‘El niño de la bicicleta’,
el caperucito de los Dardenne
Uno de los títulos más
esperados del Festival de Cannes 2011 era el drama ‘El niño de la bicicleta’
(‘Le gamin au vélo’), el nuevo trabajo de los belgas Jean-Pierre y Luc
Dardenne, flamantes ganadores hasta el momento de dos Palmas de Oro (en 1999
por ‘Rosetta’ y en 2005 por ‘El niño’). La historia se centra en un chico de
doce años llamado Cyril (Thomas Doret, elegido entre cientos de chavales) y la
mujer que lo acoge en su casa, Samantha (Cécile De France). Aparte de que sería
un auténtico cachondeo que los hermanos ganaran otra vez el premio gordo, creo
que el tono de su nuevo largometraje, más optimista y digerible de lo que
acostumbran, no les ayuda en ese sentido. Y bueno, a falta de ver lo que han
hecho Terrence Malick (se proyecta mañana) o Lars von Trier entre otros, me
parecería injusto destacar a como la mejor película de la sección oficial. Es
un relato interesante y agradable, pero no deja huella, no tiene nada de
especial.
‘El niño de la bicicleta’ arranca con Cyril
intentando encontrar a su padre, Guy (Jérémie Renier, actor fetiche de los
Dardenne). Furioso, incontrolable, Cyril consigue escapar del hogar para niños
en el que ha sido internado y llegar al piso donde vivía con su padre, pero ha
sido abandonado. Tanto la vivienda como el pequeño. La única pero inmensa
alegría que anima a Cyril es que ha podido recuperar su querida bicicleta,
gracias a la generosa Samantha, una peluquera a la que conoce durante su
desesperada búsqueda. Con la ayuda de la mujer, el chico descubre que Guy vive
con una joven a la que está ayudando a montar un restaurante. Cuando el padre
lo rechaza, Cyril no encontrará alivio en la bondad de Samantha, y se meterá en
problemas… Por aquí se dice que es la versión de los belgas de ‘Caperucita
roja’.
Aseguran los hermanos
Dardenne que emplearon prácticamente un año en terminar el guion de ‘El niño de
la bicicleta’, que en un principio fue concebido como un cuento de hadas sobre
una mujer que intenta llevar por el buen camino a un niño agresivo. Cuesta
creer viendo la película que necesitaran tanto tiempo para escribirla, ya que a
la falta de diálogos (que suenan poco elaborados, sin duda para buscar una
apariencia de espontaneidad) hay que sumar la repetición de situaciones y el
escaso, sencillo, desarrollo de la historia; dicho esto, me gusta que no
subrayen los sentimientos o los expliquen, huyendo de lo convencional. Sí que
se plasma mejor en la gran pantalla el estupendo trabajo de los Dardenne con el
niño protagonista, lo que al parecer les obligó a realizar muchos más ensayos
de lo que están acostumbrados antes de empezar a rodar. Me quedo con la puesta
en escena de los realizadores, simple y efectiva, dejando respirar la acción y
espacio para los personajes, y con la labor de los actores, impecables. Lo
peor: la escena del robo, con ese bate mágico que provoca desmayos inmediatos.
FA 4826
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