que lo viste con gran belleza y algo de folklore para
entregar una película que transcurre con buen tono, amabilidad y simpatía. Ello
no quiere decir que no tenga su inteligencia ni un buen mensaje de espeto,
comprensión y oposición pacífica e instruida pero el filme nunca pretende o no
tiene el coraje para intentar llegar al hueso.
Aunque también hay que ponerlo en contexto, hablar de la
reinterpretación del Corán aunque sea de pasada puede ser una discusión
intelectual que no rompe ningún tabú en occidente pero que según han demostrado
los últimos años, no es una discusión tan fácil de abrir en algunas partes del
mundo, especialmente en pequeños pueblos remotos del desierto. "La fuente
de las mujeres" tendrá aspecto de bello entretenimiento sin mucha
profundidad pero también tiene el mérito de entregar una sentida historia sin
recurrir a dramatismos que trata con respeto una progresión cultural que es con
aires de superioridad es fácilmente criticable desde fuera.
FA 4784
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